La historia de Maelo tiene un final feliz, pero atravesó un tiempo en el que sus padres hicieron lo imposible para que hoy esté creciendo al lado de ellos. A falta de un servicio que pueda recibir a un bebé tan prematuro, Mateo y Gianella viajaron a Concordia para que su hijo pueda nacer y sobrevivir a un nacimiento de 26 semanas de embarazo.
Tras superar este gran obstáculo, la situación de Maelo se complicó cada vez más, así que solo quedó una opción para seguir luchando: el Garrahan.
Este hospital, sinónimo de atención pediátrica de calidad, vio a esta familia (entre tantas otras) sufrir y la acompañó, mientras los profesionales hacían lo que mejor saben hacer: salvar vidas. Hoy, son esos mismos médicos y residentes los que se encuentran en las calles luchando por salarios dignos y por la tan preciada salud pública de nuestro país, que muchas veces sólo se valora cuando nos toca pasar momentos extremos. Este es el caso de Maelo, transmitido para La Mala por su papá, Mateo.