LOS MUCHACHOS PERONISTAS

INTERNAS EN EL PJ

LOS MUCHACHOS PERONISTAS

Las desprolijidades están a la orden del día, pero poco importa eso en un partido como el Justicialista, donde los marcos institucionales siempre pueden correrse un poco más si las circunstancias lo demandan. Hace una semana el oficialismo y la lista opositora vienen conversando sin resultado alguno. “No hay más diálogo”, reconocieron de un lado; “parece que vamos a elecciones”, anunciaron del otro. Son cerca de10.500 las y los afiliados en condiciones de votar el 10 de marzo en el departamento Gualeguaychú.

Texto: Luciano Peralta

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Ilustración: Diego Abu Arab

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El peronismo es el espacio político de mayor representación popular de la Argentina. Es quien reconoció los derechos de los trabajadores históricamente explotados y los hizo Constitución Nacional; quien hizo votar a las mujeres y generó un ascenso social sin precedentes en el país. También fue seno de la Triple AAA y responsable de rifar el país en los 90’. El peronismo fue Néstor Kirchner y épica revolucionaria; es Cristina, la patria es el otro y el olvidable gobierno de Alberto Fernández que generó las condiciones para que hoy gobierne el país un anarco-capitalista.

El peronismo es eso y mucho, pero mucho, más. El peronismo puede ser progresista o conservador; dignificante para las grandes mayorías o la herramienta para enriquecer los bolsillos de unos pocos (que no son tan pocos) dirigentes políticos, sociales y sindicales. Debe ser por eso que las discusiones internas no suelen ser el fuerte de un partido que, así y todo, ha sobrevivido a todas las crisis políticas y de representatividad de los últimos 70 años (de los cuales 18 estuvo proscripto).

Ahora bien, vengamos a la coyuntura que nos convoca: Desde el sábado 17, día límite para la presentación de listas para las elecciones internas del 10 de marzo, el oficialismo y la oposición de Gualeguaychú vienen conversando/negociando la conformación de una lista única. Dicha discusión se ha extendido mucho más allá de los límites establecidos (pero eso no importa, “esto es el peronismo”, justificó uno de los dirigentes envueltos en las negociaciones). De hecho, hoy se cumple una semana de idas y vueltas y el resultado es cero. No hay acuerdo y, tal como parece, finalmente habrá elecciones internas en Gualeguaychú. Una buena noticia para la democracia de cualquier partido; una noticia poco grata para la buena salud interna del partido de Juan Perón.

OFICIALISTAS VS. CRÍTICOS

El intendente de Santa Elena, Daniel Rossi, había expresado su intención de conducir el partido a nivel provincial. Lo propio había hecho el ex ministro y diputado nacional Marcelo Casaretto. Los nombres en danza eran más, pero, fiel al estilo pejotista, después de un par de reuniones, el sábado pasado se oficializó el nombre de José Orlado Cáceres y el exvicegobernador de Uribarri se convirtió en la figura de la unidad.

La bajada para el resto de la provincia fue clara: si no hay unidad, genérenla. Con esa consiga, ya presentadas la Lista 2 “Unidos por el Peronismo” y la Lista 102 “Reconstrucción Peronista”, para conducir los destinos partidarios del departamento Gualeguaychú, los dirigentes locales (y digo “los” porque las mujeres peronistas siguen siendo minoría y, salvo excepciones, no participan de las negociaciones) pusieron manos a la obra para acercar posiciones.

Esta semana, el oficialismo de la Lista 2, donde confluyen las mayores figuras de peso, como Esteban Martín Piaggio, Juan José Bahillo y Guillermo Michel, salió amostrar a su candidato, el ex titular de la Caja Municipal de Jubilaciones, Gustavo Vela. Mientras tanto Bahillo, hoy diputado provincial, encabezaba las charlas con el otro sector, representado por Martín Roberto Piaggio, a veces, Héctor Maya o Felipe Martínez Garbino, hijo de Emilio, el exintendente.

Antes, no hay que olvidarse, Luis “Lulú” Aguilar -que fue derrotado por Esteban Martín en la interna de 2016- comunicó su paso al costado. El dirigente de UPCN, quien encabezaba la lista disidente, lo hizo de una manera muy particular: envió un audio, cargado de dramatismo, en el que expuso mejor que nadie la lógica del internismo pejotista: su “jefe gremial”, el “compañero (José) Allende” había arreglado bajarlo de la candidatura como parte de las negociaciones a nivel provincial.

“Es parte de las frustraciones más importantes de mi vida, realmente no sé cómo seguir. La persona que me sigue en la lista es la compañera Camila Ronconi, excelente persona y una excelente dirigente”, expresó Aguilar en un audio que envió a “compañeros, compañeras y amigos”.

A esta altura, siendo parte de un gremio como UPCN, conducido hace 30 años por Allende, que entre otras causas judiciales fue condenado a dos años de prisión preventiva por amenazar a un periodista, Aguilar tendría que tener el cuero curtido y entender que es una ínfima parte de un entramado de poder del que, los simples mortales no tenemos noción. Pero bueno, ese es problema de Lulú.

Lo cierto es que, por corrimiento, Camila Ronconi encabezaría la lista disidente, pero la excandidata a viceintendenta no tiene intenciones de presidir el PJ. Esa es una ventaja para el oficialismo: ¿quién competiría con Gustavo Vela? ¿Maya? ¿Martínez Garbino? No se sabe. Martín Roberto está descartado, ya que, por acuerdo provincial, ocupa un lugar en la lista de congresales provinciales.

CAMINO A LAS URNAS (O NO)

El jueves, la Lista 102 “Reconstrucción Peronista” realizó un plenario en el partido, del que salió un documento en el que se cuestionó la falta de participación en la toma de decisiones de la conducción. “La principal diferencia consiste en que mientras que la lista 102 se conformó en reuniones abiertas que incluyen los dos plenarios peronistas, las tradicionales reuniones de los lunes en la sede partidaria y otras reuniones extraordinarias que se convocaron siempre de forma abierta, la otra lista -nº 2- se confeccionó a puertas cerradas (y quizás sólo por mensajes y llamados telefónicos)”, cuestionaron.

No alcanzó el gesto del oficialismo de correr para el lunes la presentación de listas (estaba anunciada para ese mismo día). Tampoco el ofrecimiento de siete de los 15 lugares del consejo departamental en disputa: Vela a la cabeza y, abajo, siete para cada lado. Los disidentes quieren discutir la cabeza, ficha que el oficialismo no está dispuesto a negociar.

Así las cosas, y con la oposición castigada -la baja de Aguilar implicó la salida de 17 candidatos más, todos de UPCN, y el consecuente recambio-, todo parece encaminarse a la disputa electoral interna. Será el 10 de marzo y el padrón indica que cerca de 10.500 afiliados y afiliadas del departamento están en condiciones de votar. Salvo que, en las horas que siguen, los muchachos peronistas se pongan de acuerdo y anuncien la unidad. Todo puede pasar, el final sigue siendo abierto.