CONSTRUIR COMUNIDAD EN MEDIO DE LA DESIDIA Y EL ABANDONO
Organizaciones y pueblos originarios se unen bajo las mismas banderas: arriba los salarios, arriba los derechos, arriba la wiphala, abajo las reformas.
Todos los años se repite un canto: ¡A pesar de todo, les hicimos el encuentro!
El marco político y económico poco favorable no impidió que este 11, 12 y 13 de octubre se llevara adelante el 37° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries en la ciudad de San Salvador de Jujuy. Sede elegida el año previo por la brutal represión que atravesó la vida de los jujeños bajo el gobierno de Gerardo Morales, así también, por la resistencia constante de los pueblos originarios al avasallamiento de sus comunidades, el saqueo y la expoliación de los recursos y las tierras que habitan.
Volviendo fundamental comprender que los cuerpos son atravesados por los territorios, más de 60.000 personas se acercaron desde todos los rincones del país para participar del evento, llegando el día de la marcha principal a alrededor de 80.000.
Foto: Yésica Patto
Si bien el Encuentro suele tener como objetivo pensar y articular estrategias para hacer frente a las desigualdades de género que perduran en la sociedad, este año tuvo, por la particularidad del contexto, por las políticas de ajuste, por la crisis política y económica, por los retrocesos en materia de derechos -sobre todo para mujeres y disidencias-, una denuncia concisa hacia el gobierno de Javier Milei, durante el cual se agudizaron todas las problemáticas.
Era más necesario que nunca la manifestación de la disconformidad, el demostrar que se piensan planes de lucha y formas de revertir la cultura de odio que se impulsa desde una gestión que tiene a las minorías como principal enemigo público. Dejar en claro, con las calles colmadas de federalismo, que hay cientos de voces que no se dejaran silenciar pese a la violencia, el miedo y la persecución que padecen.
Foto: Analía Morales
Desde diciembre de 2023 se viene intentando desarmar las leyes, las políticas implementadas y los derechos conquistados, apuntando a desarticular todo tipo de organización que involucre a los populares, sin atisbos de realidad: las piedras no rompen los movimientos, al contrario, los potencian.
Los feminismos que se reunieron en Jujuy son conscientes de las consecuencias del avance de la ultraderecha fascista, propia expresión de un sistema capitalista y patriarcal que concentra su poder pisoteando a otros. La situación en Argentina desde hace varios meses es grave, se inició un programa de ajuste y transferencia de ingresos que afecta directamente a la clase trabajadora, un programa de saqueos de recursos naturales, de destrucción del Estado y de fuga de divisas, sumando ataques directos a la salud y la educación pública. En ese marco, mujeres y diversidades suelen ser las más afectadas, no solo por la pobreza, la desocupación o el empleo precario al que se ven sometidas, sino, además, por la eliminación y los retrocesos en las políticas y las herramientas que habían ganado para su protección. Dichas vidas están más en riesgo que antes, con la instalación de la misoginia, bajo un gobierno que legitima y fomenta el machismo, lejos de detener los femicidios y garantizar seguridad, se amplía la vulnerabilidad.
Foto: Jimena Talavera
Fiel reflejo de los peligros en aumento ha sido lo sucedido poco antes de la marcha encuentrera central: mientras miles de mujeres discutían y forjaban redes, mientras miles de mujeres transitaban la provincia con la alegría y la fuerza que da saber que hay gente peleando aun contra las injusticias, una mujer fue asesinada por su ex pareja en la capital jujeña. El atacante, un ex policía, fue detenido y entregado por los vecinos que acudieron en auxilio sin poder evitar el desenlace final. Fue el segundo femicidio en los últimos 15 días.
Parte de la culpabilidad de las muertes acontecidas en este periodo es claramente de quienes aplauden los recortes presupuestarios y la eliminación de programas de asistencia en materia de violencia de género, quienes avalan el achicamiento o la eliminación de ministerios, sin comprender ni observar la realidad. Pese a que sería necio, e incluso inocente, creer que las políticas tal y como estaban solucionaban el problema, eran un gran paso para intervenir y ayudar en el camino hasta el cese final de la violencia machista.
Y a quienes preguntan permanentemente “¿dónde están las feministas?”, “¿dónde están los pañuelos?”: Ahí están. Construyendo desde lo colectivo, luchando desde la unidad. Inundando las calles de alegría contra la crueldad que pretenden imponer como forma de vida, remarcando su derecho a divertirse frente a los dolores y las perdidas. Potenciándose porque la noche no es eterna, es solamente oscura.