“Es un partido parejo en el clásico rioplatense. Van 15 minutos del primer tiempo y el arquero de la selección celeste, Andrés Mazali, tras un remate del argentino Tarasconi manda la pelota al córner. Onzari acomoda la pelota, le va a pegar con su pierna derecha”.
“Onzariiii gol gol goool golazo goool de Argentina. Onzari le pegó con pierna derecha y el balón hizo una comba extraña para cerrarse y meterse en el arco sin que nadie pueda tocarla. El esfuerzo del arquero uruguayo no pudo contener el remate. 1 a 0 para la Selección Argentina”.
Estamos viendo, Víctor Hugo, cómo algunos jugadores uruguayos se acercan al árbitro. (…) Por las señas del jugador uruguayo parece que lo que le están diciendo es que nadie tocó la pelota. El árbitro está yendo a la mitad del campo. Parece que el gol va a ser convalidado. Una genialidad del delantero Onzari pone en ventaja al seleccionado argentino”.
El guion tiene la voz Víctor Hugo Morales y Alejandro Apo, en la reconstrucción de la -también- primera transmisión radial de un partido de fútbol, hoy disponible en el Instagram del FestiGol Olímpico (https://www.instagram.com/festigol.olimpico) del que hablaremos seguidamente. El mismo partido en el que Cesáreo Onzari mete la pelota desde el córner, ante la selección uruguaya, que venía de ganar las Olimpiadas. Argentina gana 2 a 1 frente a 37.000 espectadores y este gol devino en la famosa y encantadora categoría de gol olímpico.
Ricardo Varallino, el árbitro, convalida el gol porque estaba enterado de la nueva regla de la International Board, que dos meses antes había reglamentado el córner como tiro libre directo. Oficialmente, el argentino se convertía en el primer gol “olímpico” en la historia del fútbol.

El pasado 2 de octubre se cumplieron 101 años del hito de la historia internacional del fútbol y, desde el centenario, se está gestando en el barrio de Barracas un movimiento comunitario que busca reivindicar su sentido de pertenencia y su lugar épico en la historia deportiva.
En ese proceso, a los impulsores del FestiGol Olímpico -Pablo Valerio, Guadalupe Vázquez y Gabriel Moscovisi- se les presentó un problema: el estadio donde se realizó el gol, perteneciente a Sportivo Barracas, fue demolido en 1942. Trabajo para Arqueoterra: encontrar la tierra sagrada del gol olímpico, los restos del estadio sepultado.
El origen de nuestra pasión se robustece con la práctica comprometida de estos hinchas que ven en nuestra argentinidad la singularidad de los campeones del mundo. Entonces, a Barracas fuimos a seguir develando la mitología del fútbol moderno. Allí, el motor y el origen de la identidad tan colectiva de nuestro preciado deporte.
¿CUAL ES EL OMBLIGO DEL FÚTBOL?
Desde el proyecto de investigación científica “Arqueología y Fútbol”, de la Cooperativa de Trabajo Arqueoterra Ltda., se ha desarrollado una perspectiva particular en la reconstrucción y puesta en valor de la historia del fútbol en Argentina. Primero, con el Club Atlético Lanús (2019-201) y luego con el Club Atlético Platense (2022-2025), se ha trabajado en el acompañamiento de procesos comunitarios de apropiación territorial, en la recopilación de memorias orales y en la indagación de restos materiales soterrados de las instituciones ya centenarias.
En el año 2024 fuimos convocados por la comisión del Festival Gol Olímpico, compuesto por referentes de organizaciones sociales locales. Entre ellos, Pablo y Gabriel, profesores de la Villa 21-24 que llevan adelante su trabajo con profesionalidad y compromiso social. Con los pibes de la barriada, los bomberos voluntarios y la vecindad, en sintonía con los derechos de las infancias y su propio derecho cultural de reconocer la identidad única que los compone, fundaron en articulación con el Club Sportivo Barracas el “Festi Gol Olímpico”, realizando el 5 de octubre del 2024 el festejo a los 100 años. En su culminación se llevó a cabo una “vuelta olímpica” por donde estaba emplazado el estadio arqueológico de Sportivo Barracas de 1920 a 1942.

En el análisis histórico se reconoce que el predio donde estuvo ubicado el estadio en el barrio de Barracas, entre las actuales calles Iriarte, Perdriel, Luzuriaga y Río Cuarto, fue parcelado y su loteo pasó a manos de propietarios particulares. Por si fuera poco, el antiguo predio del campo de juego, fue atravesado de forma longitudinal por la apertura de la actual calle Rio Limay.
El “sondeo” arqueológico (el pozo realizado) tuvo una dimensión de 160 cm. x 160cm. y fue hecho en el patio de una vecina, allí donde estuvo localizada una de las esquinas de la épica cancha. Se identificaron 7 unidades estratigráficas (UE: capas de tierra o de otros sedimentos) y se llegó, como máximo, a 184 cm. de profundidad. Entre tanta tierra, se pasó al análisis en el laboratorio.
Con el trabajo analítico la tierra del “gol olímpico” fue identificada: probablemente esté entre los 50 y los 80 cm. de profundidad de la superficie (UE 5 y UE 6 del informe de Arqueoterra). Sus restos, demoliciones y acumulaciones de basura del siglo XX, quedaron soterrados y por encima se expandió la ciudad.
Hoy, el pálpito comunitario sigue creciendo. Auspiciosamente, el domingo 12 de octubre (la semana que viene) realizarán la segunda edición del “Festi Gol Olímpico”, con música en vivo, representaciones históricas y activaciones sociales, en una de las cuales Arqueoterra presentará estos hallazgos.
Como el sentido de las cosas, la importancia de los hechos y de las investigaciones se construyen con otras personas. Lejos de la Europa o de Arabia, donde los jugadores cobran millones y juegan para ojos coloniales, aquí en Barracas y en Argentina buscamos volver a la soberanía y a la importancia de lo propio.
¡Que cambie el ombligo del fútbol un mito a la vez! ¡Una leyenda narrada, retratada y reapropiada, la carne latina es fútbol!