JUSTICIA POPULAR
Matar por la espalda
La mañana de este viernes dio comienzo el segundo juicio por jurado en el que se juzgará al sargento Javier Mauricio Gómez, quien asesinó a Iván Pérez (24) el 9 de octubre de 2019, durante una persecución en el barrio Molinari. Los detalles del caso.
Pasaron dos años y ocho meses del juicio, el primero con la modalidad de jurados civiles en Gualeguaychú. El mismo quedó “estancado” porque el jurado que debía dar un veredicto sobre la responsabilidad del sargento Javier Mauricio Gómez por la muerte de Iván Pérez, de 24 años, no logró llegar a una conclusión unánime.
Luego de la audiencia Voir Dire desarrollada el jueves, en la que fueron seleccionadas las doce personas que conforman el jurado popular (seis mujeres y seis varones), este viernes comenzó el segundo juicio, que continuará durante el lunes, martes y miércoles de la semana que viene en el Centro Municipal de Convenciones. Si sucede lo mismo que el primero de los juicios y el jurado no consigue la unanimidad sobre la inocencia o la culpabilidad del acusado, éste será declarado “no culpable” y el proceso llegará a su fin.
¿Qué es necesario saber para entender el caso? Primero, que Gómez es el único imputado que tiene la causa, acusado de «homicidio agravado por tratarse su autor de un miembro de las fuerzas de seguridad en abuso de sus funciones», delito que es castigado con prisión perpetua.
En el primer juicio quedó probado que, el 9 de octubre de 2019, en el marco de una persecución por un presunto robo, el uniformado disparó contra Pérez, que huía desarmado, a una distancia de entre 90 y 100 metros. La bala de su 9 milímetros reglamentaria ingresó por la nuca, le atravesó el cráneo y salió: el joven de 24 años murió en el acto.
“Se trata de determinar si el tiro que recorrió entre 90 y 100 metros, ingresó en el cráneo de Iván Pérez para volver a salir fue producto de un ‘error involuntario’ por parte del policía Javier Mauricio Gómez o si hubo gatillo fácil”
“No es posible que en un Estado democrático” un funcionario policial “mate por la espalda, desde una distancia aproximada de 90 metros, a un ciudadano al que perseguía y que no tenía arma alguna que representara un peligro para la autoridad policial”, expresó en 2021 Lisandro Beherán, quien representa al Ministerio Público Fiscal también durante este segundo juicio.
La querella y la representación de la familia de la víctima sigue estando a cargo del abogado Pablo Di Lollo y la defensa de Gómez, del abogado Alfredo Vitale. Mientras que el primero coincide con la fiscalía, el segundo armó su defensa en base a la hipótesis del error involuntario: “es inocente porque no tuvo la intención de matar, el disparo fue involuntario, hubo un rebote”. Por lo que solicitó que su defendido sea declarado inocente.
El proyectil generó un orificio de entrada y uno de salida en el cráneo de Pérez. De hecho, el plomo debió ser rastreado en el lugar luego del disparo. Lo que sostiene la querella, en este sentido, es que, si hubiese existido un rebote, el proyectil debió haber perdido velocidad y hubiese quedado alojado en el cuerpo. Eso no es lo que sucedió.
Por otro lado, respecto a las partes que conforman este segundo juicio, la novedad es que esta vez Alicia Vivian no es la jueza a cargo y su lugar es ocupado por el juez Arturo Dumón. Este no es un dato menor, ya que la querella ha sido muy crítica del accionar de la letrada. “Fue una prolongación de la defensa”, expresó a La Mala una fuente vinculada al caso que probablemente sea citada como testigo la semana que viene.
Si bien el jurado es quien decidirá la culpabilidad o no del acusado, el papel del juez es determinante, ya que está a cargo del proceso y de instruir a las doce personas que conforman el jurado civil sobre cómo analizar los testimonios y las pruebas escuchadas durante las audiencias.
“LOS ARGENTINOS DE BIEN” Y “EL QUE LAS HACE LAS PAGA”
Gran parte del debate del primer juicio se movió en el eje de culpabilizar a la víctima. Por chorro y por falopero, como apuntan sin filtro los discursos más punitivistas. O por sus antecedentes policiales y sus problemas de consumo problemático, como presentaron más o menos elegantemente desde la defensa.
Este punto no es menor, para nada menor. Porque es el jurado popular quien debe considerar culpable o inocente al policía juzgado. Y ese jurado no cayó del cielo, es parte de la sociedad en que vivimos, son nuestros vecinos y vecinas. El peso del discurso que divide a la sociedad argentina entre buenos y malos, entre “los argentinos de bien” y los argentinos de mal, sostenido por el presidente electo con la mayor cantidad de votos de la historia democrática de nuestro país, se vuelve central en este debate.
Claramente, desde esa mirada punitivista y desde el más absoluto sentido común, ese que representa la “gente común” que integra el jurado, quien roba quedaría afuera de eso que Javier Milei llama “los argentinos de bien”. Sería parte del mal, entonces que lo maten por la espalda de un tiro en la cabeza sería justo y no un escándalo de dimensiones. “Un chorro menos”.
De la misma manera podría funcionar otro de los slogans de campaña de quien será, en unos días, la máxima autoridad política del país: “El que las hace las paga”. Para el caso en cuestión, funcionaría de la siguiente manera: si cometés algún delito, báncatela. Si robás en el barrio en el que vivís, te pueden matar de un tiro por la espalda, sabelo.
Este punto es central. Porque corre la cuestión a ser juzgada: no se trata de decidir sobre las conductas o el estilo de vida de la persona asesinada, eso no es lo que se debería juzgar. Se trata de determinar si el tiro que recorrió entre 90 y 100 metros, ingresó en el cráneo de Iván Pérez para volver a salir fue producto de un “error involuntario” por parte del policía Javier Mauricio Gómez o si hubo gatillo fácil. La semana que viene, cuando termine el segundo juicio, lo sabremos. Si no hay unanimidad en la postura del jurado, la tercera opción será la impunidad.