DEL RÍO QUE BEBEMOS: ¿CÓMO LLEGA EL AGUA A NUESTRAS CANILLAS?

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DEL RÍO QUE BEBEMOS: ¿CÓMO LLEGA EL AGUA A NUESTRAS CANILLAS?

Derrochamos más agua de lo que deberíamos. Las razones son varias: no somos demasiado conscientes de su importancia y finitud, la pagamos demasiado barata, nunca nos faltó. No sé. La nota que sigue navega el complejo recorrido que el agua hace antes de salir por nuestras canillas. El río, los desechos industriales, los cloacales, las plantas de tratamiento y un trabajo ambiental sostenido en el tiempo. Veamos.

Texto y fotografía: Luciano Peralta

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Hace un par de semanas nos invitaron de la Subsecretaría de Ambiente y Seguridad Alimentaria de la Municipalidad a conocer el trabajo de toma de muestras de agua que se realiza en el río Gualeguaychú para conocer el estado de la misma.

La ocasión sirvió como disparador para instruirnos un poco más sobre la importancia de la calidad del agua de nuestro río y sobre el circuito que involucra: desechos industriales y cloacales, tratamiento de los mismos y potabilización, para, finalmente, terminar en nuestras cocinas, baños y lavaderos.

Eran las 8.30 cuando subimos a la lancha, acompañados por Gastón y Juliana, quienes conocen como pocos los recovecos del hermoso río Gualeguaychú. Gastón es Gastón Schargorodsky, biólogo, y Juliana es Juliana Giménez, licenciada en Gestión Ambiental. Ambos son parte del equipo de la ex Dirección de Ambiente, ahora recategorizada como Subsecretaría de Ambiente y Seguridad Alimentaria.

Luego de tomar las primeras muestras de la mañana (primer detalle: no existe legislación que regule este trabajo) y de explicarnos en detalle metodología, valores y técnicas implementadas, la licenciada Giménez dialogó con La Mala. “Las tomas de muestras de agua del río se realizan, más o menos sistemáticamente, hace 40 años. Cuando los efluentes del Parque Industrial Gualeguaychú (PIG) terminaban en el arroyo Gualeyán y desembocaban río arriba de la toma de agua. Lo que empezó a generar la necesidad de controlar la calidad del agua que, luego del proceso de potabilización, se consumiría en los hogares de la ciudad”, explicó.

“Ambiente es un área que, con el paso de los años, se ha ido profesionalizando. Hoy, todos somos personal idóneo, algo que no pasa en muchos municipios de la provincia”, destacó. Y, respecto a los muestreos, dijo que se han ido sistematizando: “hace 40 años se hacían, pero no siempre en los mismos lugares y no siempre se buscaba lo mismo. A veces, era lo microbiológico, a veces lo físico-químico. En un momento, también, la Provincia venía una vez al mes a hacer muestreos en el río, buscando metales pesados”.

Fue en 2008, cuando se creó el área de Ambiente en la Municipalidad, que este trabajo tomó otra jerarquía. Y, con el tiempo, se empezaron a sistematizar, tanto los puntos de muestreo como el período de toma de muestras y los valores a medir.

Diez años después, en 2018, cuando se creó el Laboratorio Ambiental -que funciona en la planta de Obras Sanitarias- se puso en práctica la dinámica actual: por un lado, la toma de muestras de agua en diez puntos estratégicos del río Gualeguaychú (tanto aguas arriba, como aguas debajo de la toma de agua). Y, por otro lado, el muestreo en doce puntos de los diferentes arroyos que desembocan en el río (Cura, Gaitán, Las Piedras, Mangrullo, Cañada de Gómez, Capilla, Venerato, etcétera).

Algunos puntos de muestreo: Toma de agua, balneario municipal, desembocadura del arroyo Gaitán, Munilla, Cura, efluentes del PIG y “cancha larga”

Estos muestreos, tanto en el río como en los arroyos, se realizan una vez por mes, en temporada baja; desde octubre a diciembre, previo a la temporada alta, se llevan a cabo todas las semanas; y de diciembre a marzo, el trabajo se hace cada 15 días.

“En temporada se hace foco en las cuestiones microbiológicas, se miden las bacterias, cuántas son fecales y, de esas, cuántas patógenas (la más común es la Escherichia coli, que produce gastroenteritis, síndrome urémico hemolítico, etcétera). Además, antes de la temporada se analizan las zonas del río y se determina si se habilitan para uso recreativo o no”, contó Giménez.

“Cuando hay un pico de materia fecal hay que buscar de dónde viene, si viene de arrastre o de una fuente puntual, como algún emprendimiento o casa particular que en vez de tratar sus efluentes los tira al río directamente”, ejemplificó la profesional. Aunque aclaró que “hace mucho que no vemos situaciones como esta”.

“Hemos notado que en los últimos años ha bajado notablemente la carga microbiológica del río. Nosotros hicimos un trabajo muy intenso con las casas y los emprendimientos turísticos de las zonas costeras para que tengan su sistema de tratamiento de efluentes cloacales y ha dado resultado”, remarcó la licenciada en Gestión Ambiental egresada de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader).

“Sí, nos pasa que, por el ganado intensivo, la materia fecal de los animales, por arrastre, llega al río. Esto sucede porque hay costas que están muy desnudas, que no tienen filtro vegetal, ni árboles, ni yuyos, entonces todo termina en el río”, explicó.

TRATAMIENTO DE EFLUENTES CLOACALES

La Planta de Tratamiento de Efluentes Cloacales fue construida en 2005 y puso a Gualeguaychú entre las ciudades más comprometidas con el amiente, ya no de la provincia sino del país. Este es un dato que no se difunde mucho, o es naturalizado, pero son muy pocas las ciudades que tratan sus desechos cloacales antes de tirarlos al río.

En la actualidad, cerca del 98% de las viviendas de la ciudad tienen cloaca. Esos desperdicios (en muchísimos casos, acompañado por papel higiénico y otros elementos que no deberían ir al inodoro) van a la red cloacal. De ahí llegan a la Planta de Tratamiento de Efluentes Cloacales (ubicada en calle Perón al sur), donde son sometidos a tratamiento: pasan por las piletas de aireación y luego a las piletas anaeróbicas, siguen por un laberinto de cloración y desembocan en la cañada Las Achiras. Ésta, en el arroyo El Cura, para, finalmente, llegar al río Gualeguaychú.

Este es uno de los puntos en los que, periódicamente, el equipo de Ambiente realiza el control de la calidad del agua.

Imagen gentileza de prensa de la Municipalidad de Gualeguaychú

¿QUÉ PASA CON LOS DESECHOS INDUSTRIALES?

Otras de las obras de magnitud que posicionó a la ciudad por encima de la media en cuanto al cuidado del ambiente fue la nueva Planta de Tratamientos de Efluentes Industriales, donde son tratados los desechos del PIG. Si bien antes de mayo del 2019, cuando comenzó a funcionar al 100%, existía una planta, la misma era demasiado pequeña y no llegaba a tratar debidamente los desechos que pasaban por la cañada de Melgar, el arroyo Gualeyán y desembocaban en el río Gualeguaychú.

“La nueva planta es muy buena y está sobredimensionada, como para cuando se instalen más industrias en el parque”, destacó Giménez. Al tiempo que aclaró que “son muy pocas las industrias que generan efluentes industriales en el PIG y, en general, buena parte de las que lo hacen tienen su tratamiento previo”, aportó.

En la zona, Ambiente realiza el control del agua cada 15 días.

¿CUÁN CONTAMINADO ESTÁ EL RÍO?

“Yo prefiero hablar de río impactado, impactado por actividades antrópicas. Porque cuando hablamos de contaminación pareciera un escenario catastrófico y, en realidad, la contaminación es el ingreso de un elemento nuevo a lo que se está estudiando (el agua, en este caso) o un exceso de elementos existentes”, diferenció la especialista. Y, para que se entienda, ofreció un ejemplo sencillo: “Si al agua le pongo barro, pasa a estar contaminada”.

“Por eso me gusta hablar de impactos negativos, aunque también hay impactos positivos, como sería reforestar nuestras costas, para que haya un filtro y cuando se produzca el escurrimiento de las aguas de lluvia exista ese filtro de depuración”, aportó Giménez. Y continuó: “Para dar tranquilidad, hay que saber que nuestro río tiene parámetros normales. Hay que tener claro que no se pueden comparar cursos de agua. Para que se entienda: el agua en Córdoba es cristalina porque pasa por las rocas, el sedimento queda, etcétera, hay un montón de explicaciones, pero si tomás una muestra de agua en los arroyos de Córdoba habría que ver cómo da microbiológicamente. Nuestro río es marrón por el arrastre de sedimentos. Por ejemplo, en temporada de sequía su transparencia aumenta, hemos llegado a medir un metro (de profundidad) y en épocas de lluvia hemos medido de 10 a 15 centímetros de transparencia”, explicó.

“Los parámetros físico-químicos, microbiológicos y de residuos de metales pesados arrojan un comportamiento normal de nuestro río”, aseguró la profesional que suma poco más de diez años trabajando en Ambiente municipal.

EL AGUA QUE VOS BEBÉS

Si bien cada vez más se tiende a consumir agua envasada o de pozo, muchas personas toman el agua de la canilla de sus casas. Gran parte de ese agua viene del río Gualeguaychú: Existe una planta, conocida como la Toma de Agua, ubicada entre la desembocadura del arroyo Gualeyán y el puente de la Ruta 136, que funciona los 365 días del año y es de dónde se extrae el agua que, luego, va hacia la Planta de Obras Sanitarias para ser potabilizada e inyectada en la red general.

La Toma de Agua, sobre el río Gualeguaychú, está ubicada entre la desembocadura del arroyo Gualeyán y el puente de la Ruta 136

La particularidad de la red local de agua potable es que, además del agua del río, es alimentada con pozos ubicados en diversas zonas de la ciudad. En total, son 34, pero en la actualidad y por diferentes motivos sólo están en funcionamiento 18. Esos pozos también son controlados (por Obras Sanitarias, en este caso), pero, a diferencia del agua del río, el agua de los pozos no pasa por la planta potabilizadora, se inyecta directamente a la red general para llegar, finalmente, a nuestras cocinas, baños y lavaderos.

“Lo que notamos es que el gualeguaychuense tiene un consumo de agua irresponsable. Si bien somos muy cuidadosos del ambiente y de lo que pueda suceder en nuestro río, consumimos agua en exceso”, reflexionó la profesional de la Municipalidad, sobre el final de la entrevista.

Quizá estas líneas aporten a cambiar ciertos hábitos.