Fotografía: Catalina Bartolomé

ESCRIBIR CON ORGULLO

EL CAMINO DE LA POESÍA

ESCRIBIR CON ORGULLO

Son poemas. Poemas que vienen de lejos y, a su vez, configuran la trama de un presente cargado de negación de sus identidades. En el Mes del Orgullo y en exclusiva para La Mala, el sentir y los poemas de Tomás Litta.

Texto: Tomas Litta

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Tomás Litta no es sólo una promesa de la poesía en Argentina, sino un presente activo que irrumpió con dos libros sensibles, profundos y sinceros. Su forma de escribir va al hueso, expone sin dar vueltas acerca de los dolores y placeres que comparten miles jóvenes, quizás todes les jóvenes, en medio de sus búsquedas y vicisitudes. Pero, además, Tomás inscribe su poesía en el largo y dificultoso camino que han recorrido anteriores artistas, capaces de romper la negación y el silenciamiento que quisieron oprimir sus identidades. En el Mes del Orgullo, el lujo de tenerlo entre nosotres.

Tomás leyendo su obra frente a cientos de jóvenes en el ciclo de poesía «El Mamut» / Fotografía: Maia Alcire


¿Por qué escribir desde el orgullo? ¿Por qué en este contexto?

El orgullo es fundamental para pararse frente al mundo. Es una manera de plantarse y decir quiénes somos. Y la escritura viene con una carga identitaria muy importante. Para muchas identidades LGBTIQ+, la escritura fue (y es) una forma de poder nombrarse y enunciarse en un mundo que no las reconocía. A muchxs les han arrebatado tanto, que la escritura funcionó como un lugar desde el cual poder sobrevivir y enunciar sus identidades.

Por eso creo que debemos escribir siempre desde el orgullo. Para recordar quiénes somos, de dónde venimos y por qué estamos acá. Sobre todo, en este contexto, reconocer los nombres de quienes nos anteceden y con quienes escribimos. Porque, al final del camino, la escritura es un gran entramado colectivo. Pienso en Pedro Lemebel, Carlos Jáuregui, Lohana Berkins, Susy Shock, Marlene Wayar, Camila Sosa Villada, José Donoso, Manuel Puig, Diana Sacayán. Escritorxs fundadorxs de una pluma orgullosa y con quienes seguimos escribiendo colectivamente.

¿Por qué decidí escribir? ¿Por qué escribir estas poesías?

Escribo poesía porque me es necesario. Porque el cuerpo me lo pide como cualquier otra necesidad fisiológica. No pienso tanto en la productividad de la escritura sino en que la escritura me conmueva; que funcione como un bálsamo entre la hostilidad del mundo. Vivimos dentro de un sistema que cada vez te exige más cosas, más certezas, más productividad, más utilitarismo. Contrario a eso, siento que la poesía habilita una zona en la que poder abrazar las preguntas, la incertidumbre, los lugares sensibles. La poesía es una zona donde no hay culpa, no hay demanda de productividad ni obligaciones. Al fin y al cabo, por eso escribo: porque la poesía es un lugar lindo donde todo está bien, aunque sea por un rato.


ROMPER EL MUNDO

De nuestra infancia me acuerdo

las tardes,Luca, las tardes

que pasábamos pateando

las calles de Avellaneda

mientras la abuela dormía

la siesta en su cuartito

de Lafuente y Güemes


Me acuerdo Luca

de vos juntando

las piedras del piso

una por una, cada una

de distinto color:

con esto

vamos a romper el mundo,

decías y las guardabas

en los bolsillos.


De nuestra infancia me acuerdo también

la tarde, Luca,

la tarde que intentamos besarnos

clandestinamente en la plaza

y un señor grande se nos acercó

para decirnos que por favor

nos vayamos

que lo que estábamos haciendo

no estaba bien y que la abuela

se iba a enterar.


También me acuerdo

la vez que nos escapamos

después del almuerzo

y vos robaste una cerveza rubia

sólo para sentirte re zarpado

porque después

la escupiste toda

y la escondiste.


Me acuerdo Luca

del día que se murió la awe

como te gustaba decirle a vos

y me dijiste:

vayámonos Tomi, no nos quedemos acá

tenemos que romper el mundo

y yo te dije no, Luca

quedémonos y lloremos un poco

para romper el mundo

tenemos tiempo.


De la infancia me acuerdo

Luca, cada una de las cosas

que nunca se van a ir:

pasear por las calles de Avellaneda

flasheando que somos

inmunes al dolor del mundo

los besos ilegales

y la cerveza en la punta

de la lengua.


De nuestra infancia

me llevo, Luca

el recuerdo de tu fuerza

el día que te fuiste

para no llorar

y me dejaste

la mitad de las piedras

que guardaste:

rompé el mundo, Tomi

rompé todo.

*****


De repente

la belleza es

tu pelvis pegada a la mía

tu labio inferior

que se desarma

en mi boca

mientras transamos

con las Kumbia Queers

y nos volvemos

papelitos de colores.

(De Fruto rojo, Santos Locos, 2019)

*****


De repente

soy valiente

me levanto de la cama

y salgo a tomar sol;

papá hace asado

y me explica

cómo arreglar

las cosas que se rompen.

Le digo que el amor

a veces no puede arreglarse

y él me dice

que si no se puede arreglar

no es amor,

que él sabe.

(De Fruto rojo, Santos Locos, 2019)

*****