¿QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO?

100 EDICIONES PARA PENSAR UN PAÍS

Cien semanas, de forma ininterrumpida, hicimos esta revista. Sin plata y sin jefes. Con la convicción y las ganas que motorizan las cosas importantes. En el medio pasó de todo, ustedes ya saben. Lo que sigue es un repaso de los hechos políticos más relevantes de estos casi dos años. En la pluma de nuestra compañera Agustina Díaz, las vicisitudes a las que sobrevivimos. ¡Brindamos por eso!

Texto: Agustina Díaz | Fotografía e ilustraciones: Carla Gasman Vaispapir - Diego Abu Arab
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EL TIMING DE LA MALA

Nadie puede poner en duda el timing de esta revista que elegimos llamar La Mala. Nacimos en simultáneo a los comicios nacionales de octubre de 2023 que pintaron el escenario que se avecinaba. Un mes después, paradójicamente, en el cuarenta aniversario democrático argentino, se impuso políticamente el partido de La Libertad Avanza, una fuerza de ultraderecha, cargada de discursos y simbología fascistoide, pero capaz de conquistar con su retórica discursiva a un electorado harto y desahuciado.

La experiencia del Frente de Todos llegaba a su fin tras cuatro años de inflación descontrolada e insólitas internas intergubernamentales. Como le pasó al PRO macrista en 2019, el oficialismo albertista no fue una opción reelegible para una ciudadanía asolada por una economía sin control y salarios a la baja.

El 10 de diciembre de 2023, Javier Milei se calzó la banda presidencial y Victoria Villarruel juró como vicepresidenta teniendo en su haber, como máximo mérito, ser una negacionista de la dictadura. De inmediato, el nuevo gobierno apeló a una fuerte devaluación para iniciar el plan de ajuste más drástico de la historia argentina. El Estado se desguazó de un modo tan brutal que las reformas menemistas parecieron modestas. Las áreas de Derechos Humanos y género fueron las más castigadas, como signo de los nuevos tiempos.

En Entre Ríos, después de cinco gestiones continuadas del peronismo, el ex ministro del interior de Macri, Rogelio Frigerio, alcanzó la gobernación. Su perfil moderno y productivista fue bien recibido en una provincia arrastrada por el viento de cola nacional y desgastada por la mediocre gestión bordetista, incapaz de convocar a más sectores. Tal fue la derrota justicialista que se perdieron municipios gobernados por el peronismo dese hacía décadas, como Concordia y Gualeguaychú.

“El enojo social frente al sistema político argentino sirvió como anestesia. Masivos despidos públicos preanunciaron el desguace de ciento de políticas y servicios públicos esenciales”

Frigerio tardó medio termo de mate en alinearse al presidente Milei, quien se mostraba totalmente desbocado como producto de su triunfo. La violencia en las redes sociales proferida por tuiteros oficialistas, el sarcasmo en las conferencias del vocero oficial Manuel Adorni y los primeros atisbos represivos ante las incipientes resistencias opositoras inauguraron un clima de época en el que el insulto ganó espacio como nunca antes.

El enojo social frente al sistema político argentino sirvió como anestesia. Masivos despidos públicos preanunciaron el desguace de ciento de políticas y servicios públicos esenciales. El “odio a la casta” justificó decisiones arbitrarias, torpes e ineficaces, que sólo empeoraron la situación general. Tan ciego fue ese odio que se tragó un gabinete libertario lleno de viejas (y nefastas) figuras: Bullrich, Francos, Scioli, Toto Caputto y Sturzenegger reemergieron para volver a hacer de las suyas.

Con el gobierno libertario el impuesto a las ganancias regresó y el vínculo con el FMI se puso más turbio que nunca. La universidad pública, el Conicet y algunas artistas opositoras se transformaron en enemigos oficiales.  

La cosa empezó a ponerse mal para muchos sectores, pero para el gobierno todo iba viento en popa.  Así fue como el primerizo gobierno de La Libertad Avanza consiguió la aprobación de la “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” con la complacencia de radicales, macristas y algunos peronistas, entre los que se encontró Edgardo Kueider, mano derecha del ex gobernador Bordet.

LOS BOLSOS DE KUEIDER, LA PUNTA DEL ICEBERG

El 4 de diciembre de 2024, fue detenido en Ciudad del Este (Paraguay) el senador nacional por el peronismo entrerriano Edgardo Kueider. Lo agarraron con las manos en la masa, una masa de 200.000 dólares. Para justificarse el senador le echó la culpa a su secretaria, testaferro y amante, pero no fue suficiente para zafar. Poco después aparecieron videos, ni más ni menos que en la Casa Gris (sede de la gobernación provincial), en los que se lo ve contando fajos de dinero. El PJ optó por expulsarlo de sus filas, mientras que, sospechosamente, el oficialismo mileista guardó un silencio con olor a coimas.

Con el verano, se inició la peor temporada turística de los últimos veinte años a causa de un país caro para propios y ajenos. El cachetazo al sector turístico fue el otro lado de la luna del modelo económico de apertura y dólar barato, que ha destruido súbitamente a productores e industriales. El plan de ajuste se focalizó en la baja de la inflación, que se logró en gran parte, pero a costa de salarios brutalmente atrasados, cancelación de la obra pública y caída estrepitosa del consumo. Como en la década de 1990, el empeoramiento de la calidad de vida de enormes sectores de la sociedad convivió con el crecimiento de las importaciones de bienes suntuosos y la proliferación de los viajes al exterior.

VOLVIÓ SR. COBRAZA, PERO AHORA ES SEÑORA Y SE LLAMA KARINA

En febrero de 2025 el gobierno vivió su primer embate por motivos de corrupción (ya que la jodita de Kueider se la llevó de arriba). El presidente usó sus redes para promocionar una criptomoneda que resultó estafa y en los titulares del mundo el bochorno no se pudo tapar del mismo modo que en suelo criollo.

Las marchas de jubilados, el fin de las moratorias previsionales, la crisis del sector científico-universitario y el ahogamiento fiscal de las provincias comenzaron a ser una constante. Sin embargo, todavía los estudios de opinión de por entonces aún marcaban que gran parte de la sociedad conservaba expectativas de mejora y seguía dándole un voto de confianza al presidente.

Las derechas en el mundo se mostraron en ascenso y valentonadas. Milei buscó hacerse de un lugar allí. Fue en Davos donde pronunció un discurso cargado contra la diversidad sexual y el feminismo. Dijo que “la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil” y cuestionó la figura penal del femicidio. En respuesta, los colores del movimiento LGTBIQ+ vistieron las calles del país con la violencia y la discriminación presidencial, pero también proliferaron los ataques públicos a personas de la comunidad y la cloaca digital rebasó límites impensados.

“Mientras el peronismo se peleaba para sus adentros de manera inexplicable, el gobierno nacional cerraba alianzas con radicales y dirigentes del PRO en todo el país, y el sistema judicial avanzaba para condenar a Cristina Fernández de Kirchner”

En la vereda de enfrente de la derecha global, la voz calma del Papa Francisco predicó, casi en soledad, contra la cultura del descarte y la crueldad. Ese fue su mensaje hasta el último día de vida, que le llegó el 21 de abril de 2015. El mundo lloró al Papa argentino y eso nos dejó pensando.

Por entonces, el conflicto del gobierno nacional con los trabajadores y trabajadoras del Hospital Garrahan seguía escalando. “Zurdos”, “ñoquis, “kukas” y “planeros” fueron algunos de los improperios utilizados por el presidente y sus voceros (oficiales y no oficiales) para referirse a quienes reclamaban salarios y condiciones de funcionamiento mínimas en la institución pediátrica más importante de la República Argentina. En oposición a los insultos gubernamentales, nos golpeaban el corazón y la consciencia las historias conmovedoras de niños y niñas atendidas con dignidad e idoneidad por profesionales que calman el dolor, salvan vidas o acompañan el último trayecto de ellas.

En Entre Ríos no hay localidad que no haya enviado gurises al Hospital Garrahan. Malformaciones congénitas, cánceres y otras afectaciones rompen el corazón de decenas de familias y abren el interrogante acerca de qué pasa con el suelo que pisamos, el aire que respiramos, el agua que bebemos y los alimentos que consumimos. Se sabe que el equilibrio ambiental está todo alterado y como si la cosa no estaba ya muy rancia, Frigerio liberalizó aún más todo lo que se vincula al cuidado ambiental, incluso habilitando la caza de la poca fauna autóctona que nos queda. La crueldad y la depredación van de la mano.

Mientras el peronismo se peleaba para sus adentros de manera inexplicable, el gobierno nacional cerraba alianzas con radicales y dirigentes del PRO en todo el país, y el sistema judicial avanzaba para condenar a Cristina Fernández de Kirchner en medio de un proceso cargado de irregularidades y arbitrariedades. El periodismo antiperonista se relamía y tenía sueños húmedos con barrotes y tobilleras. Finalmente, Cristina fue condenada y el departamento donde cumple su castigo ha sido convertido en un santuario de procesión popular.

Las consecuencias económicas del modelo gerenciado, otra vez, por Luis “Toto” Caputo dieron sus frutos amargos y el sacrificio impuesto fue aceptado como tributo a un gobierno autopercibo anti-casta y, supuestamente, dispuesto a desarmar los curros de la política. Así fue hasta que todo estalló por los aires con el escándalo de corrupción expuesto por el ex director de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), Diego Spagnuolo, y vinculado a los dos sectores más castigados de las políticas de ajuste: salud y discapacidad. “El jefe”, Karina Milei, quedó envuelta por esa sombra de coimas y corrupción que la rondaron desde siempre. En ese contexto, La Libertad Avanza recibió una paliza electoral en provincia de Buenos Aires y todavía está aturdida por el golpe. Sigue grogui.

“En medio de todo este tumulto, sosteniendo lo que queda en pie, la solidaridad, la organización popular, la cultura comunitaria, los clubes y las militancias de abajo”

La falta de reacción y la torpeza política, así como la exposición abierta de las vulnerabilidades de un sistema económico insostenible, plantean un escenario bien complejo para el gobierno libertario. En Entre Ríos, Frigerio quedó abrochado a la alianza que construyó con Karina Milei, licuando la identidad del PRO y del radicalismo, y rifando los últimos reductos de credibilidad de su perfil “desarrollista”. Por su parte, en Gualeguaychú el aliñadísimo intendente Mauricio “Palito” Davico no dudó en bancar al oficialismo nacional a pesar de su derrotero, compartiendo en sus redes sociales fotos con la mismísima Karina.

Con el riesgo país por las nubes y la escandalosa venta de reservas para sostener el ficticio precio del dólar, comienza a correr el reloj del proceso electoral nacional que sentará las bases de lo que se viene. Nada muy auspiciante bajo el sol, tampoco nada nuevo. Pero, en medio de todo este tumulto, sosteniendo lo que queda en pie, la solidaridad, la organización popular, la cultura comunitaria, los clubes y las militancias de abajo.

EN LAS MALAS, MUCHO MÁS

Es cierto, en nuestro nacimiento el escenario se presentó sombrío para la factibilidad de un proyecto de comunicación y periodismo independiente. Pero no dimos el brazo a torcer. Acá estamos y venimos surfeando la ola, como la Argentina misma. Hemos podido sostener nuestra voz, hacer lugar a las palabras que no se podrían publicar en otro lugar. Lo logramos a fuerza del trabajo cooperativo, autogestivo, comprometido, con mucho humor y haciendo lo que nos gusta con buena leche. Hemos llegado hasta acá gracias al acompañamiento de mucha gente que nos lee (como vos ahora), nos comparte y nos banca con su suscripción en tiempos donde a nadie le sobra un mango. Gracias por eso.

Querido público lector, como dijo Zitarrosa, “ya vendrán tiempos mejores”. Mientras tanto, seguiremos acá. Porque eso somos, porque así crecimos, porque a esta altura casi nada nos asusta y porque, siempre, en La Mala mucho más.