BRECHA DE GÉNERO
Las mujeres, el cambio climático y una bajada de rango
En medio de la eliminación de los Ministerios de Ambiente y de Mujeres, Géneros y Diversidades, analizamos los impactos del cambio climático en las mujeres.
«No hay plata», fue la frase paraguas que se convirtió en meme en cuestión de segundos, y que le permitirá al nuevo presidente de la Argentina, Javier Milei, justificar un drástico programa de ajuste económico que lo pagarán los sectores trabajadores y no la casta, como prometió en campaña.
Dentro del paquete de ajuste, se propone la reducción de ministerios pasando de 18 en la gestión del Frente de Todos a nueve en la actual gestión de La Libertad Avanza. De esa forma muchos de los ministerios existentes en el gobierno anterior dejarán de tener rango ministerial y serán reabsorbidos por otras Carteras. Dos de estos casos son: el Ministerio de Ambiente y el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, ahora convertidos en Subsecretarías.
El enfoque ambiental del mandatario de la ultraderecha quedó plasmado en la campaña, cuando durante el segundo debate presidencial afirmó: “Todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas”. Ahora el presupuesto destinado a combatir las acciones del cambio climático, que ya era poco, será aún menor.
Del mismo modo ocurrió con el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades, al que había prometido eliminar si llegaba a la presidencia, y cuyas funciones serán absorbidas por el Ministerio de Capital Humano a cargo de Sandra Viviana Pettovello.
BRECHA DE GÉNERO Y CAMBIO CLIMÁTICO
En las líneas que siguen nos proponemos hablar de dos temas relacionados a cada uno de estos ex ministerios: la brecha de género en cuestiones de cambio climático. Cuando hablamos de “brecha de género” nos referimos a las diferencias que existen entre los sexos respecto a las oportunidades de acceso y control de los recursos económicos, sociales, culturales y políticos, entre otros.
“En muchas comunidades que no tienen acceso al agua potable son las mujeres y las niñas las que se encargan de garantizar que haya agua, y eso las lleva muchas veces a salirse de la educación formal”
Cuando hablamos de brecha de género en cuestiones climáticas hacemos referencia al hecho de que los impactos del cambio climático tienen consecuencias diferenciadas para hombres y mujeres, y éstas están relacionadas con las diferencias estructurales.
Por ejemplo: en muchas comunidades que no tienen acceso al agua potable son las mujeres y las niñas las que se encargan de garantizar que haya agua, y eso las lleva muchas veces a salirse de la educación formal o a postergarla cuando ocurren eventos de gran magnitud que provocan falta de agua o sequía y que dificultan la obtención de este recurso. Esta situación puede provocar una diferencia en el acceso y continuidad en el aprendizaje, producto de los roles de género que son asignados mayoritariamente a las mujeres en las tareas de cuidado.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, las mujeres, las niñas y los niños tienen 14 veces más probabilidades que los hombres de morir en un desastre climático. Una gran cantidad de ejemplos que dan cuenta de esta situación se han repetido a lo largo de los últimos años.
Por citar algunos casos, en el terremoto del 19 de septiembre del 2017, en México, el número de mujeres muertas casi duplicó el de hombres. Los análisis posteriores indicaron que esta disparidad en las cifras se debio, entre otros factores, a que una proporción muy alta de mujeres trabajaba en sus casas, mientras que los hombres, en su gran mayoría, “salen a trabajar”. Un gran número de las mujeres que murieron eran amas de casa o trabajadoras domésticas, lo cual además refleja una feminización de las tareas vinculadas al hogar con pagas reducidas o nulas.
“Es fundamental trabajar no sólo para reducir las brechas de género, sino también para disminuir los efectos del cambio climático sobre esta población”
Un caso emblemático se dio en el Tsunami de 2004 en Indonesia donde también murieron más mujeres que hombres, y los estudios posteriores llegaron a la conclusión de que “los hombres estaban fuera de los hogares atendiendo los cultivos o pescando mar adentro donde las olas no tuvieron impacto, mientras que las mujeres se encontraban trabajando en casa o a la orilla del mar esperando que llegaran los cargamentos de pesca. En otros casos, el desequilibrio en el número de muertes tiene que ver, simplemente, con que un menor número de mujeres no sabía nadar”.
En ambos casos, las desigualdades estructurales entre los hombres y las mujeres dan como resultado diferencias en el acceso a la información o en las posibilidades de obtener una mejor educación o condiciones laborales que permitan a las mujeres prepararse, responder y afrontar adecuadamente una catástrofe.
MIGRACIONES CLIMÁTICAS Y VIOLENCIA DE GÉNERO
Si nos referimos a movimientos migratorios o procesos de movilidad humana, que estén vinculados con desastres y fenómenos climáticos, según la ONU, ocho de cada diez personas desplazadas son mujeres. También aquí se observa que son las más castigadas y esto se debe a varios motivos:
1- Los procesos migratorios dejan más expuestas a las mujeres a la violencia de género y sexual, ya sea ante la falta o escasez de agua o alimentos, cuando deben recorrer distancias lejanas y remotas, o bien en los refugios o albergues cuando son desplazadas de sus hogares por cuestiones climáticas.
2- La falta de acceso a recursos económicos por parte de las mujeres para poder hacer frente a los efectos del cambio climático y las migraciones que estos provocan, las dejan en situaciones extremas de vulnerabilidad.
3- Las mujeres también tienen menos acceso a la información para saber qué hacer en caso de catástrofes, incluido el acceso a las alertas y a refugios seguros. Y muchas veces encuentran más dificultades para escapar del peligro, porque son generalmente las encargadas del cuidado de las infancias, las personas adultas mayores o enfermas.
El cambio climático tiende a profundizar las desigualdades de género presentes en las sociedades, y a su vez las desigualdades de género incrementan los impactos negativos del cambio climático en las mujeres. Es fundamental trabajar no sólo para reducir las brechas de género, sino también para disminuir los efectos del cambio climático sobre esta población. La baja de rango de un ministerio no implica solamente una cuestión administrativa, es también una baja en el presupuesto, un recorte en los programas y muchas veces un cambio de dirección en los enfoques de trabajo, difícil creer que podremos enfrentar lo que se viene con estas herramientas.