TRAS EL INCENDIO, LA FUERZA DEL COMPROMISO

RESURGIR DE LAS CENIZAS: LA RECONSTRUCCIÓN DEL CIRCO CHAPLIN

Hace apenas dos semanas el fuego se llevó todo el trabajo de 15 años. Pero la energía de quienes creen y están dispuestos a abrazar sus sueños y fuentes de trabajo puede ser muy transformadora. Hoy, el Circo Chaplin volvió a abrir sus puertas. Este sábado y domingo realizarán eventos solidarios para seguir recaudando fondos.

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Después de un incendio que destruyó por completo su sede de Rocamora 84, el Circo Chaplin (la única escuela circense de Entre Ríos) vuelve a ponerse de pie con la fuerza de su comunidad. Referentes contaron cómo se hace para volver a empezar y qué significa sostener el arte cuando todo parece haberse perdido.

“Circo Chaplin nació en el año 2010 en Gualeguaychú como un proyecto que buscaba enseñar acrobacias aéreas a estudiantes desde los 6 años en adelante”, contó para La Mala su fundador, Darío Navarro, desde Suiza, donde reside actualmente. “En sus comienzos funcionaba en un espacio prestado, con horarios limitados, clases para niños los miércoles y talleres nocturnos para adultos. Ese primer año fue también el inicio de una gran transformación: el depósito del local en Rocamora 84, que había sido un antiguo bazar y luego quedó abandonado, fue recuperado con esfuerzo y dedicación. Durante meses se vació de objetos en desuso y se acondicionó para convertirlo en un espacio seguro y acogedor para la práctica circense”, recordó.

En estos quince años, más de mil alumnos pasaron por la escuelita, con un promedio de cien estudiantes por año. Antes del incendio, el circo contaba con ochenta alumnos activos y un equipo docente de seis profesoras. “Apostamos por el arte, la educación y el movimiento como herramientas de transformación”, dijo Darío, en este sentido.

Cerca de 100 alumnos y alumnas pasaron cada año por las instalaciones de Rocamora 84


El Circo Chaplin no es sólo un lugar de formación, también es un punto de encuentro. “Fuimos pioneros en la enseñanza de acrobacias aéreas en Gualeguaychú y somos la única escuela de circo en toda la provincia”, subrayó su dueño, añadiendo que “más allá de la formación, cumplimos un rol cultural y comunitario: participamos en eventos locales y nacionales, defendemos los espacios culturales como pilares de identidad y encuentro, y trabajamos para que el circo sea accesible, inclusivo y transformador”.

Para Navarro, el incendio en Rocamora 84, el pasado 2 de octubre, fue un golpe devastador. “En solo 15 minutos se perdieron 15 años de trabajo, esfuerzo y sueños. Ver reducido a cenizas todo lo construido fue profundamente doloroso. Pero en medio del caos, encontramos fuerza en nuestra comunidad: en los alumnos, sus familias, el equipo docente y en la gente de Gualeguaychú que nos abrazó con solidaridad”.

Así quedó el Circo Chaplin tras el incendio que, en 15 minutos, arrasó con el trabajo de años


Sofía Beber es profesora de acrobacias aéreas en la escuelita de circo y fue testigo del siniestro. “El lugar tenía piso de madera y todo lo que había era súper inflamable, colchones forrados, telas, elementos. No quedó nada. Lo que quedó me lo traje a casa para limpiarlo un poco, pero está todo negro por el humo”, contó a La Mala.

Pero, pese al golpe, el Chaplin no bajó los brazos. “Arrancamos a trabajar de nuevo en otro espacio que nos prestaron, así que vamos remontando todo de a poquito”, compartió Sofía, sobre el nuevo lugar, ubicado en Guerra y 25 de Mayo, a metros de la costanera de Gualeguaychú.

“Fue increíble. Habíamos recorrido clubes, salones, todo lugar donde pudiéramos colgar los elementos, pero no los podíamos pagar. Entonces, apareció esta persona que nos abrió las puertas”, dijo la profesora.

Así quedó el nuevo local de Guerra y 25 de Mayo, cedido por su dueño en un acto de gran solidaridad y empatía


Mientras tanto, desde el Chaplin gestionan ayuda y organizan actividades para recaudar fondos, como el evento solidario que se realizará este domingo 19 de octubre en los Galpones del Puerto, además de participar con su grupo en la Oktoberfest local, el sábado 18.

Sofía describe al circo como algo más que un espacio de trabajo. “Para mí, y para mis alumnos, el circo es como un club, un lugar de pertenencia, un refugio. Pasaba toda la mañana ahí, armando clases y coreos. Es nuestro lugar, nuestro hogar”.

Hoy, las clases continúan, aunque no en las óptimas condiciones: “Nos donaron colchones, pero necesitamos los específicos para acrobacia, que no rebotan y cuidan la caída. También materiales como telas, trapecios, sogas. Por eso, lo que más necesitamos ahora es dinero, para poder comprar esas cosas”.

Darío completa, desde el mismo espíritu: “Nuestro objetivo es recuperar el lugar propio, pero sabemos que será un proceso largo. Mientras tanto, seguimos enseñando y ensayando para la muestra de fin de año, que soñamos hacer en un espacio público, como forma de agradecer el apoyo recibido”.

¿CÓMO COLABORAR?

Quienes quieran colaborar pueden hacerlo al Alias circochaplin (a nombre de Darío Navarro).