RADIO, AUTOGESTIÓN Y PERSEVERANCIA

EL FENÓMENO CHUPONAZO

Debe ser el personaje humorístico más conocido en Gualeguaychú. Detrás de Chuponazo está Marcelo Fernández, autodidacta, locutor, conductor, actor y cantante. Todo eso lo deposita en el programa de radio que sostiene hace 17 años, Salsa Criolla (Concepto, FM 98.1). Lo que sigue es una entrevista que hicimos en Digamos Todo (Radio Cero, FM 104.1).

Texto: Luciano Peralta | Fotografía y video: Carla Gasman Vaispapir
Publicidad

– ¿Cómo arrancaste?

– Hace 17 años era una bola sin manija, o sea: no sabía para dónde disparar, no tenía un mango, y con una vieja amiga, jugando entre nosotros, tomando mate a la tarde, empezamos a hablar como locutores, empezamos a impostar la voz, a cantar ritmos y qué sé yo… ella me dijo: tenemos que hacer un programa de radio, boludo, o sea, dale. Yo tengo un conocido que tiene una radio tropical, lo voy a hablar… así empezó.

– ¿Qué radio era?

– FM Caribe, que estaba donde está Remís Oeste, arriba. Había un espacio en la radio los fines de semana y, bueno, empezamos los sábados y domingos. Ni forma de programa tenía al principio. Después ella se bajó porque no ganamos un mango, y la radio estaba medio al pedo, porque no había mucha programación. Yo también estaba al pedo, entonces hablé con el dueño y le dije: che, Isaías, me gustaría venir a la mañana a leer unas noticias, a tomar unos mates y ver qué onda. Bueno, dale, me dijo. Y arranqué así, solito, con Salsa Criolla. No tenía ni una publi, no ganaba un mango… el mes que viene, cumplimos 17 años.

– ¿Por qué Salsa Criolla?

– Porque iba a tener un poco de todo e iba a estar hecho a lo criollo. Después me entero, por una vecina, que Pinti había tenido un espectáculo muy famoso que se llamaba Salsa Criolla… yo, ni enterado. Pero era todo bien criollo, porque ni internet teníamos esa época en la radio, leíamos revistas. Los primeros días fueron re tranqui, hasta que salió lo del Chuponazo, que fue la primera semana.

“Escucho radio de toda la vida, amo la radio, es una gran compañía y siempre tuve buena escucha”

– ¿Comó nació Chuponazo?

– Yo escucho radio de toda la vida, amo la radio, es una gran compañía y siempre tuve buena escucha. Por ahí me dicen: ¿de dónde sacás eso? Lo mío es más un trabajo de escucha que de otra cosa: el poder captar un personaje, cómo habla, cómo piensa, es sobre todo escuchar. Y escuché radio desde chico. Soy nacido y criado en Pueblo Nuevo, en la República. Y, en esa época, en la radio estaba Crazy y estaba Pitito, que hacían humor y cada cual tenía su latiguillo: Estás Crazy Macaya y Ta todo Jamaica. Y, entonces, yo necesitaba algo, algún bolazo, algo que pegue… ahí nace el Chuponazo.


– Es un personaje súper consolidado y debe ser uno de los personajes, en términos de consumo popular, más querido, más conocido…

– Puede ser. En ese momento teníamos un Nokia 1100 y cuando empezaba, era tipo cincuenta mensajes y te llenaban el buzón… los mensajes eran beso, besito, besote, hola te estoy escuchando, beso, besito, besote. Un día me dicen tirame un beso, ¡para!… ¡no!, un beso no, te voy a tirar un chupón, no, un chupón no, bien grandote, ¡un chuponazo! Al rato empezaron: un chuponazo para los albañiles que están acá; un chuponazo para la abuela que cumple años, y yo me reprendía.

¿Vivis de la radio?

– Sí. Y por eso digo que soy un agradecido. Más allá de que a veces tengo esa etapa que quiero patear el tablero, tirar toda la mierda. Sobre todo, porque hago humor, a veces esa energía positiva se te acaba o algún día te levantaste cruzado…

– ¿Y cómo hacés esos días? Porque no es un ratito, son muchas horas de programa…

– La mayoría de las veces, es como cualquier trabajo. Yo lo amo, pero no todos los días tengo ganas de ir a laburar. Sobre todo, en esta época del año que hace frío y lo detesto, me quiero quedar con el perro en la cama y nada más. Pero es ponerte a hacer, cuando vas y estás ahí te hace bien, te cambia el humor, te cambia todo.

– Hablaste del barrio, de los albañiles, ¿Quiénes te escuchan?

– No fue fácil, sobre todo por la homosexualidad. Lo primero que te tiraban era eso del puto que está en la radio.


– ¿Salía eso?

– Salía eso, y eso de que era un programa para negros, una radio tropical y latina. Entonces, como que escuchaban los negros, los barrios. Muchos de otras radios me tiraron con esa. Esa gente no sé ni dónde está hoy (risas). ¡Les mandamos un chuponazo!. Pero después, de golpe, a mí me llegaban mensajes del gerente del Banco Nación, de la señora re paqueta. Hay un montón de gente que es topísima y que me escuchaba en los Prados de la Adelina, en el barrio Parma. La gente se mata de risa, a mí me escucha el empleado público, la gente del hospital, todo el mundo. Me divierte mucho hacer lo que hago y, por ahí, antes era un tabú, pero hoy está la abuela con el nieto (escuchándome). A mi mejor amiga, Maru, la conocí al principio de la radio con un bebé en brazos, ese bebé hoy tiene 17 años y creció escuchándome en la radio. Y uno no toma conciencia que estás subjetivando a un montón de pibes. Eso es muy loco.