SENTARSE A ESPERAR

SOBRE MI ABUELA Y MILLONES

SENTARSE A ESPERAR

Mi abuela es muy sincera conmigo. También con sus hijos y con quien la conozca. Incluso a veces creo que esa transparencia le juega en contra.

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Hace unas semanas le llegó una factura de luz que costaba seis dígitos. ¿Y el gas? Un poco menos de la mitad de eso. Sumando a los medicamentos, sin la pensión que cobra por mi abuelo (que murió hace 5 años) no podría vivir. Cuando me contó lo de la boleta me dijo «¿ahora qué hago?». «No te preocupes» le contesté, instantáneamente y sin pensarlo.

Después, lo pensé. «Ya hiciste lo del subsidio, ¿no?», «sí, no lo han aprobado todavía parece», me dijo.

Cuando vas al verdulero de la esquina y te vende el tomate al triple que lo venden en una verdulería más grande, podés caminar unas cuadras más y conseguir mejores precios. Pero ¿si la luz te viene 100 mil pesos? ¿A dónde vas a comprar otra luz? Luz es un servicio que no podemos dejar de pagar (¿pero qué pasa si no se llega?).

Ayer estaba sentado con la computadora y escuche a mi abuela lagrimear. ‘¿Ahora que pasó?’, pensé. Cuando me acerco, veo lo que miraba en la tele: Se aprobó el veto a la ley que modificaba la movilidad jubilatoria, aumentando un 8% las jubilaciones. Así es: se vetó un aumento de 13 mil pesos (casi lo mismo que sale una pizza).

Según el INDEC, la Canasta Básica Alimentaria (es decir, lo que necesita una unidad familiar de tres personas para no ser indigente) es de 421.471 pesos, pero para no ser pobre (Canasta Básica Total), una familia necesita $939.887. En contraste, las personas que cobran el Haber Jubilatorio Mínimo (el 65% de quienes cobran jubilaciones) este mes reciben $234.540, más un bono de $70.000. Es decir, quienes cobran la jubilación mínima (en total $304.550) necesitan 116.921 pesos más para no ser indigentes.

LES PEGAN POR TODOS LADOS

Más caros los servicios, poca plata de las jubilaciones… ¿Menos medicamentos? Bueno, hay que aclarar que no son los esenciales, pero PAMI (la obra social que brinda asistencia médica a la mayoría de los jubilados, pensionados y personas mayores de nuestro país) hizo un recorte en la cantidad de fármacos que garantizaba al 100%.

Para algunos remedios que antes tenían cobertura total, ahora se necesita abonar un 30% o un 60% de su precio. Según Hebe Casado, la vicegobernadora de Mendoza, esta medida es debido a la “viveza criolla” de los jubilados, ya que, por ejemplo en el caso de los analgésicos “se retiraban de manera excesiva”.

Sin embargo, también es necesario decir que el valor de los medicamentos “acumulan una suba anual del 62% y un aumento interanual de hasta el 294% en sus precios”. Antivirales, antiparasitarios, corticoides, antibióticos, antidepresivos, antiparasitarios, antipsicóticos, tratamiento del hipotiroidismo, tratamientos del dolor y de la artritis, y más, de la lista de cubiertos al 100%, ¡afuera!

Es decir, más plata que gastar para los jubilados (o menos medicamentos para tomar, la libertad de elegir en este caso, está).

Los afiliados que necesiten el 100% de cobertura ahora deben solicitar un “subsidio social”, demostrando su situación socioeconómica, y cumpliendo ciertos requisitos (por ejemplo, cobrar menos de una jubilación mínima y media, tener un vehículo con más de 15 años de antigüedad, tener hasta una propiedad inmueble, entre otros).

Podemos dar una pincelada de buenas noticias: la cobertura total queda en medicamentos para enfermedades crónicas, para pacientes oncológicos y afiliados con discapacidad.

La foto de la semana no escapa de lo que pasó afuera del congreso: mientras se confirmaba el veto a la Ley de Movilidad Jubilatoria se reprimían a manifestantes. Hoy vemos que el orden de las cuentas (“el déficit cero”) es más importante que las personas que ya no pueden insertarse en el mercado laboral, quienes tal vez aportaron y trabajaron una vida entera. Si nos alejamos un poco más y vemos un gobierno que quiso destinar 100 mil millones de pesos al sistema de inteligencia (SIDE) vemos que las prioridades están un poco “raras”.

Miré a mi abuela y pensé que muchas personas no pueden siquiera salir a manifestarse. Tampoco pueden esperar cuatro años más. Sólo les queda sentarse a esperar. Mirar la tele y sentarse a esperar.