LA VIOLENCIA DE GÉNERO ES (OTRA VEZ) NOTICIA
¿QUÉ HACER SI TU PRESIDENTE ES GOLPEADOR?
La denuncia por violencia de género por parte de Fabiola Yañez al ex mandatario Alberto Fernández generó polémica, indignación y mucha (pero mucha) decepción. Desde La Mala te traemos siete pasos para afrontar que tuviste un presidente golpeador.
Fue una semana negra para el peronismo. Desde el lunes hay un tema que no sale de agenda: el ex presidente Alberto Fernández fue denunciado por violencia de género. Lo sucedido, para darle un adicional, sucedió en la Quinta de Olivos, mientras el mandatario era nuestro presidente. ¿Cómo afrontar la indignación de haber tenido un presidente así? ¿Desde qué lugar nos paramos como ciudadanos de Argentina?
Primer paso: no importa de qué partido seas, la violencia se combate igual. La indignación fue generalizada: todas las personas que se expresaron salieron a bancar a la víctima. Algunas con un real sentimiento de empatía, otras con hipocresía. Finalmente, parece que llegamos a un acuerdo (¡ya era hora!): siempre del lado de la víctima. El que le pega a las mujeres tiene que cumplir su condena. Fin.
Segundo paso: reconocer que la violencia es transversal a toda la sociedad. Sin dudas en todos lados existe y puede aparecer, desde la casa rosada hasta los barrios más pobres. Por eso hay que combatirla en todos los ámbitos y marcar cada indicio que aparece. Lamentablemente, este tipo de violencia en nuestra sociedad está naturalizada en muchos aspectos. La agresión física, los insultos y los femicidios, son la “cara más visible” de la violencia de género. Pero el control, la invisibilización y el lenguaje sexista también son formas de violencia, que también son necesarias resaltar y enfrentarlas.
Tercer paso: no ser termo. Muchos ignorantes culpan al feminismo de lo que pasó. ¿Cómo va a tener la culpa un movimiento que busca la igualdad de derechos de la mujer y el hombre, de que un violento de 65 años le pegue a su mujer? Que un presidente use las banderas del feminismo para ganar votos, es completamente diferente. “El más feminista de todos” decepcionó a todos los que se perciben feministas. Recordemos que la Ley de Interrupción del Embarazo no fue lograda por él, sino por la marea verde (miles de personas que lucharon para que esto suceda): el feminismo no está encarnado en un político en particular, y mucho menos un hombre hetero cis.
Es clave comprender que el feminismo hizo bien las cosas: ahora todos saben que la violencia machista SÍ EXISTE (hace unos días algunas personas no creían en su existencia, incluso la negaban). Otro punto clave es resaltar que cada vez menos personas son intocables. Afortunadamente, la mujer de un ex presidente pudo denunciar lo que vivió, con todo lo que ello implica. No es el feminismo quien debe hacerse autocrítica, sino la sociedad machista que él intenta combatir.
Cuarto paso: hablemos del tema. Aunque seamos peronistas, kirchneristas, libertarios, del pro o lo que sea, tenemos que poner el tema en nuestra charla. Una forma de reconocer la violencia es hablando, es reconociendo que, seguramente muchos de nosotros hemos presenciado alguna situación de violencia, aunque no sea sobre nosotros. Hablo como hombre: ¿quién no ha escuchado que a una mujer le digan un piropo subido de tono, o que le toquen el culo sin su consentimiento? La cultura machista también es transversal en nuestra sociedad.
Quinto paso: saber que los falsos discursos van a seguir existiendo. Que Fernández haya sido un “feminista” para el afuera y un violento en la intimidad, es uno de los miles de casos que existen en la política. Tal vez quienes nos gobiernan tienen que aprender que “lo personal es político” y mostrarse tal cual son, por lo menos para que quienes los votan no se lleven “sorpresas”. Derrumbar la hipocresía, un mundo idílico, ¿no lo creen?
Sexto paso: no continuar con el morbo. Compartir y mostrar a todo el mundo las fotos de los golpes que recibió Fabiola Yañez no te posiciona en contra de la violencia de género, sino que contribuye al morbo generalizado con el que carga la temática. Todos los medios ponen en primera plana la cara y el cuerpo golpeado de una mujer que no dio la autorización para semejante exposición. No se necesitan esas imágenes para creerle, sólo su testimonio basta. Publicar estas fotos sin consentimiento, es otra forma de violencia de género.
Séptimo paso: luchar por el financiamiento de políticas públicas que prevengan estos casos de violencia. Yañez pudo acceder a las herramientas para denunciar la violencia que sufrió pero, ¿todas las mujeres pueden hacerlo? Claro que no. Hay miles de mujeres y diversidades que sufren día a día situaciones de violencia, y quitarles recursos para prevenirlas es dejarlas completamente desprotegidas.
La “agenda comunista”, como lo llaman algunos (entre las que están la Ley de Educación Sexual Integral y la Ley Micaela), “cobra tanta relevancia y urgencia, al constituirse casi como único ámbito donde dialogar de estos temas, desnaturalizar prácticas y fijar protocolos de actuación” (Agustina Díaz en “Abuso de poder”). El episodio del ex presidente no es motivo para, por ejemplo, quitar la Línea 144 (que brinda atención telefónica a mujeres víctimas de violencia de género). Si querés desmantelar esta línea telefónica, no sos tan diferente a Alberto Fernández.
Ya no esperábamos nada de Fernández, pero aún así pudo decepcionarnos aun más. Fue un ex presidente que intentó basar su liderazgo en la moral, pero día a día surgen pruebas de que su gobierno fue en sentido contrario: desde el “Olivosgate” (la foto del cumpleaños de Fabiola en pandemia) hasta nuevos videos que siguen apareciendo. No sólo sorprende la impunidad de un mandatario de su rango, sino su estupidez. Tal vez es porque soy generación Z que me sorprende pero: ¿cómo puede haber fotos y videos de tantos errores políticos?
Es un triunfo del feminismo que todos salgamos a creerle a Fabiola, incluso quienes creían que la violencia de género no existía. Las causas del feminismo van muy por encima de las acciones de Alberto Fernández. Ahora bien, salir a defender a la víctima no te convierte en feminista. No seamos ingenuos, ¿o todavía no se dieron cuenta que el feminismo es un posicionamiento político? Aprovechemos la valentía de una mujer (¡otra más!) para crecer como sociedad.