Una gran cantidad de personas se movilizaron el jueves a las 19 horas, desde 25 de Mayo y Rocamora hasta la plaza Urquiza, donde manifestaron sus reclamos respecto a la angustiante situación por a que pasan miles de profesionales y familias.
Fueron, justamente, las prestadoras (mayormente son mujeres, aunque no exclusivamente) y las familias quienes motorizaron el reclamo, que tiene múltiples réplicas en cada rincón del país, ya que el drama en discapacidad es, principalmente, responsabilidad del gobierno nacional.
“Estoy acá porque acompañar a mi hijo también es acompañar la lucha de quienes lo sostienen, lo estimulan, lo potencian cada semana”
“Estoy acá porque acompañar a mi hijo también es acompañar la lucha de quienes lo sostienen, lo estimulan, lo potencian cada semana. Facu avanza y no es por arte de magia, avanza porque hay personas que lo acompañan profesionalmente, con compromiso, empatía y un saber profundo”, expresó Flavia Ruiz Díaz, una de las tantas madres que acompañaron la movilización.
“Esas personas hoy están reclamando algo tan básico como justo: cobrar en tiempo y forma por su trabajo y que se actualicen los valores del nomenclador que regula sus honorarios. Y queremos decirles que no están solos, las familias estamos con ustedes. Para quienes no conocen esta realidad, queremos contarles qué es lo que atraviesan muchas familias: las sesiones que nuestros hijos necesitan no siempre se cubren en su totalidad; los trámites son interminables, papeles y más papeles; autorizaciones que se demoran, pagos que no llegan. Mientras tanto, muchas veces debemos afrontar los costos de nuestro bolsillo. Algunas familias aún no han recibido reintegros del año pasado, otras han tenido que pagar mes a mes sueldos a quienes acompañan a nuestros hijos para no dejarlos sin sus ingresos y para que nuestros hijos puedan seguir teniendo las prestaciones”, contó, mientras otra de las manifestantes sostenía el megáfono.
“En muchos casos las autorizaciones llegan tarde y algunas familias han debido presentar recursos de amparo para que reconozcan un derecho básico. Muchos profesionales, por su parte, se ven obligados a dejar de acompañar o modificar su forma de trabajo”, describió la mujer, una de las cinco o seis personas que tomó la palabra.
“El acceso a las terapias de los niños con discapacidad no puede depender exclusivamente de las posibilidades económicas de las familias”
Otra fue Silvina Levin, quien es terapista ocupacional. Así describió la situación por la que pasan tanto profesionales como familias: “los honorarios no alcanzan, no se actualizan y no pueden esperar meses por cobrar. No es sencillo para las familias que tratan de poder sostener todas las terapias que requieren sus hijos, y sabemos que efectivamente no todos pueden. El acceso a las terapias de los niños con discapacidad no puede depender exclusivamente de las posibilidades económicas de las familias, porque es una obligación del Estado garantizar el derecho a prestaciones accesibles y de calidad”.
“Hoy, los profesionales de la salud nos sumamos a este reclamo porque entendemos que el sistema de prestaciones básicas terminará desapareciendo. En el presente, la precarización llega a límites insostenibles: la demora de la emisión de las autorizaciones para iniciar los tratamientos; los aranceles extremadamente desactualizados, considerando que la situación actual es crítica, por lo cual se hace muy complejo el poder continuar garantizando tratamientos de calidad”
“La atención que se brinda va mucho más allá de la sesión. Estamos trabajando cuando hacemos los pedidos de tratamiento, cumpliendo con requisitos interminables que en muchas ocasiones resultan sumamente obstaculizadores; estamos trabajando cuando nos reunimos con acompañantes, escuelas, equipos, familia; cuando se contestan mensajes y se resuelven intervenciones, toda vez que son necesarias, sin importar la hora y el día. Y estamos trabajando cada vez que se solicitan informes o documentación para dar continuidad a las prestaciones. Estamos trabajando y eso no se paga”, apuntó la profesional.
“Este año nos encontramos con la novedad de un grave recorte en las prestaciones. No se están autorizando las prestaciones indicadas o se recorta la frecuencia a criterio de cada obra social, dejando sin la cobertura que requiere cada individuo. Por eso, levantemos la voz y luchemos para garantizar el derecho de la salud y educación de las personas con discapacidad”, concluyó la terapista ocupacional. Después tomaron la palabra otras personas que acompañaron el reclamo.
captura de pantalla
por Tati Peralta
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Ryan O’Connell interpreta a Ryan: un veinteañero gay con parálisis cerebral que decide reinventar su vida. Basada en hechos reales, esta serie rompe el molde del «drama inspirador». Aquí hay sexo torpe, trabajo precario y amistades que dudan entre el apoyo y el paternalismo. Humor negro para exponer cómo la discapacidad choca contra un mundo diseñado para cuerpos estándar.
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Mucho más que un hombre con «mente lenta» corriendo por la historia: Forrest es un espejo deformado de la sociedad. Tom Hanks crea un ícono que refleja hipocresías: mientras él vive con honestidad brutal, los «normales» mienten, traicionan y hacen guerras. Su discapacidad intelectual no es un obstáculo, sino un filtro que desnuda las verdaderas discapacidades ajenas.
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Daniel (Pablo Pineda, primer europeo con síndrome de Down en graduarse universitario) no quiere compasión: quiere un trabajo, independencia… y a Laura (Lola Dueñas). Esta película quema los manuales: muestra discusiones sobre sexualidad, el rechazo laboral y el miedo de los «capacitados» al deseo de un cuerpo distinto. Un grito contra la infantilización de las personas con discapacidad.