LA POLÍTICA PODRIDA
RICOS, CORRUPTOS Y NARCOTRAFICANTES: KUEIDER, LA PUNTA DEL OVILLO
El escándalo por la detención del senador entrerriano Edgardo Kueider, en la Triple Frontera con más de 200 mil dólares sin declarar, abrió el debate sobre lo peor de la política. Entre Ríos pica en punta en el chanchullo, con uno de sus últimos dos gobernadores condenados por corrupción, Sergio Urribarri, y el fallecido ex intendente de Paraná, Sergio Varisco, por narcotráfico. La política de los ricos y las mayorías empobrecidas.
LA VIEJA ESCUELA
Prefiero hablar de la política y no de los políticos. Porque políticos, como en cualquier aspecto de la vida, hay buenos y malos; brillantes, mediocres y nefastos. No sería justo meterlos a todos en la misma bolsa. Ahora bien, la manera de hacer política que se impone en nuestro país hace mucho tiempo -al menos en las esferas superiores-es la de la billetera: los cargos se compran, como se compran los lugares en las listas de candidatos y las voluntades en el Congreso de la Nación.
Quienes llegan a los lugares de poder son quienes tienen el suficiente dinero para jugar ese juego. No importa a quienes representen ni sus trayectorias políticas, se valoran sus habilidades para hacer negocios y negociar. Y, mientras las cosas andan más o menos bien, pasan desapercibidos gracias al manto de impunidad que garantiza el poder. Hasta que el poder les suelta la mano, claro.
Los casos del ex gobernador Sergio Uribarri (ver nota: Un sueño que terminó en pesadilla) y del senador Edgardo Kueider, por un lado, son ilustrativos de esta forma de concebirla política y, por otro, del estado de vaciamiento ideológico e incapacidad transformadora al que la dirigencia entrerriana ha llevado al Partido Justicialista de Entre Ríos.
¿Qué dice el ex gobernador y actual diputado nacional Gustavo Bordet sobre esto?
Sobre Urribarri dijo que no lo había llamado porque cambió el celular. Literal. Está bien, son espacios diferentes y enfrentados muchas veces dentro del PJ entrerriano. Pero que va a decir de Kueider, el otrora ignoto concejal de Concordia al que le dio muchísimo poder, tanto que fue el responsable de cerrar todas las listas partidarias de la provincia en 2021, a pesar de la resistencia de las bases militantes.
De hecho, por estos días, entre la militancia de base remarcan el castigo recibido a quienes se animaban a cuestionar la legitimidad de Kueider para hacer y deshacer en todas las localidades entrerrianas.
Es probable que, fiel a su estilo, Bordet no diga nada, o diga algo sin decir nada. Lo mismo va a pasar con el PJ Entre Ríos, conformado por dirigentes que le deben mucho de su vida política tanto a Urribarri como a Bordet.
Lealtad, dicen los peronistas de la vieja escuela.
Pero en Entre Ríos han pasado cosas igual de graves que la corrupción, o más. Y no siempre han tenido que ver con la dirigencia peronista, como ahora buscan direccionar desde ciertos sectores de poder. Recordemos que el dos veces intendente de Paraná y parte del Cambiemos de Mauricio Macri, Sergio Varisco, fue condenado, junto a una veintena de cómplices, a 6 años de prisión por el delito de comercialización de estupefacientes. Un intendente narcotraficante. ¡De no creer!
Las periferias de Paraná y Concordia se desangran por la violencia desatada por la droga y la marginalidad. Y, aunque algunos pocos responsables estén presos, la enorme mayoría todavía se pasea en autos de lujo, trajes de marca y credenciales oficiales, como la que mostró Kueider en Paraguay.
MANZANA PODRIDA
Permítanme sospechar que el del martes a la noche, en la Triple Frontera, no fue un operativo de rutina más. Permítame sospechar que, a diferencia de la media docena de viajes que el senador nacional ya había realizado este año, también junto a su secretaria Lara Guinsel Costa, en este el poder metió la cola. Me permito la sospecha.
Más allá de ese dato, el cual los simples mortales probablemente jamás conoceremos, lo cierto es que Kueider se movilizaba con USD 211.102, $646.000 y 3.900.000 guaraníes (500 dólares aproximadamente) no declarados; que ingresaba por Foz Iguazú (Brasil) hacia Ciudad del Este (Paraguay) a través del Puente Internacional de la Amistad junto a su joven secretaria (34), como él, oriunda de Concordia.
Bolsos con guita. Es ineludible que las imágenes no nos remitan a los bolsos del ex secretario de Obras Públicas del kirchnerismo, a las monjas y al convento. “La plata no es mía”, dijo Kueider, igual que el segundo de De Vido tras ser descubierto con las manos en la masa.
Durante dos días, la política se tiró con Kueider, como quien se saca de encima a la manzana que pudre el cajón. “Todo tuyo”, le dedicó el presidente Javier Milei a Cristina Fernández, y le compartió en “X” la boleta del 2019, por la que el concordiense ingresó a la Cámara Alta. “Si fuera mío no hubiera votado la Ley Bases”, retrucó CFK.
Y, en este punto, es tan cierto que el hombre fuerte de Bordet ingresó a la Cámara de Senadores por el PJ, como que desde 2022 es uno de los aliados que ha permitido al Gobierno Nacional avanzar en su agenda legislativa.
El problema no es de quién es la manzana podrida, el problema es que el cajón está podrido y huele feo hace años.
LOS RICOS QUE CO-GOBIERNAN
Otro gran problema de la dirigencia política argentina es que, en buena parte, tiene un estilo de vida que nada se parece al de las personas que dicen representar. Ricos, con discursos más de izquierda, más de derecha, hablando de la indigna pobreza; patrimonios exuberantes solidarizándose con aquellos que no pueden pagar un alquiler porque vivir se volvió demasiado caro en Argentina; largas discusiones sobre las bondades de la salud y la educación pública entre dirigentes con prepagas top e hijos en institutos privados.
“El problema de este país es la Justicia”, suele ser un argumento de defensa que habitualmente se escucha desde la política. Y es verdad. Pero no es el único: los magnates del poder político no operan en soledad, lo hacen de la mano de las otras castas, menos conocidas e igual de nefastas, que marcan el ritmo de la vida de la gente y los pueblos. Son esos mismos dirigentes los que, en una provincia como la nuestra, han negociado el silencio frente al daño sanitario y ambiental de un sistema productivo que desertifica suelos y enferma cuerpos.
Fue la gestión Bordet-Kueider la que achicó las distancias a las escuelas y los ríos de las fumigaciones con agrotóxicos, una demanda del poderoso sector agroexportador. Ahora, como contamos hace un par de semanas (ver: Agrotóxicos en Entre Ríos: Cada vez más cerca), la gestión del gobernador Rogelio Frigerio acortó aún más esas distancias, en nombre de las “Buenas Prácticas Agrícolas”.
Los Kueider de la vida no hacen más que aumentar el descrédito generalizado que tiene la política como herramienta de transformación de las realidades de las mayorías. Los bolsos con dólares no declarados alimentan el rechazo y esa idea generalizada, tan 2001 que frustra, de que se vayan todos.
Pero cuando la política es vaciada de contenido, cuando se van todos sin irse, nada cambia: la casta judicial sigue sin pagar Impuestos a las Ganancias -como sí debe hacerlo cualquier ciudadano de a pie-, la casta política se reconfigura para sobrevivir y la casta económica se limita a hacer los movimientos necesarios para no perder. Como siempre.
Lejos de acortarse las distancias entre los ellos que gobiernan y los nosotros que somos gobernados, la brecha se hace cada vez más insalvable. Las mayorías empobrecidas, los ricos, en el poder. Seguramente, la carrera política del senador entrerriano esté terminada. Pero el ovillo de negociados, corrupción y dólares frescos lejos está de desarmarse.