ELECCIONES 2023
El día después de mañana
“En estas elecciones se ponen en pugna dos modelos muy diferentes”, declaró el candidato de Unión por la Patria, Martín Roberto Piaggio, y claramente es así si analizamos las políticas ambientales aplicadas en Gualeguaychú y las no aplicadas en Pueblo Belgrano.
Durante los últimos ocho años, la gestión piaggista tomó como bandera la política de cuidado del ambiente, el río, la separación de los residuos y el tratamiento de los efluentes cloacales e industriales..
Del otro lado del puente Méndez Casariego, la situación fue muy diferente, ya que ni siquiera dieron el primer paso: la educación ambiental y la separación de residuos domiciliarios en origen.
Esta diferencia no es menor, si consideramos que ambos espacios son los que llegan con claras chances de hacerse cargo de la Municipalidad de Gualeguaychú, referencia nacional e internacional del cuidado ambiental, durante los próximos cuatro años.
Para los gualeguaychuenses ya parece viejo aquel postulado de separar los residuos secos, húmedos u orgánicos y patogénicos. También incorporamos la necesidad de recuperar y reciclar el aceite de cocina. ¡Sí! El aceite que usamos para hacer las milanesas se recicla y se trata para que no termine en las napas.
Esta campaña logró recuperar unos 13 mil litros al año de aceite de carritos, restaurantes y domicilios particulares, para evitar que sean vertidos en los desagües, en los suelos o sean quemados, generando problemas ambientales.
Altos de Unzué S.A. realizó la apertura de un canal para que los futuros propietarios de los exclusivos lotes de Amarras puedan ingresar desde el río Gualeguaychú en sus embarcaciones.
El Ecoparque de Gualeguaychú fue uno de los grandes emblemas del cuidado del ambiente en nuestra ciudad, dejando atrás una modalidad de basural a cielo abierto. En Pueblo Belgrano, en cambio, no sólo continúan con su basural a cielo abierto, tampoco han comenzado a separar los residuos y todos los desechos son volcados en un campo lindero al río Gualeguaychú. Los lixiviados (que tanto le preocupaban a la candidata a viceintendenta de Juntos por el Cambio, Julieta Carrazza) caen al río Gualeguaychú sin ningún tipo de tratamiento. Parecería que a Carrazza le preocupan los lixiviados del Ecoparque de Gualeguaychú, no los de Pueblo Belgrano.
Ahora bien, el conflicto Amarras es el protagonista de la diferencia más evidente entre una política ambiental y la otra. Por un lado, desde Gualeguaychú siempre se combatió el avance de emprendimientos inmobiliarios privados (y para unos muy pocos) a la vera de nuestro río en común.
Martín Roberto Piaggio y Mauricio Germán Davico, los dos candidatos con mayores chances de quedarse con la intendencia de Gualeguaychú
Desde la Municipalidad, junto al abogado Julio Majul, siempre se impulsó el cese de las obras y la restitución del humedal. Por su parte, la Secretaría de Ambiente de la Provincia, la empresa Altos de Unzué S.A. y el Municipio de Pueblo Belgrano, a cargo de Mauricio Davico, no hicieron más que apelar los fallos en contra de la Justicia local, provincial y hasta de la mismísima Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Ya no hay más instancias para recurrir. Hasta la Corte Suprema dijo que Amarras no debe ni puede continuar y que todo debe volver a su estado natural.
Ante esta situación, de incumplimiento tras incumplimiento, y para sumarle algo más a esta novela que lleva más de 12 años, Altos de Unzué S.A. realizó la apertura de un canal para que los futuros propietarios de los exclusivos lotes de Amarras puedan ingresar desde el río Gualeguaychú en sus embarcaciones.
Ya no hay más instancias para recurrir. Hasta la Corte Suprema dijo que Amarras no debe ni puede continuar y que todo debe volver a su estado natural.
Parece demasiado, ¿no? Pero lamentablemente es así: desviaron el cauce del río con fines exclusivamente privados y recreativos. Una vez más, la Justicia les dijo “No” y pidió que restituyan el cauce natural en cinco días. Apelaron. Les volvieron a decir “No” y nuevamente el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos emplazó a la empresa a cumplir con lo peticionado. Siguen incumpliendo.
Otro capítulo que evidencia el contraste entre las políticas ambientales a uno y a otro lado del río es el de los desechos cloacales e industriales. En Gualeguaychú contamos con una planta de tratamientos de efluentes cloacales que fue puesta en valor y ampliada para las próximas décadas. Y el mismísimo Parque Industrial realizó una obra monumental para tratar sus efluentes industriales.
Del otro lado, nuevamente: nada. Los efluentes cloacales son volcados sin ningún tipo de tratamiento en un campo de la localidad, esos piletones se rebalsan y suelen terminar en las napas y en el río. Pero ¿Cuánta gente tiene cloacas en Pueblo Belgrano? Según los últimos relevamientos oficiales, sólo el 50%. Suena extraño pensar que en el 2023 la mitad de la población no acceda ni siquiera a tener una cloaca, pero es así.
“La casa común”, como denominó el Papa Francisco al planeta en su Encíclica “Laudato Sí”, habla de la imperiosa necesidad de cuidar nuestro planeta, para nosotros, para nuestros hijos e hijas y para las futuras generaciones.
El cambio debe comenzar hoy y todos nosotros y nosotras somos responsables de que eso así suceda. Más allá de los tiempos electorales, en los que se dice cualquier cosa por un voto, hay límites que no debemos estar dispuestos a cruzar. El cuidado y el respeto por nuestra tierra, por nuestra agua, por nuestro aire, es uno de ellos.