EL ESTADO COMO UNA FAMILIA: 4 RAZONES PARA DESMITIFICARLO

POLÍTICA Y ECONOMÍA

EL ESTADO COMO UNA FAMILIA: 4 RAZONES PARA DESMITIFICARLO

Aunque los economistas liberales u ortodoxos digan lo contrario, las cuentas del Estado funcionan de una manera muy diferente a una unidad familiar. Ain Mora, economista rosarino, ofrece cuatro grandes razones para desmitificar esta visión. Lo que sigue es la trascripción de parte de un material audiovisual realizado por el profesional para La Mala.

Texto: Ain Mora

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Ilustración: Diego Abu Arab

En este artículo nos interesa desmitificar la idea liberal o la idea que tienen los economistas liberales u ortodoxos de que el Estado funciona igual que una familia. Básicamente esa idea se basa en lo que denominamos la visión familiar del Estado. ¿Cómo funciona una familia? Eso lo sabemos bien. Las familias, si tienen la suerte de tener un trabajo en blanco, tienen un salario a principio de mes y en base a ese salario van gastando en alimentos, vestimenta o lo que necesiten durante todo ese mes. La idea de los liberales es creer que el Estado funciona de esa misma manera. Es una idea muy potente porque básicamente apela al sentido común.

RAZÓN N° 1: ENDEUDAMIENTO

La primera razón, muy sencilla y muy fácil de comprobar, es que las familias se pueden endeudar en tarjeta de crédito o pidiéndole a alguien, pero ese endeudamiento tiene un tope. Es decir, no puede endeudarse al infinito, ya que si esa familia no puede pagar esa deuda a lo largo del tiempo, básicamente las personas o los bancos que les prestaban le van a dejar de prestar y la tarjeta de crédito no le va a financiar ningún pago más.

La idea de que el Estado funciona igual es completamente errónea. ¿Por qué? Porque los Estados nacionales, desde el surgimiento del modo producción capitalista, todo el tiempo toman deuda para financiar lo que crean necesario. Por ejemplo, Japón debe aproximadamente un 250% de su PBI, Alemania un 50% y Estados Unidos un 150%.

Es decir, hasta los países más desarrollados del mundo utilizan el mecanismo de deuda para financiarse. En este sentido, los Estados no quiebran, pueden tener crisis profundas, pueden tener guerras mundiales (como tuvieron estos tres Estados), pero en sí el Estado no entra en una crisis absoluta, sino que puede, de alguna manera, refinanciar esa deuda a lo largo del tiempo.

Claramente esto no significa que no tenga un límite. Por ejemplo, el Estado Argentino si adquiere deuda que no es en pesos, o sea deuda en dólares o en cualquier otra moneda extranjera, tiene un límite. Sabemos que nuestro país tiene una condición muy particular: siempre le faltan dólares. Entonces, si este mismo Estado adquiere una deuda en otra moneda que no sea en pesos, se le va a hacer muy complicado financiarla. Va a tener que adquirir una nueva deuda para sanear la deuda vieja, o bien va a tener que exportar demasiado para pagar esa deuda que todavía no pudo pagar. En sí no significa que el Estado no tenga un límite al endeudamiento, porque claramente lo tiene, pero no funciona igual que una familia.

“El Estado recauda mal porque recauda mayoritariamente por el IVA, que es un impuesto regresivo. Debería tener una reforma tributaria que garantice impuestos más progresivos” Ain Mora

RAZÓN N° 2: IMPUESTOS

La segunda razón se basa básicamente en que los individuos no podemos decidir cuánto cobramos. O sea, en nuestro laburo, salvo que tengamos patrones muy buenos, no decidimos nuestro nivel salarial. Como trabajadores muchas veces no cobramos lo que deseamos y no nos podemos aumentar el sueldo de un día para el otro. Nuestro salario depende, entre muchas otras cosas, de la lucha entre sindicatos y empresarios.

En cambio, el Estado tiene un mecanismo muy diferente: su recaudación sí depende de sí mismo, básicamente porque son los distintos niveles del Estado (nacional, provincial y municipal) los que arman y ejecutan su estructura tributaria. Puede crear impuestos, puede eliminarlos, puede subir algunos, puede bajar otros, pero siempre el Estado controla de alguna manera su recaudación, a diferencia de las familias, que claramente no lo pueden hacer.

De nuevo, esto no significa que el Estado no tenga límites en este aspecto. Por ejemplo, cuando subió el impuesto a las grandes fortunas claramente tuvo la resistencia de los sectores más concentrados y más ricos de nuestro país. Otro ejemplo posible fue la Resolución 125 en el 2008, que aumentaba las retenciones a cierto sector exportador y claramente tuvo la resistencia de ese sector. Está claro que los límites de los impuestos son siempre límites políticos.

RAZÓN N° 3: EMISIÓN

Las familias no tenemos en nuestro patio una máquina que imprima billetes. Básicamente nuestras deudas las tenemos que poder resolver o gastando menos, o recurriendo a un endeudamiento a algún amigo, un familiar o al banco, pero nosotros no tenemos una máquina que imprima billetes. La podríamos tratar de inventar, pero claramente sería ilegal e iríamos presos.

En cambio, el Estado lo puede hacer por ley, tiene un tesoro nacional que está a su disposición y puede emitir la cantidad de billetes que el Estado crea necesario. Un ejemplo muy claro y muy sencillo fue el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) durante la pandemia, que fue un refuerzo del Estado a aquellas personas que no podían trabajar por la crisis sanitaria y no percibían ingresos. Ese ingreso familiar de emergencia fue financiado por emisión y claramente una familia jamás se podría financiar algo por emisión, porque sería ilegal.

Otra vez: esto no significa que la emisión no tenga límites. Si esa emisión termina en sectores concentrados de la economía, estos pueden dolarizar sus ganancias y agravar el problema de los dólares que es el problema central de Argentina. En el IFE podemos suponer que las personas que lo percibieron lo gastaban en supermercados y en alimentos, que era lo necesario para vivir en una época de crisis sanitaria y económica.

En nuestro país el sector de alimentos y el sector comercializador (o de supermercados) son sectores altamente concentrados. Básicamente son cinco cadenas de supermercados las que dominan casi toda la comercialización del país y el sector alimentos son tres o cuatro grupos económicos los que dominan la mayor parte del sector. Entonces podemos suponer que el IFE terminó siendo en parte una transferencia del Estado a estos sectores, que pudieron haber dolarizado sus ganancias y agravar el problema de las reservas internacionales.

“Echarle la culpa al déficit de todos nuestros males es una excusa. Bajo el dogma liberal el Estado no puede hacer nada. Si sube un impuesto, desalienta la inversión privada; si él mismo hace la inversión, desalienta o genera desconfianza en la inversión privada” Ain Mora

RAZÓN N° 4: GASTO

Hay una cuarta y última razón para entender que el Estado no funciona como una familia: las familias, como bien vengo repitiendo, primero cobran y después gastan, primero recaudan y después gastan. Es decir que gastan en alimentos, en ocio, en salir a tomar algo, en lo que sea, en un viaje, gastan de acuerdo a lo que recaudan.

El Estado funciona de una manera totalmente contraria: el Estado no cobra los impuestos el primero de cada mes y en base a eso va gastando, sino que primero gasta con los mecanismos que expuse anteriormente y luego recauda.

Es un sistema inverso y si se quiere no es de sentido común, pero vamos a ponerlo con un ejemplo muy concreto para que se entienda. Vamos a suponer que el Estado construye una autopista o hace una ruta. Para eso se lanza una licitación que gana un empresario o una constructora. Eso claramente es plata que va al empresario.Sin embargo, la autopista no la construye el empresario, la hacen los trabajadores. Entonces si esos trabajadores estaban desempleados generaste empleo y, al mismo tiempo, les aseguraste un salario. Sumado a esto, todos los proveedores que hacen la autopista (cemento, acero, etc.) también se ven favorecidos porque el empresario que la financia necesita de esos insumos. Por último, los trabajadores que perciben un salario por construir esa ruta lo gastan: compran carne, compran lácteos y los artículos que necesitan para vivir, favoreciendo así a todos los comerciantes que se dedican a vender esos productos.

Todos estos agentes que se mencionan (empresarios, proveedores, trabajadores, comerciantes) pagan el IVA, pagan impuesto al combustible, pagan impuesto a las ganancias o incluso podrían pagar bienes personales. Es decir, el gasto del Estado en una autopista financió su recaudación porque los impuestos vienen después que el gasto.

Es al revés de cómo funciona en la familia: en el Estado vos gastaste en una autopista y en base a ese motor económico que fue el gasto, generaste salarios para el sector trabajador y ganancias para el empresariado, que al mismo tiempo paga impuestos y por lo tanto genera tu propia recaudación.

Por eso el déficit bajo la lógica liberal nunca se va a solucionar. ¿Por qué? Hoy te dicen que el Estado funciona como una familia. Que estamos gastando más de lo que estamos recaudando y entonces hay que bajar el gasto.

El problema es que si vos bajas el gasto generas toda una trama recesiva, es decir, una caída del nivel de actividad económica. Dejas de hacer rutas, le pagas menos a los docentes, le pagas menos a todos los proveedores del Estado (porque el Estado necesita de proveedores para su propio desarrollo), etcétera. Y estos actores dejan de pagar impuestos o pagan menos.

Por lo tanto, cuando cae el gasto, por lo general, cae también la recaudación. Así nunca podés solucionar el tema del déficit: cada vez gastas menos, es real, pero cada vez también recaudas menos. Nunca podés nivelar esa balanza porque claramente la recaudación depende del nivel de actividad económica.

Si vos entras en un nivel de actividad económica muy bajo o en caída, como pasa ahora en Argentina, esa recaudación va cayendo. Lo único que te puede salvar ahí es algún impuesto al comercio exterior, como las retenciones, ya que no dependen del nivel de actividad económica interna sino de la dinámica del comercio exterior.

Echarle la culpa al déficit de todos nuestros males es una excusa. Bajo el dogma liberal el Estado no puede hacer nada. Si sube un impuesto, desalienta la inversión privada; si él mismo hace la inversión, desalienta o genera desconfianza en la inversión privada, o se mete en actividades del sector privado. Si, por ejemplo, emite, genera inflación y eso también desalienta la inversión privada. Bajo los dogmas liberales, el Estado no puede hacer nada. No se puede meter en la inversión, no puede cobrar impuestos, no puede emitir plata. Y en realidad fue el Estado el que nos salvó de la crisis sanitaria. Es el Estado el que se encargó de las inversiones más importantes a la salida de la crisis del 2001 para salvar un sistema que estaba colapsado. Es el Estado el que muchas veces se hizo cargo de los salarios de los empresarios cuando no los pudieron pagar en la pandemia. Es decir, hay ciertos gastos del Estado que permiten mantener un motor económico o un sendero de crecimiento y de desarrollo.

CONCLUSIONES

En sí, la visión familiar del Estado es una visión sobreideologizada de cómo funciona el modo de producción capitalista. Básicamente lo que quieren estos economistas es reducir el Estado al mínimo, que en realidad significa favorecer un proceso de acumulación desigual en donde claramente la distribución del ingreso empeora, donde claramente cae el empleo y donde claramente ganan unos pocos. Dentro de este sentido común de pensar que el Estado funciona de una familia, se esconden estrategias concretas para beneficiar a los sectores económicos más concentrados de este país.

Sin embargo, esto no significa que las cuentas del Estado estén bien. El Estado recauda mal porque recauda mayoritariamente por el IVA, que es un impuesto regresivo. Debería tener una reforma tributaria que garantice impuestos más progresivos. Puede ser un impuesto a la herencia, puede subir impuestos de bienes personales, etc.El Estado necesita una mayor transparencia fiscal, tiene mucha opacidad en ciertas cuentas fiscales, sobre todo las que se refieren al comercio exterior. Hay subfacturación de exportaciones, sobrefacturación de importaciones y esos grupos empresarios necesitan un mayor control para garantizar una transparencia fiscal más efectiva. Y, por el otro lado, por el lado del gasto, también el gasto tiene que ser más eficiente. El Estado tiene que seguir un plan de desarrollo económico y asignar las partidas del gasto de acuerdo a ese plan de desarrollo económico concreto, que hoy claramente no existe.