“SER UNO MISMO ES EL MEJOR REGALO”

SEBASTIÁN VEGA, ORGULLO EN EL BÁSQUET

“SER UNO MISMO ES EL MEJOR REGALO”

Acaba de salir campeón de la Liga Nacional de Básquet, nada menos que con Boca Juniors. Nació y creció en Gualeguaychú, hasta que el profesionalismo lo eyectó a otras latitudes. En 2020 hizo pública su homosexualidad. Los miedos y prejuicios en el deporte, el amor de los suyos y un presente que no imaginaba ni en sus “mejores sueños”. La Mala, mano a mano con Sebastián Vega.

Sebastián Vega es basquetbolista. Nació hace 36 años en Gualeguaychú, vivió en Perdices hasta los cinco y luego se mudó a la ciudad por cuestiones familiares. A partir de ese momento empezó a jugar en Central Entrerriano: “Un amigo de mi papá era dirigente del club y le dijo que a los cinco años me iba a buscar a casa para que empiece a jugar. El día que arranqué, dormí con una pelota de básquet y nunca dejé de jugar”, cuenta.

Sebastián desarrolló todas las inferiores en Central, incluso debutó con la primera del Rojinegro a los 16, cuando el club jugaba la Liga Nacional. Jugó cuatro años y luego comenzó su largo recorrido profesional: Peñarol de Mar del Plata, Boca Juniors, Quimsa de Santiago del Estero, Libertad de Sunchales, Gimnasia de Comodoro Rivadavia, viajó al extranjero (Uruguay y Brasil) y recientemente salió campeón de La Liga Nacional de Básquet con el Xeneize, en su segunda etapa en el club.

Pero en la charla con La Mala no hablamos de básquet, al menos no desde lo estrictamente deportivo. Abordamos los pormenores de una lucha mucho más importante que cualquier partido o torneo, la que terminó en el 2020 cunado anunció públicamente que es homosexual. Este hecho no debería tener relevancia, pero la tiene. A pesar de que ya pasaron cuatro años, Sebastián sigue siendo uno de los pocos deportistas profesionales que son abiertamente gay en nuestro país. Hoy es un exponente en la lucha de los derechos LGBT, fuera y dentro de la cancha.

“Pensaba que culpa del básquet yo no podía ser yo. No podía ser gay y jugar”

¿Qué es lo que más te gusta de vos?

– Creo que lo más importante de mí es que soy fiel a mí mismo. Que soy genuino y trato de ser coherente entre lo que digo y lo que hago, como vivo. Creo que eso es lo que más me gusta de cómo soy. Leal a mí mismo y a la forma en que yo elijo vivir.

¿Declararte gay marcó un antes y un después en tu carrera?

– Sí, sin dudas. Me permitió ser yo mismo, a pesar de que no haya un referente, un ejemplo que yo haya podido ver. Poder animarme a decir “che, yo soy esto”. En el deporte, más allá que estamos en el 2024, todavía falta mucho recorrido, y va mucho más atrasado que en la sociedad. Personalmente, quería estar bien. Yo estaba muy mal en ese momento: me sentía muy triste, muy encerrado, como en un bucle del que no podía salir. Había estado siete años en pareja en secreto. Cuando me separé dije “pero si quiero que esto realmente cambie, depende pura y exclusivamente de mí”, y ahí fue que hice un clic. En ese momento, no tenía contrato con ningún club, pero quería decirle al mundo quién soy realmente. A partir de ahí, empezó a cambiar toda mi vida: estaba mejor, más tranquilo, me saqué una mochila de muchos años que pesaba mucho, que ya no podía soportar. También los cambios llegaron a mi vida profesional: mi cabeza estaba limpia, mi cuerpo dejó de lesionarse increíblemente y empecé a disfrutar del básquet como cuando era chico, porque pensaba que culpa del básquet yo no podía ser yo. No podía ser gay y jugar. Mi familia, mi ambiente laboral, mis amigos, cuando yo lo hice público lo tomaron súper bien y me sentí súper abrazado. Incluso, por el ambiente del básquet, y creo que todo fue sumando para que también mi talento pueda llegar a explotar mucho más.

– ¿Cómo es esa mochila que se carga?

– Fueron años muy oscuros, en los que no encontraba la salida. No se lo podía decir a mi familia, no se lo podía decir a mis padres, porque eran grandes y no sabía cómo lo iban a tomar. No se lo contaba ni a mis amigos de toda la vida, sentía que había un muro en la relación con ellos. No había ida y vuelta, me había vuelto muy ermitaño, muy cerrado y me había metido muy adentro mío. Eso mismo me llevó a crear una personalidad de la cual no sabía ni quién era, cómo era o qué me gustaba. Cuando estaba en pareja, para que no nos vean, no salíamos a comer, no caminábamos juntos, no podía ir a verme a la cancha. Son un montón de situaciones que hacen que uno verdaderamente esté mal. No debería ser así.

– ¿Alguna vez te planteaste por qué no lo dijiste antes?

– Sí, en algún momento. Después, con terapia y con apoyo uno se va dando cuenta de que las cosas van sucediendo cuando tienen que suceder. Pensándolo y analizándolo, en su momento creo que no estaba preparado, ni psicológicamente, ni físicamente, para soportar todo lo que pasó cuando yo lo hice público. Pasaron un par de años y fueron montones de cosas, un montón de presión, situaciones que, si yo no estaba bien preparado, si no hubiese estado fuerte, no sé cómo me hubieran impactado.

– ¿Cómo es vivirlo siendo deportista?

– Cuando lo hice público, como que el “Sebastián Vega deportista” se relegó bastante. El enfoque era “el basquetbolista gay”. De repente pasé a hacer la novedad de “no sé si juega bien o mal, es gay” y era lo único que importaba. Después, cuando seguí jugando, seguí en competencia y seguí con mi vida totalmente normal (porque yo seguí haciendo mi vida como la venía haciendo antes). Pasó a ser “ah, sos puto y sos bueno, jugas bien al básquet”. Hasta que con el tiempo se pasó a otro escalón, siento que se trascendió eso, la gente ya lo vive con más naturalidad, pero llevó un recorrido que fue bastante duro. Compañeros me han dicho “no sabíamos cómo tratarte, porque sos el primero”, pero ¿qué tengo? También me ha pasado que mi representante me ha dicho “este club no, porque no quiere involucrarse con el tema LGBT”, les había encantado mi perfil, cómo jugaba, pero cuando veían en mi Instagram que era gay, ya está, no les interesó y me cerraron las puertas.

“Me ha pasado que mi representante me ha dicho “este club no, porque no quiere involucrarse con el tema LGBT”

– ¿Y cómo reaccionas ante esas respuestas?

– Al principio me enojaba mucho y me dolía. Quería defenderme y e ir por todas las batallas, pero no se puede. Llega un momento que tenés que elegir qué luchas dar, porque se hace muy desgastante. Pensaba “pero si yo no estoy haciendo nada, ¿por qué hay esta diferencia para conmigo?”, y después fue como “es un tema de ellos”. Y ahora hasta lo tomo con humor, puedo reírme porque ya no me duele. Siento que ese paso me dio mucho alivio, porque no es un tema mío, es un tema que tienen que solucionar ellos, en su cabecita, porque son cuadrados.

– ¿Sentiste miedo antes de contarlo?

– Sí, tuve mucho miedo. Era un miedo que me paralizaba. Una de mis mejores amigas, cuando yo le dije que iba a hacerlo público, que necesitaba apoyo y buscaba formas de que la gente esté conmigo, su primera reacción fue: “no amigo, no es por ahí”, pero cuando empezamos a hablar, me entendió. Ella decía eso por el miedo que sentía, por lo que podía llegar a pasar, porque sabe lo que es el ambiente en el deporte. También me acuerdo la frase de otra amiga, que una vez me dijo: “El miedo te acompaña hasta la puerta. No te voy a decir que no tengas miedo, hacelo con miedo igual”. Eso fue excelente, porque yo quería un cambio en mi vida, no podía más, y no me importaba si tenía que dejar el básquet, quería ser yo, sentirme bien y feliz. Capaz de afuera se piensa que no le va a importar a nadie, pero si lo vivís empezás a cuestionarte: ¿qué va a pensar el entrenador, o mis compañeros, o la hinchada, o el que limpia la cancha? Llega un momento en que pensás en todos, te armás diferentes panoramas.

– Ahora terminó todo bien, pero ¿qué futuro veías en ese momento?

– Ni en mis mejores sueños pensaba que todo estaría así. Trabajé mucho para llegar a donde estoy, pero uno a veces se subestima porque no sabe si va a lograrlo. Yo no pensé que iba a lograr todo lo que he logrado. Cuando lo iba a hacer público, ya estaba seguro que era mi retiro. Estudié una carrera universitaria para retirarme, pensaba “cuando lo quiera decir, lo digo, me retiro y sigo con mi vida, hago otra cosa que no tenga nada que ver con la exposición”. La vida tiene estas cosas que te sorprenden, porque lo hice público, la gente reaccionó de una manera maravillosa, que es como tiene que ser, pero a partir de ahí todo empezó a cambiar, y para bien. Empiezan a pasar cosas maravillosas. A mis padres les costó un poquito más entenderlo, pero, así como cada uno tiene su proceso personal, los demás tienen que procesarlo. Charlamos mucho, lloraron, pero llegamos al punto hermoso: hoy mi novio va a mi casa y tiene una relación hermosa con ellos. Yo sigo jugando al básquet y fui campeón de la Liga Nacional. Cuando salimos campeones, me pasó algo muy loco. Pensaba todo lo que había pasado. Pasar de ser subestimado y menospreciado por ser gay, a ser campeón con Boca. Y cuando estábamos festejando entró mi novio y nos damos un beso, lo pienso en frío: nos estábamos dando un beso en la mitad de la cancha de un equipo tan grande como Boca y se vivió con total naturalidad, como tiene que ser. Fue uno de los momentos que más añoro, en ese momento no tomaba dimensión, pero es un montón y es hermoso.

“Cuando lo iba a hacer público, ya estaba seguro que era mi retiro. Estudié una carrera universitaria para retirarme”

– ¿Qué consejo le darías a alguien que está pasando lo que vos pasaste?

Que se apoye en las personas que más quiere. Que no está solo, que nunca estamos solos. Que no sienta vergüenza, pero, principalmente, que cada proceso lleva su tiempo, su forma. Que lo viva como él o ella lo sienta. Que sin duda da mucho miedo, pero que no tenga la sensación de que van a pasar cosas malas. Al contrario: van a pasar cosas maravillosas, porque a partir de ese momento uno empieza a vivir más felicidad y tranquilidad. Todo empieza a cambiar y, sin duda, las personas que nos aman quieren lo mejor para nosotros. Ser uno mismo es el mejor regalo.