Cuando me toca contar qué es La Mala, siempre digo lo mismo: es un proyecto que nació a principios del año 2023, impulsado por la necesidad personal de generar un espacio, un medio de comunicación, moldeado a mi manera, a mi forma, con mis tiempos, mi estilo, mi estética. Un lugar donde poder volcar también las herramientas que durante más de una década había forjado en el periodismo.
Con ese norte me día la tarea de conformar un equipo de trabajo, pensando en funciones a cubrir, en personas, en perfiles. Y, realmente, a más de dos años de comenzado ese proceso, jamás hubiese imaginado poder armar un equipo como el que hoy tenemos. Actualmente, todas las funciones de la revista, desde la redacción, pasando por lo administrativo, la creación y administración del sitio web, la ilustración, la fotografía, la edición de audio, imagen y video, todo está cubierto. Cada una de las siete personas que hacemos la revista sabe qué y como tiene que hacer las cosas. Eso ya es un montón, créanme.
Pero a principios del 2023 el panorama lejos estaba de ser el que es hoy, en todo sentido. Si hoy vivimos en la incertidumbre constante, en ese momento era aún más ensordecedora esa fata de certezas. Fueron tiempos de decenas de reuniones, de compartir ideas, de compartir visiones, no solo del periodismo y la comunicación, sino también del mundo que nos rodea. Así, a mediados de octubre de ese año, pudimos publicar la Edición N°1 de La Mala.
En el medio pasaron muchas cosas: en noviembre fue electo el presidente Javier Milei; en diciembre el Gobierno Nacional aplicó una devaluación del 120%; enero y febrero del 2024 se inauguró la etapa del “no hay plata” (y nosotros con nuestro proyecto nuevo, hecho con mucho amor y dedicación, pero que entonces no era más que una apuesta). Todo el año pasado, de principio a fin, fue muy duro para la revista y para todos nosotros: haber sobrevivido al 2024 fue nuestro primer gran logro.
Ya el 2025 fue un poquito mejor, con el proyecto consolidado y otras perspectivas. Actualmente, con 104 ediciones ininterrumpidas durante todos los sábados de estos dos años, estamos muy orgullosos de lo logrado.
Como contamos desde un principio, La Mala es un proyecto independiente, cooperativo y asociativo, que no trae verdades reveladas y no busca la primicia periodística, sino que apuntamos a generar herramientas para pensar y para pensarnos en el mundo en que vivimos. Desde lo local y lo inmediato, pero también desde lo regional, provincial, nacional e internacional. Somos un proyecto que no ha parado de crecer, muy de a poquito, como todo proyecto que no cuenta con grandes respaldos económicos, pero que sí ha sabido crear una comunidad de cerca de 100 suscriptores y suscriptoras que todos los meses aportan parte de su dinero para que esto siga siendo una realidad. También, acompañados por los auspiciantes que nos vienen bancando, hace más o menos tiempo, a quienes estamos profundamente agradecidos.
Para nosotros, y me tomo el atrevimiento de hablar en nombre de todos los integrantes de la revista, el de hoy es un día muy especial. Porque en estos dos años, a pesar de las cientos de horas compartidas, a pesar de las decenas y decenas de reuniones y coberturas realizadas, no nos hemos podido dar el momento para festejar. Hoy festejamos los dos años de La Mala, pero también festejamos el crecimiento de un proyecto de las características del nuestro, y festejamos que se puede, que se puede a pesar de todas las adversidades, que se puede a pesar de una economía que se cae a pedazos y de la falta de recursos.
Festejamos, sobre todas las cosas, la potencia del trabajo colectivo. Porque nadie puede realizarse en una comunidad que no se realiza. Eso, dos años después, nos queda más claro que nunca.
Nos vemos esta noche. La cita es en Vibra (San Martín 789) desde las 22 horas. ¡Salud!
