LA EDAD QUE ME GUSTA

JUSTICIA

LA EDAD QUE ME GUSTA

Una vez más, desde la política se propone la baja de la edad de imputabilidad como la solución a los problemas de inseguridad. Vera del Río ensaya estas reflexiones al respecto.

Texto: Vera del Río

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Ilustración: Diego Abu Arab

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Si se tratase de un auto-test a completar en las plataformas web o en las revistas de playa, la frase “la edad que me gusta” nos interpelaría a revisar en nuestras memorias, cuál de ellas fue la mejor edad que vivimos.

Sin embargo, hace unos días, el actual ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona eligió los 14 años como la “edad que me gusta” en una entrevista al gran diario argentino para referirse a la edad punible de los y las jóvenes.

Desafortunada frase, porque no se trata de si gusta o no un helado, una gaseosa u otro objeto que pueda manipularse y/o digerirse y/o disfrutarse. El ministro está hablando de vidas humanas y del tratamiento de ellas, frente a un acto ilícito.

Indudablemente, como en otros tiempos de nuestra democracia, se retoma la vieja discusión de bajar la edad imputabilidad de quienes cometan delitos, con la diferencia que ya no serían sólo delitos penales, sino “para todos los delitos”. Y explica, textual: “Porque el chico, así sea un hurto, robo, abuso o demás, ya muestra una personalidad que merece atención y sanción. Entonces, dividir según los delitos y dejar alguno sin castigo o educación, carece de sentido”.

En estos días, en lo que todo pareciera carecer de sentido, quienes venimos trabajando temas tan sensibles por el valor que tiene la vida humana, en que todos y todas estamos viendo cómo es tratado un primer proyecto de ley de este gobierno mileista, que como se la titula “Ley Omnibus”, intenta atropellar las instituciones y arrasar con todo lo logrado en estos 41 años de democracia, vuelvo sobre viejos apuntes que aún no tiré.

Entre ellos, están las publicaciones y notas de foros de discusión sobre la Ley de Responsabilidad Penal Juvenil yel pasaje de un modelo tutelar a un modelo de protección integral de los y las jóvenes. Allá por los años 2000 y 2002, abogados, jueces y representantes de organizaciones de víctimas de violencia institucional buscaron consensos para el tratamiento de menores en conflicto con la ley. Tuvo un resultado, unos años después se alcanzaba un modelo de protección integral para con ellos. Todo es perfectible, pero no puede haber un retroceso en materia de derechos.

Esas anotaciones me recuerdan que el 5 de febrero de 2024 se cumplieron 25 años del asesinato de Víctor “El Frente” Vital por parte del entonces policía Eusebio Sosa, en San Fernando; que en el año 2002 la Justicia constató que jóvenes conocidos como “los pibes de la bolsita” -Guillermo “Nuni” Ríos, Fabián Blanco, David Vera Pintos y Juan “El Duende” Salto- fueron asesinados en Don Torcuato y en Tigre por policías bonaerenses, y que también tienen nombre y apellido quienes fusilaron en Bancalari a Gastón “Monito” Galván, de 14 años, con 11 tiros sobre su cuerpo, y a Miguel “Piti” Burgos, de 16 años, con siete tiros en la madrugada del 24 de abril de 2001.

La lista puede actualizarse. Si queremos una sociedad más justa y un Estado que ofrezca oportunidades a todos y todas, deberíamos también decirle al ministro que la vida humana no se mide por “el gusto”.