OPINIÓN
DAVICO Y LOS “TRASLADOS” DE LA MEMORIA
Una de las primeras medidas del gobierno de Davico fue el «traslado» del Museo de la Memoria, que aún no ha reabierto sus puertas. ¿La negación de la historia y de la memoria de la dictadura en nuestra comunidad es una política de la dirigencia actual? Matias Ayastuy, ex director de DDHH, evalúa la actual gestión.
A un año del cierre del Museo de la Memoria Popular Osvaldo Delmonte, se suman los desmantelamientos en la Municipalidad y Radio Nacional.
“Traslado” fue la palabra empleada por el Subsecretario de Cultura y Deportes de la Municipalidad, Luis Castillo, para disfrazar lo que en realidad fue un desmantelamiento del museo que funcionaba en la Casa de la Estación. Su cierre fue una de las primeras medidas del gobierno de Davico y Carraza, en sintonía con el clima de época.
En esta misma línea, la flamante directora artística de Radio Nacional, Estela Gigena, entre sus primeras acciones llevó adelante el desmantelamiento de la Muestra Memoria, Verdad y Justicia, que se encontraba instalada en el pasillo de la Radio.
Y como para no dejar ninguna duda de que no se trata de hechos aislados, en estos días también se está desmantelando una obra de la artista plástica Marta Pardo en homenaje a las y los desaparecidos de Gualeguaychú, emplazada en el entonces Salón de la Memoria de la Municipalidad.
Pareciera que estos dirigentes tienen en común la particularidad de encontrar sus impulsos de gestión en la negación de la historia y, sobre todo, de la memoria de la dictadura en nuestra comunidad.
¿Qué les pasa cuando se paran frente a las fotos de los desaparecidos? ¿Se sentirán incómodos? Dicho de otro modo: ¿Por qué el gobierno municipal –a la par del gobierno nacional– avanza contra los símbolos y materialidades del Nunca Más? La respuesta la tienen ellos, no nosotros.
Pero sin dudas Davico y Milei construyen y destruyen acorde a su política. Pisotear la memoria de los desaparecidos se corresponde con un proyecto represivo; adular figuras como la de Margaret Thatcher con la entrega de las Islas Malvinas y el Atlántico sur a los ingleses y yanquis; reivindicar a Carlos Menem con la privatización de los recursos, el endeudamiento y el saqueo del país.
El gobierno local y el nacional coinciden en sus predilecciones simbólicas porque coinciden en el mismo proyecto político. El negacionismo de la historia y la relativización de los crímenes de la dictadura, junto a la ostentación de la banalidad y al apoyo a los discursos de odio, van permeando rápidamente y son la máscara de un modelo económico de exclusión, desempleo y hambre.
Los despidos en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, el desfinanciamiento de los sitios y espacios de memoria llevados adelante por Milei le dan contexto a las acciones locales que buscan desterrar la Memoria de los desaparecidos de Gualeguaychú.
Se equivocan. Van a fracasar. Nuestra memoria se reconoce en la dignidad humana, en la historia de las luchas populares, en la verdad, el amor y la justicia. La memoria no se desmantela.