“Cuida bien al niño
Cuida bien su mente
Dale un Sol de enero
Dale un vientre blanco
Dale tibia leche de tu cuerpo”
Todas las hojas son del viento – Luis Alberto Spinetta
Este año, el lema de la Semana Mundial de la Lactancia Materna —“Prioricemos la lactancia: construyendo sistemas de apoyo sostenibles”—, celebrada el mes pasado, nos recuerda la importancia de generar entornos duraderos para propiciar la lactancia humana de manera acompañada y sin presiones, con el apoyo de todos los ámbitos: familiar, laboral, salud y comunitario.
Con este horizonte, desde la Red de Salud Mental Perinatal de Gualeguaychú junto al Colegio de Profesionales de la Psicología (Coper) llevamos adelante “Dale tibia leche de tu cuerpo”, una charla-taller pensada para encontrarnos y crear colectivamente una campaña que promueva las redes de sostén para cuidar las lactancias en Gualeguaychú, coordinado por Estefanía Fernández y Paz Ayuzo. Y bajo la misma causa nos decidimos a componer juntas esta nota de opinión.
La lactancia es una elección y es un derecho, y desde esa premisa nos surge la pregunta: ¿Cuáles son los obstáculos que deben enfrentar quienes eligen amamantar?
Dar la teta es mucho más que alimentar, es vínculo, es cuidado y es salud. Es también un proceso social que involucra las experiencias corporales de quienes deciden hacerlo: sus emociones, sus miedos, sus deseos, sus expectativas en torno a la crianza y, por qué no, también sus mandatos.
Desde que se inicia la lactancia, la diada madre-hijx debe sortear una serie de condiciones para que esta pueda ser lograda, comenzando por el puerperio, un período en el que puede aparecer cansancio, dolor, dificultades en la prendida del bebé, angustia, culpa, sentimientos de frustración o dudas sobre “si alcanza la leche”.
“Muchas veces es el mismo sistema sanitario, basado en el sistema médico hegemónico, el que se constituye en un obstaculizador del deseo de amamantar”
Todo esto, aunado al contexto y la realidad de cada gestación, parto y condición madre-infans. Por eso, contar con apoyo cercano —familiar, profesional y comunitario— es fundamental para acompañar a las madres, sostener la confianza y evitar que la experiencia se viva en soledad.
Muchas veces es el mismo sistema sanitario, basado en el sistema médico hegemónico, el que se constituye en un obstaculizador del deseo de amamantar cuando, basado en la legitimación social “del médico” -único conocedor de la verdad-, enuncia frases como “la teta no está alimentando a tu bebe”. O, cuando se trata de bebés hospitalizados, se los suplementa de manera innecesaria con leche de fórmula, aun cuando el bebé no lo necesita y la madre está dispuesta a amamantar en dicho contexto, siendo esta una intervención que sólo se justifica en la medicalización de la lactancia y, por qué no, de la vida cotidiana.
Qué decir de los señalamientos sociales producto de una mirada sesgada o de viejos paradigmas que inciden tan fuertemente a la hora de decidir. Les compartimos un ejemplo que se comentó en el grupo de la red:
“El fin de semana tuve dos cumpleaños y en ambos recibí comentarios por amamantar a mi hija que está por cumplir dos años…Y ahí es cuando pienso: nadie hace un escándalo o comentario si toma gaseosa a esa edad, pero sí cuando toma teta”.

También el bombardeo publicitario de las leches de fórmula, que “solucionan rápido y fácil”, en este mundo que se mueve a velocidades vertiginosas. Quién no se encontró cantando: “¿Que tiene Sancorbebe3? será que tiene vitaminas, será que tiene proteínas, será que te crecen los dientes, serás un nene inteligente, la leche se toma con amor y así crecerás como un león”.
En la actualidad, son influencers en las redes sociales, que dando consejos de maternidad y crianza tienen un mensaje más o menos encubierto para publicitarlas. ¿Cómo saber cuándo es información y cuándo es marketing?
¿QUÉ PASA EN EL EMPLEO?
La vuelta al trabajo remunerado es otro factor que entorpece la continuidad. Conciliar la lactancia con el empleo se vuelve cuesta arriba por la falta de condiciones propicias para acompañar el deseo y el derecho a amamantar. En los espacios laborales faltan lactarios, no hay flexibilidad en las jornadas de trabajo y, si la hay, está organizada de un modo que no permite la lactancia “a demanda” y por un periodo mayor a un año -contradiciendo incluso las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud-. Las opciones en este contexto se vuelven acotadas: renunciar al trabajo, extender licencias médicas e inclusive renunciar a la elección y el derecho de lactar.
Sin embargo, resulta importante subrayar que la lactancia, además de ser una elección, es un derecho. La reciente Opinión Consultiva 31/25 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos reconoce el derecho al cuidado como un derecho humano y autónomo que tiene tres aspectos: derecho a cuidar, a ser cuidado y al autocuidado.
“La lactancia es un acto de amor y nutrición, pero también una decisión, un derecho y una responsabilidad colectiva”
En cuanto a las lactancias, insta a los estados a adoptar la normativa y establecer las condiciones necesarias para que las madres puedan decidir ejercer el derecho a la lactancia materna, tanto en el ámbito privado como público.
A nivel nacional, nuestro país protege la lactancia materna a través de las leyes 26.873 de Promoción y concientización pública acerca de la importancia de la lactancia materna, la Ley 20.744 del contrato de trabajo y la Ley 25.929 de Parto humanizado.
UN ACTO DE AMOR, SÍ; TAMBIÉN UNA DECISIÓN
Las ideas sociales que circulan en relación a las lactancias se conjugan de manera diferente según las identidades sexo-genéricas, los contextos sociales, las experiencias personales y los actores sociales, influyendo de manera diferente en cada mujer y en el mantenimiento o abandono de la lactancia.
La lactancia es un acto de amor y nutrición, pero también una decisión, un derecho y una responsabilidad colectiva. Hablar de lactancias es mucho más que la diada de la persona que amamanta y su bebé, es hablar de redes de apoyo, de cuidados y de derechos.

Ampliar nuestra mirada implica reconocer el rol crucial de la pareja, la familia, los efectores de salud, las amistades, el ámbito laboral, los espacios de cuidado y educación. La lactancia nos interpela como sociedad, nos invita a pensar cómo estamos acompañando a quienes deciden amamantar y de qué manera podemos construir y repensar espacios que apoyen los primeros años de vida.
Hay tantas formas de ejercer la lactancia como de destetar, y tener la posibilidad de elegir es lo que empodera a la mujer-madre, independientemente de cuál sea su elección, amamantar o no. Es importante que las mujeres puedan abandonar la lactancia cuando les resulte insostenible o no lo deseen, sin sentirse juzgadas, presionadas o menos valoradas en su rol materno. Escuchar el deseo y decidir libremente sobre el propio cuerpo resulta crucial.