SALUD MENTAL

NO HAY CURACIÓN SIN MELODÍA, NI ESPERANZA SIN ESCUCHA

Mientras el sistema de salud mental se tambalea entre recortes y estigmatización, los profesionales luchan por mantener la formación y la atención integral. Micaela Delosantos es gualeya y licenciada en Musicoterapia. “hay un retroceso en cuánto a Salud Mental”, dice. La situación en Entre Ríos.

Texto: Zul Bouchet | Fotografía: Luciana Jazmín Marrero
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La salud mental no tiene descanso, ni respiro. En enero hubo más de 200 despidos, en marzo hubo contratos sin renovación. Instituciones como el Hospital Bonaparte vienen sufriendo los embates de la gestión de Javier Milei. Aunque hablemos de actualidad, no es algo nuevo. Al parecer, hay un sector social aún amplio que no cree demasiado en los dolores psíquicos, tal vez debería acercarse un día, interiorizarse y hacer uso de sus herramientas, para empezar a comprender la importancia de tener un sistema de salud integral.

Inicia abril y nuevamente las bombas caen. Llega el aviso de que no se otorgarán nuevos cupos para las Residencias Interdisciplinarias en Salud Mental (Risam). En un principio, llegan a dos o tres hospitales de Buenos Aires, pero no tardan más que un par de horas en convertirse en una alerta nacional. Todas las Risam del país están en peligro.

Las residencias son propuestas de formación de posgrado que dependen del Ministerio de Salud, a través de ellas los profesionales acceden a ampliar su formación durante cuatro años, en el marco de la Ley de Salud Mental 26.657, que favorece el abordaje y la práctica desde una visión interdisciplinaria. Facilitando el vínculo entre diferentes saberes disciplinares, para estimular el pensamiento complejo, la discusión y la horizontalidad en las decisiones, con el objetivo de mejorar las estrategias de funcionamiento en dispositivos de prevención y asistencia.

Sin las Risam se interrumpe un sistema de contención y acompañamiento permanente. Allí se ven afectados psiquiatras, psicólogos, terapistas ocupacionales, trabajadores sociales, musicoterapeutas y, por supuesto, usuarios.

Micaela Delosantos es de Gualeguay, se graduó durante 2017 como Licenciada en Musicoterapia y también se formó como Acompañante Terapéutica. En diálogo con La Mala, señala que “hay un retroceso en cuánto a Salud Mental”.


“La noticia que corría a finales de febrero sobre los términos estigmatizantes que utilizó la ANDIS (Agencia Nacional de Discapacidad) en la Resolución 187/2025 fue algo peligroso y una falta de respeto al modelo social de discapacidad. Y es más preocupante cuando por detrás se esconden discursos hegemónicos con similitudes a los de las prácticas de años de manicomialización. Cuando es el propio Estado el que promueve terminologías degradantes ¿qué podemos esperar de ciertos sectores de la sociedad?”, se pregunta.

Micaela puntualiza en que desmanicomializar no es cerrar hospitales públicos dejando a personas en la calle. El hospital público, como dispositivo, y sus profesionales, con sus intervenciones, alojan el padecimiento subjetivo de muchos a quienes de otra manera el derecho a la salud mental les sería inaccesible. El desfinanciamiento de programas formadores de agentes de Salud Mental también es un atropello en materia de derechos.

LA MUSICOTERAPIA

La escasa implementación de políticas públicas que garanticen los derechos de las y los usuarios de Salud Mental y de Discapacidad también son una barrera para el acceso al sistema de salud. Hay obras sociales que adeudan pagos desde el año pasado y los honorarios en algunos casos no se actualizan desde septiembre pasado. Todavía hay autorizaciones de tratamientos sin el alta correspondiente e, incluso, tratamientos con recortes en la cantidad y los valores de sesiones mensuales.

Como integrante de la Comisión Directiva del Colegio de Musicoterapeutas de la Provincia de Entre Ríos (Comuper), Micaela sostiene que son una comunidad atacada. Muchos de sus colegas han sido despedidos de sus residencias y muchos prestadores en discapacidad están sufriendo una gran vulnerabilidad.

“Desde hace años, la musicoterapia está abriendo caminos a grandes pasos en el ámbito de la salud mental en infanto juvenil y adultez, así como en el ámbito hospitalario, consumos problemáticos, discapacidad, género y diversidad, educación, geriatría y en investigación”, defiende.

Si bien está disciplina no es nueva, pasó mucho tiempo desarrollándose medio en las sombras. Micaela ejerce una profesión que ha padecido estigmas, que por desconocimiento sufrió y sufre de los prejuicios de quienes no se permiten creer en lo que puede generar la música. Y, actualmente, es una de las profesiones más afectadas por las decisiones tomadas por el presidente de turno.

“La Musicoterapia -relata- entrelaza el arte y la salud, se trabaja desde un lenguaje diferente al convencional verbal, quizás es allí donde radica la diferencia con otras terapias, como la psicología. Este lenguaje es el sonoro-musical-corporal, utilizando materiales relacionados al arte, principalmente relacionados a la música. Pero también se hace uso de otro tipo de materiales, como pueden ser juegos didácticos, pintura, cuentos, etcétera. La música es tomada como proceso, no cómo fin, por lo que los encuentros no son clases de música. Los instrumentos musicales y el cuerpo en movimiento son usados como medios de expresión”, explica Micaela.


En este sentido, la profesional destaca la “amplia gama de beneficios”, que genera la musicoterapia, “tanto en lo que respecta a salud mental, a la estimulación del lenguaje y la comunicación, el reconocimiento y regulación de emociones, como a beneficios motores”.

Las expresiones artísticas y la música son una potencia en sí mismas. Micaela las describe como espacios de contención, acompañamiento, salud e identidad, que si se abordan correctamente pueden mejorar la manera de estar en sociedad.

UN RESPIRO DE ESPERANZA

Ante el retiro del gobierno nacional, el gobierno de Entre Ríos decidió sostener durante 2025 la educación integral de los profesionales que se forman en las Risam y las Risamij (Infanto Juvenil). En la provincia tiene tres sedes de residencia: Paraná, Concordia y Gualeguaychú.

Pero nada es color de rosas, los residentes entrerrianos cuentan con un respiro, la Salud Mental en general no. Como señala Micaela durante la entrevista, todavía es pertinente romper tabúes: hablar de salud mental con familias, amistades, con el barrio. Saber que nadie está exento de un padecimiento. Hay que hablar en las escuelas, educar desde el respeto, enseñar sobre las diversidades, validar y escuchar las emociones de las infancias.

Es necesario que se naturalice llegar a una terapia no para “curar” sino para prevenir. Hace falta hablar más, para eliminar los discursos que atrasan.

No hay salud sin salud mental, no hay salud mental sin comunidad.