poesía

LA MAREJADA DEJA OLORES SALOBRES

La poesía de Claudia Marcela López nos invita a contemplar la dolorosa belleza de una ausencia, en las trágicas orillas de la memoria. Disfruten.

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La marejada deja olores salobres

Sobre la costa gris. El invierno

Gruñe encima de la espuma

Que alborota blancas gotas sobre mi rostro.

Cada pedrusco en la arena

Es más amable que tu voz ausente,

Sorbe mi afán perdido

El alma 

De tu piel en penumbras.

El aire me esquiva

Como a ti

Que no lo necesitas

He venido a morir

Al mar como si fuese

Una gaviota herida

O un viejo pez

Con la esperanza vana:

Que tu mano cobije y resucite.

Quizá en este principio originario 

Se unan los extremos

Donde todo empezó todo termine

No sé tu travesía

A la hondura manifiesta del ser, según nos dicen,

A lo perfecto, esa excursión al ángel

O a la senda divina

Yo he venido a morir, sí

En la orfandad que nutre el viaje y el camino,

En el recuerdo borroso, casi olvido

En las briznas de estar 

A merced de los ojos, del tacto, del olfato

Y de la espuma

Para sentirte apenas, (leve) en esta despedida.