NOMBRAR LO INNOMBRABLE
Suicidio en la mesa
Según profesionales, hablar sobre el tema con palabras claras y responsablemente ayuda a que la ideación suicida se reduzca. Por eso, en esta nota la palabra de la licenciada Paula Fischer. Conocer el problema es clave para desmitificarlo.
Llega fin de año y se vive en gran parte del mundo una etapa muy simbólica. Las fiestas no llegan sólo con alegría y pan dulce, a veces nos podemos sentir solos, deprimidos o también cansados por el año que tuvimos y (ya) agobiados por el que va a venir. A veces hay frustraciones por no haber podido lograr determinadas cosas, otras veces se trata de cuestiones vinculares o familiares.
La obligación de compartir con nuestros seres más cercanos y mostrarnos felices suele ser algo que tenemos interiorizado. “Creo que la obligación de estar alegre es el imperativo de la época, parecería que ni debe haber malestar, que debemos ser exitosos, productivos, lindos, entre otros mandatos socioculturales. Las redes sociales reflejan un poco ese recorte irreal que genera falsas expectativas y exigencias en la población”, dice Paula Fischer, licenciada en Psicología e integrante del Área de Salud Mental del Hospital Centenario, con quien hablamos para conocer más sobre el suicidio.
En las fiestas aumentan los casos, por eso es importante desmitificar todo lo que rodea al problema, como sostienen los profesionales de la Dirección Nacional de Abordaje Integral de Salud Mental y Consumos Problemáticos. En esta misma línea, Fischer que se debe hablar, pero hay que hacerlo de manera responsable para poder informar y realizar prevención. “Los intentos de suicidio han crecido mucho este último tiempo en la ciudad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) casi 1 millón de personas fallecen por suicidio en el mundo cada año. Incluso, es algo que está subdiagnosticado, por falta de información fehaciente y porque en muchos lugares aun es un delito, entonces no se determina como motivo de muerte”.
-¿Qué edades son las que tienen más intentos? ¿El género tiene algo que ver?
-La edad y el género tiene mucho que ver, los hombres se suicidan mucho más que las mujeres, un 80% contra 20% (por estructuras sociales del semblante que debe tener el hombre a nivel social). Por otro lado, el suicidio en adolescentes es la segunda causa de muerte a nivel mundial. Luego los adultos mayores de más de 70 años. Esas son las dos franjas etarias en mayor riesgo.
“El suicidio en adolescentes es la segunda causa de muerte a nivel mundial”
-Se sabe que es un problema multicausal, pero ¿hay factores que se repiten?
-La verdad es que motivos quizá sobran, a interpretación subjetiva de cada quien. A pesar de ello, se considera que las autolesiones tienen la finalidad de generar «alivio», el cual, claramente, no llega. Es un tema muy complejo, pero hay más probabilidades de suicidios consumados en trastornos bipolares, esquizofrenia y trastornos depresivos mayores. El estrés sin dudas puede ser un detonante. ¿La soledad? Es uno de los factores de riesgo. El consumo también puede ser un detonante, alguien en estado de intoxicación puede perder la noción de lo que está realizando y en un estado de euforia tener un impulso suicida. También es un factor de riesgo cuando hay un duelo o problemas económicos, por ejemplo.
– ¿Qué tipo de pensamientos tiene alguien que busca suicidarse?
– Primero que nada, las personas no quieren, ni buscan suicidarse, simplemente quieren dejar de vivir como lo están haciendo, con sufrimiento agobiante. Ese es el pensamiento, querer aliviar el sufrimiento. Lamentablemente se puede vivir toda la vida con ideación de muerte, que no es lo mismo que la ideación suicida, ya que esta última puede llevar a realizar un acto suicida.
– ¿Se puede reconocer a una persona que está con ese tipo de pensamientos?
– Yo considero que las personas que atraviesan algún tipo de malestar dan alguna señal, suelen hablar de su malestar, hay que saber interpretar. A veces realizan comentarios como «no aguanto más»; «me quiero morir»; «no encuentro sentido a la vida», «estoy triste», etc. Otras veces no lo expresan verbalmente. Sin embargo, hay indicadores de riesgo como el aislamiento súbito, el cambio de hábitos y rutinas, entre otros, que pueden ser señales de malestar.
“Las personas que atraviesan algún tipo de malestar dan alguna señal, suelen hablar de su malestar, hay que saber interpretar”
La respuesta, aunque suene cliché, nunca es estar solo. Existen múltiples recursos para seguir adelante. Hablar, hacer actividades y cuidar nuestra salud mental es lo más importante. Siempre se sigue, incluso después de un intento de suicidio. Se puede pedir ayuda y también ayudar.
“A un familiar o referente afectivo siempre se le puede transmitir como uno se siente, por lo que es sumamente importante poder escuchar a quien nos manifiesta sentirse mal y no minimizar lo que al otro le sucede”, recomienda la psicóloga consultada. Y remarca la importancia de la ayuda profesional que se puede encontrar en los centros de salud de la ciudad y en el Hospital Centenario, donde hay tratamientos individuales, grupales y una guardia de salud mental que funciona las 24 horas, los siete días de la semana, los 365 días del año.