¿VIVIR O ESTUDIAR?

LA SALUD MENTAL UNIVERSITARIA, UNA URGENCIA INVISIBILIZADA

El suicidio de una estudiante universitaria en Concepción del Uruguay nos obliga a volver a poner el foco en un problema cada vez más presente y complejo, con el que convivimos, a veces, sin tener noción de ello. Hablemos de suicidio, siempre.

Texto: Isidro Alazard | Ilustración: Diego Abu Arab
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Hace unos días, estudiantes universitarios de toda la provincia de Entre Ríos recibieron una trágica noticia: una alumna de la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) de Concepción del Uruguay, decidió quitarse la vida. Pía Fue encontrada por una amiga, a quien le habían pedido que fuera a buscarla ante la falta de respuesta a familiares. 

Cuando se habla de suicidio, no podemos dejar de resaltar que es una de las mayores causas de muerte en el mundo. En Argentina, durante el 2021 se registraron 3.648 suicidios, aumentando a 3.959 en 2022 y en 2023 llegaron a 4.195, siendo la cifra más alta de los últimos diez años (ver más en: “Alguien eligió no estar más: hablemos de suicidio”).

Entre Ríos es la provincia con la mayor tasa de suicidios del país: desde 2001 a 2017, los suicidios entrerrianos se incrementaron un 52% y en 2022 la provincia alcanzó los 18,3 suicidios por cada 100.000 personas, según el Ministerio de Seguridad de la Nación. 

“Desde 2001 a 2017, los suicidios entrerrianos se incrementaron un 52%, y en 2022, la provincia alcanzó los 18,3 suicidios por cada 100.000 personas, según el Ministerio de Seguridad de la Nación”

En una entrevista anterior, la licenciada en Psicología Paula Fischer aclaró que “las personas no quieren, ni buscan suicidarse, simplemente quieren dejar de vivir como lo están haciendo, con sufrimiento agobiante. Ese es el pensamiento, querer aliviar el sufrimiento”. En esta línea, no podemos evitar ponernos en el lugar de las personas que toman esta decisión, en este caso, una estudiante universitaria. 

¿Qué habrá pasado por su cabeza? ¿habrá sido que extrañaba a su familia, a sus amigos, a su ciudad? ¿tenía muchas presiones en la facultad? Las preguntas que surgen son estas y muchas más. 

Es muy fácil recordar ese sentimiento de vacío cuando un domingo estás solo en otra ciudad, con pilas de fotocopias para estudiar y sabiendo que a cientos de kilómetros está tu familia juntándose a comer asado. Mucho más doloroso era si nos iba mal en alguna materia, habiendo pasado semanas leyendo y repasando, dejando de lado amigos, parejas y actividades de disfrute. 

Tras la drástica noticia, las redes sociales se inundaron de posteos de estudiantes. Uno de los más virales reclama: “Ser universitario no es sólo estudiar. A veces es sostenerse. Es hacer fuerza para levantarse. Es tapar el miedo con café y seguir como si nada. Pero a veces no se puede. Y está bien no poder”. La expresión de dolor, aunque el autor no era allegado a Pía, se hace oir en la mayor parte de la provincia, resaltando la importancia de atender la Salud Mental en los adolescentes, por parte de las instituciones universitarias. 

Julián es estudiante de la Facultad de Bromatología de la UNER y miembro del Consejo Superior de la Universidad (representante del cuerpo estudiantil). Desde La Mala, nos comunicamos con él para conocer la situación de la Facultad en Gualeguaychú y su experiencia como estudiante. “A partir de este caso, del que nos enteramos el miércoles, la Universidad anunció el duelo”, nos compartió el estudiante. 

En la sede de Gualeguaychú “funciona un sistema de tutorías en el cual se hace un seguimiento de los estudiantes y cómo es su avance dentro de la facultad, aunque los alumnos son muchos como para estar al tanto de cada situación. Las tutorías están encabezadas por una psicopedagoga, que recibe la ayuda de profesores y estudiantes avanzados”, explicó Julián, aunque advirtió: “de todas maneras, la mayor dificultad es que las personas muchas veces no se acercan a consultar por sus temas de salud mental, ya sea por miedo, vergüenza o porque no saben detectar lo que les pasa”.

En esta línea, compartió datos alarmantes de la realidad actual: “En el año en el que estoy, más del 70% estamos en tratamiento psicológico (y algunos, psiquiátrico). Es una realidad que después del segundo año el número de estudiantes se reduce muchísimo, porque no pueden hacerle frente a la demanda académica que requiere. A los chicos que veo muy frustrados, siempre les digo que resistan. Algunos trabajamos además de estudiar y seguramente hemos tenido problemas en nuestras vidas, pero seguimos ahí”.

“La universidad no solamente es sentar el culo y estudiar, sino que pasan cosas en el medio, personales, familiares, económicas, que también afectan al desempeño del estudiante y a su estado de ánimo. Tal vez lo que falta es más gente capacitada para detectar chicos que por ahí pueden llegar a tener algún problema, más allá de lo académico”, añadió. “Como estudiante acá en la Universidad, sé que la demanda académica es mucha. Por un lado, está buenísimo, pero requiere de mucho estudio, de enfocarse en eso y muchas veces nos olvidamos del resto, de disfrutar la vida. Hay otros factores que nos interpelan y que también son parte de nuestra vida. Algo muy particular que me dijeron los chicos de segundo, cuando empecé, fue ‘preparate porque vas a terminar en el psicólogo’, a lo que pensé que me quieren asustar, pero fue real”. 

“Sé que la demanda académica es mucha. Por un lado, está buenísimo, pero requiere de mucho estudio, de enfocarse en eso y muchas veces nos olvidamos del resto, de disfrutar la vida”

“En mi caso, me enfoqué demasiado en la facultad y en un momento decidí ir a la psicóloga. Me hizo bien, pero llegó un punto que no pude poner más en práctica las herramientas que ella me daba y entré en una depresión, justamente de tanta ansiedad por llegar a los exámenes, estudiar todos los días, dormir súper poco, mi cerebro funcionando a mil. Es así como arranque psiquiatra y estuve cuatro años intentando llegar a estar bien nuevamente. Sin embargo, todo el transcurso en que estuve mal fue en silencio, que creo que es el problema”, concluyó.

En estos momentos, en que algunas situaciones (trágicas, como es este caso) nos hacen pensar y replantear cómo tratamos algunos temas, es necesario clamar por mayor accesibilidad a herramientas que aporten a la Salud Mental en cada caso particular, pero también a nivel social. Charlas, asesorías y consultas individuales pueden ser el camino, pero queda claro que todavía queda mucho por recorrer.

Hablar del suicidio es una herramienta fundamental para la prevención, intervención y posvención. No se puede luchar contra lo que se invisibiliza.

Ante urgencias de salud mental, llamá al 0800 777 2100.