LOAN, LIAN Y CUÁNTOS MÁS

DOS NIÑOS ESTABAN JUGANDO, ANTES DE DESAPARECER

Juegan. ¿Qué más podrían hacer? Si el futuro les sobra, si tendrán tiempo para pensar de más. Juegan con la inocencia atravesada en sus miradas, en un mundo que parece tener tanto para mostrar, un mundo que se siente tan inmenso al lado de esas callecitas en las que corren descalzos sin preocupación, donde rara vez hay que correrse para darle paso a un auto.

Texto: Zul Bouchet | Ilustración: Tavo Bolzán
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Dos niños estaban jugando. Nadie los volvió a ver.

Durante 2023, el Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas (Rnipme) informó que había 3.115 búsquedas activas de niños, niñas y adolescentes en el territorio argentino. Fueron 687 los nombres agregados a la lista en 2024. Missing Children Argentina reportó, durante un informe realizado el noviembre pasado, 138 niñeces en búsqueda.

Actualmente, hay dos nombres que resuenan, rodeados de incertidumbre y dolor. Pareciendo tan iguales, teniendo tanto y a la vez tan poco que ver.

En junio de 2024, a 176 kilómetros de la capital correntina, en la localidad de 9 de Julio, que no llega a los 2.300 habitantes, Loan Peña jugaba con sus primos mientras buscaban naranjas. “Se perdió”, titulaban los medios a las pocas horas. Loan tiene 5 años, la tez trigueña, se lo ha visto alegre bailando chamamé, música típica de la provincia que lo vio nacer. Delgado, de ojos marrones, cabello corto y castaño, con aproximadamente 80 centímetros de altura. 

En febrero de 2025, ocho meses después, a 182 kilómetros de la capital cordobesa, en la localidad de Ballesteros Sud, que no llega a los 1.000 habitantes, Lian Flores jugaba en el patio de su casa. “Fue visto por última vez a las 15 horas”, titularon los medios a partir de ese sábado. Lian tiene 3 años, cabello corto y negro, mide cerca de 90 centímetros de altura.

Ambos estaban jugando, antes de desaparecer. Cuya única preocupación debería ser estar en la mesa a la hora de la merienda, el beso de sus padres antes de irse a dormir y tener el guardapolvo limpio a la hora de ir al jardín. 

La Mala diálogo con la abogada especialista en derechos penal Corina Beisel para comprender algunas cuestiones centrales en las búsquedas, los procedimientos y el accionar frente a los mencionados casos.

– Además de las características en común que existen entre los infantes, ¿existen similitudes en las desapariciones y en el accionar de búsqueda?

– Puedo observar algunas similitudes de acuerdo a lo que ha trascendido periodísticamente, se trata de dos niños pequeños que estaban bajo la esfera de cuidado de sus familiares y en ese contexto se produce su desaparición. Por lo menos en lo que trascendió, los criterios de búsqueda fueron similares. Si bien entiendo que el caso Loan tuvo una gran repercusión mediática, no sé si porque el contexto del país era otro y demás, pero hubo mucha, pero mucha, intervención de la prensa.  

– Más allá de las pistas que se comprende van guiando los rumbos de acción, en ambos casos se dieron rápidamente varios giros procesales, ¿a qué se deben estos cambios?

– Los giros procesales se pueden dar por una multiplicidad de factores, que pueden ir, desde respuestas negativas a determinadas diligencias probatorias que se hayan dispuesto a situaciones de presión, muchas veces provenientes de los medios, o a presiones de las familias que, por supuesto y obviamente, quieren celeridad. Pueden pasar un montón de cosas que generalmente los ciudadanos de a pie desconocen.

– ¿Qué lugar tiene ahí la especulación?

– Las especulaciones ocupan el lugar que el investigador les quiere dar. Hay investigaciones que se dejan presionar por las circunstancias, por los medios, o permiten que eso pase, y en otros casos no. Conozco investigadores que se ciñen al objeto de la investigación y no se dejan intimidar, no dan lugar a las especulaciones ni a presiones de ningún tipo, ni del sector político ni del periodismo, que muchas veces, con la lógica de la tarea de comunicar, genera presión. La especulación tiene el lugar que el investigador permite que se le dé. Luego, en cuánto a la opinión de la ciudadanía, claramente tienen derecho a opinar. Siempre que no entorpezca la investigación.

– ¿En qué momento se debe realizar la denuncia formal ante una desaparición?

– Ante la desaparición de una persona la denuncia se tiene que hacer de forma inmediata, no hay que esperar ni 24, ni 48 horas, hay que denunciar de modo rápido. Para poder hacer una intervención eficaz. Si esa persona tuvo una conducta extraña, es decir, no regresa a su casa a la hora que suele regresar o no contesta el celular, etcétera, hay que realizar la denuncia de forma inmediata. Si en la comisaría no te la quisieran tomar, tenés que dirigirte a alguna dependencia del Poder Judicial, a mesa de entrada, de información permanente o a la Fiscalía, de acuerdo al lugar de que se trate, y comunicar toda la información ahí.

– ¿Qué tiempo tienen las respuestas de la Justicia?

– En mi experiencia, en líneas generales, la Justicia actúa bastante rápido. En Paraná, por ejemplo, contamos con la Unidad Fiscal De Niñas y Adolescentes, que en forma permanente está haciendo campaña de búsqueda ante denuncias de desapariciones de niños, niñas y adolescentes. Por supuesto que puede haber excepciones a estos lineamientos generales, las cuales pueden deberse a lamentables intervenciones, errores humanos u otros motivos, que han pasado y que por supuesto no van a dejar de pasar.

En Argentina, ante casos como el de Loan y Lian, se ha decretado rápidamente la Alerta Sofia. Un sistema para la búsqueda de niños desaparecidos, implementado desde marzo de 2019. El mismo sigue un protocolo de máxima difusión de información y colaboración. ¿Es un factor decisivo en las búsquedas?

– Alerta Sofía es un modelo que replica otras experiencias en el mundo, destaco que prevé el trabajo articulado entre organismos gubernamentales y no gubernamentales porque involucra la intervención, no solamente del Poder Judicial sino también de medios periodísticos, redes, etcétera, y prevé que la intervención se haga de modo rápido. Si es un factor decisivo para casos así, no lo sé, tengo mis dudas. Puede ayudar, es cierto. Nunca podremos saber si es decisivo porque los casos penales con estas características pueden terminar en cualquier resultado. De lo que sí estoy segura es que siempre, para este tipo de casos, es mejor que se aplique, a que no.

– ¿Qué cuestiones deberían priorizarse en estas situaciones, además de las acciones de búsqueda?

– Todos tenemos el deber de respetar los derechos de las infancias. Por eso, cuando pasan estas situaciones, observo con mucho dolor que no se respeta la privacidad de la familia, el dolor, el derecho a esa intimidad. Se las expone muchísimo, más allá de lo necesario. No solamente en cuánto al periodismo atañe, sino también en la sede judicial, donde muchísimas veces se los revictimiza y se los expone prácticamente a niveles inesperados e inusitados. Obviamente, esta es una opinión personal.

¿Qué hace falta para que las respuestas sean más eficaces?

– A la hora de dar una respuesta rápida y eficaz, falta más compromiso y mayor conocimiento. Falta un obrar que no esté en modo automático. No quiero ser injusta con mucha gente comprometida que trabaja tanto en el Poder Judicial como en las áreas de comisarías y demás organismos de protección del derecho de los niños, niñas y adolescentes, pero en líneas generales, si me preguntas ¿qué falta? Entiendo que el conocimiento y el compromiso son factores condicionantes. Debemos exigir a las personas que están con tamaña responsabilidad que estén a la altura de las circunstancias y, como sociedad, no debemos dejar pasar estás situaciones.

Dos niños, deberían estar todavía jugando.