EL BANCO NACIONAL DE DATOS GENÉTICOS, EN RIESGO
¡APLAUDAMOS QUE HAY GURISES PERDIDOS!
Con la media sanción de la Ley de Bases el prestigioso Banco Nacional de Datos Genéticos, como el resto de las instituciones de la Administración Pública Nacional, queda expuesto a ser modificado o eliminado ¿Cuál es la importancia de este organismo? ¿Qué relación guarda con la identidad de nuestra ciudad?
Cuando vamos al río y un gurí se pierde rápidamente nos organizamos: alguien se lo carga en los hombros y aplaudimos fuerte. El ritual se vive con compromiso y nerviosismo hasta concluir con el abrazo fundido del reencuentro que se celebra. En nuestro país hay una historia de pérdidas, de secuestros, de apropiación de la identidad de niños y niñas, de mentira y ocultamiento aún no resuelta… algo así como más de cuarenta años de aplausos sin final feliz.
Como una paradoja más de los tiempos políticos que corren, el último 30 de abril (día del aniversario de las Madres de Plaza de Mayo en conmemoración de la primera ronda que realizaron 1977), la Cámara de Diputados de la Nación dio media sanción a la Ley de Bases propuesta por el Ejecutivo Nacional. En su tercer artículo la normativa habilita al gobierno a disponer de todos los organismos de la administración pública, es decir, ordenar la modificación o eliminación sus competencias dejando a merced de la voluntad política de Milei instituciones medulares para la Argentina, como el Banco Nacional de Datos Genéticos, todo un emblema de la lucha por los Derechos Humanos, reconocido por su prestigio y su calidad científica en todo el mundo. Esta herramienta legislativa, posible sólo con la complacencia de un importante sector de la política tradicional, se suma al desfinanciamiento del Estado y a los discursos negacionistas gubernamentales, que hacen crecer las preocupaciones de los organismos de derechos humanos y las familias que aún buscan la verdad.
El Banco Nacional de Datos Genéticos tiene más de tres décadas de existencia, fue creado por la Ley N° 23.511 en el año 1987 gracias a la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo. En la incansable búsqueda de sus nietos y nietas, secuestrados por la dictadura o nacidos en cautiverio en los centros clandestinos de detención, las Abuelas golpearon todas las puertas posibles, también las de la ciencia, en muchas partes del mundo. Por aquellos años, mediados de la década de 1980, las pruebas de ADN habían mostrado eficacia para certificar la filiación de las personas, dando lugar a esperanzas para las familias en búsqueda, pero también, grandes desafíos. En la mayoría de los casos se buscaba a niños/as cuyos padres y madres estaban desaparecidas por lo que no se podía obtener una prueba directa de ADN. Sólo estaban allí las abuelas que, como quien se las ingenia para hallar una aguja en un pajar, trabajaron con la genetista norteamericana Mary-Claire King para parir el “Índice de Abuelidad” que, al día de hoy, ha colaborado en la resolución de más de 137 casos.
En los inicios y durante un tiempo los análisis se hicieron en el Hospital Durán hasta que Estela de Carlotto, Chicha Mariani y Rosita Roisinblit convencieron al presidente Raúl Alfonsín de crear el Banco Nacional de Datos Genéticos y así garantizar la conservación de las muestras biológicas de los grupos familiares. Esta capacidad de almacenamiento(que es fundamental que pueda conservarse aun cuando los familiares de las víctimas dela dictadura ya no estén) y de análisis de la información genética es vital para el esclarecimiento de los delitos de lesa humanidad cuyos efectos pesan hasta nuestros días. El Banco no sólo posibilita el hallazgo de la identidad de niñas y niños apropiados sino, también, en colaboración con el trabajo del Equipo de Antropología Forense, la restitución a las familias de los restos de personas detenidas-desaparecidas.
LAS BÚSQUEDAS EN GUALEGUAYCHÚ
Nuestra ciudad no ha estado al margen de los trágicos hechos de la historia argentina reciente. Gualeguaychú tiene un registro de 36 personas detenidas-desaparecidas oriundas de su tierra, dos secuestros seguidos de desaparición ocurrieron en sus calles, acunó la historia de decenas de ex presos políticos, madres con pañuelos blancos anduvieron por sus plazas y dos familias, hasta el día de hoy, buscan a uno de los suyos.
En conversación con La Mala, así nos cuenta Adriana Grané sobre el caso de su familia: “pertenezco al Nodo Gualeguaychú de la Red por el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo. Si bien siempre decimos desde las Abuelas que entre todos buscamos a todos, pertenezco a una familia que es la de mi marido, familia Bugnone, que buscamos a un posible hijo/a de Marta ‘Cristiana’ Bugnone”.
Con una perseverante fuerza militante que no se debilita con el paso del tiempo, Adriana relata: “muchos años después de su secuestro y desaparición supimos que Marta estaba embarazada de pocos meses al momento del operativo en la que se la llevaron, junto con su marido Jorge Ayastuy, el 6 de diciembre de 1977. Tenían un bebé de 9 meses, Matías, al que también se lo llevaron hasta que sus abuelos maternos lo rescataron. Por testimonios de sobrevivientes se sabe que estuvieron en el Campo de Concentración El Banco. Aunque no tenemos certeza de la evolución del embarazo de Marta, seguimos buscando información y a ese hermano/a de Matías que pudo haber nacido en cautiverio”.
“Aunque no tenemos certeza de la evolución del embarazo de Marta, seguimos buscando información y a ese hermano/a de Matías que pudo haber nacido en cautiverio”
El dolor de la ausencia también está en otra familia de la ciudad que no baja los brazos a pesar del correr de los años. Blanquita “Nona” Angerosa fue secuestrada en marzo de 1978 con un embarazo avanzado y llevada al centro clandestino de detención El Vesubio. Por testimonios recopilados en los juicios se sabe que su embarazo llegó a término. En agosto fue llevada a la maternidad de Campo de Mayo y tuvo por cesárea a un niño al que llamó Pedro. Ella fue regresada a El Vesubio y aún se encuentra desaparecida. Pedro Robledo Angerosa es otro de los nietos apropiados en el marco del Plan Sistemático del Robo de Bebés.
Es difícil pensar en cómo se convive con estas ausencias por tanto tiempo, con el dolor, con la incertidumbre. Así lo describe Adriana: “se sobrelleva con la ambigüedad de vivir con tristeza, incertidumbre y, a su vez, con la esperanza puesta en la alegría del reencuentro, la del tan deseado abrazo que siempre se piensa que es posible. La fortaleza que da y la alegría también de haber podido convertir el dolor en lucha, una lucha por amor como nos enseñaron las Madres y Abuelas, sin jamás dar lugar al sentimiento destructivo del odio. Convivimos con la presencia constante de sus ausencias, de nuestros seres queridos que por supuesto extrañamos y nos hubiera gustado compartir con ellos nuestras vidas. Sus presencias, sus legados, nunca desaparecieron, cotidianamente nos nutren de valores humanos indispensables para una vida en dignidad, fraterna, humana, solidaria, en lucha por un mundo mejor. No me cabe ninguna duda que nos faltó esta generación para lograr vivir en otro tipo de sociedad y por eso justamente la diezmaron”.
“Convivimos con la presencia constante de sus ausencias, de nuestros seres queridos que por supuesto extrañamos y nos hubiera gustado compartir con ellos nuestras vidas”
Con la media sanción de la Ley de Bases, las familias y los organismos de derechos humanos identifican un enorme revés para la construcción de verdad y para la lucha contra la impunidad de los delitos de lesa humanidad de la última dictadura.
“Estamos muy preocupados porque el Banco de Datos Genéticos queda a merced de la voluntad de un presidente y una vicepresidenta que reivindican la dictadura, que pretenden terminar con los juicios de lesa humanidad. Esto nos genera tristeza, angustia, preocupación, pero no detiene nuestra lucha. La historia se nutre de avances y retrocesos. No estamos solos. La fuerza de la resistencia y el impulso a no bajar los brazos surgen de esta pertenencia a la familia de las Abuelas, de las Madres, de familiares y organismos de derechos humanos que sostenemos colectivamente los procesos de Verdad, Memoria y Justicia a lo largo de todos estos años”, expresó Adriana, a quien preguntamos qué mensaje le gustaría dar a esas personas nacidas entre 1975 y 1983 que dudan de su identidad y que aún no han querido acercarse a Abuelas.
Nos dijo: “les diría que desde Abuelas, desde el Nodo de Gualeguaychú, podemos acompañar con amor y respeto sus dudas, que allí comienza un camino liberador para encontrar cuál es su verdadero origen, saber de dónde viene, quienes fueron sus verdaderos padres, saber que no fue un niño abandonado sino que hubo al concebirlo un deseo familiar por amor. Que sepan que al restituir su identidad también se restituye el orden legal, se reintegra a su propia historia, es un acto de liberación”.
En este río que amamos y compartimos, aunque las niñas y niños perdidos sean hoy adultos, tenemos que tomar la posta. Subamos a nuestros hombros estas historias, aplaudamos fuerte para que los datos que sirven en la búsqueda se conozcan, compartamos esta nota para difundir que aquí también convivimos con la incertidumbre y la esperanza del abrazo, no dejemos de hacer ruido para que todo lo que contribuye al encuentro no sea destruido.
Por eso no te olvides, si naciste entre 1975 y 1983 y tenés dudas sobre tu identidad
Comunicate con las Abuelas. En Gualeguaychú al 03446 15616894
Instagram: @redxlaidentidadgchu
Facebook: Red por el Derecho a la Identidad Gualeguaychú
¿te gustó nuestro contenido?
¡Apoyanos!