Al lado del camino

MUJERES A DEDO

Al lado del camino

Desde su proyecto de tesina visibilizó una situación tan ignorada como naturalizada en nuestra provincia. Camila Mateo nos cuenta de su documental, “Mujeres a dedo”, que todavía no estrenó. El proceso creativo y la revalorización de la educación pública.

Texto: Isidro Alazard

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Fotografía: Joaquín García

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Llevo meses ideando mi tesis. Y una de las cosas más difíciles es encontrar un buen tema para hacerla: que te guste, que tenga un motivo y que en algún aspecto contribuya con el campo en el que estás especializándote. Algo casi imposible, por lo menos en lo mío (las Ciencias Sociales) es encontrar un tema del que no se haya hablado. Parece tonto pensar que, de hecho, hay temas que están tan normalizados que no se ven.

Mujeres a dedo es un documental sobre mujeres que hacen kilómetros para poder llegar a su trabajo. Para eso, se paran al lado de la ruta haciendo señas, esperando que algún alma caritativa las lleve en el auto o en la caja de la camioneta. Son mayormente docentes o personal de salud y recorren hasta 120 kilómetros.

Quien se planteó este tema fue Camila Mateo, licenciada en Comunicación Social, periodista y productora de este documental, que formó parte de su tesina de grado para finalizar la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Pero, ¿cómo nace el interés por investigar a estas mujeres?

“Mujeres a dedo surge como de casualidad, yo estaba cursando el último cuatrimestre de la carrera y trabajaba en el almacén de mi familia. Un día atiendo a una mujer y no sé cómo surge, pero me cuenta que hacía 180 kilómetros a dedo para ir a su trabajo y 180 para volver a su casa. Me quedó rondando en la cabeza eso, me sorprendió”, relató Camila a La Mala.

Durante el verano, trabajando para una radio de la ciudad le tocó entrevistar a una directora de escuela rural que le contó que una docente viajaba a dedo, desde Larroque a Gualeguaychú para dar clases. A los días, un guardavidas que había trabajado en la Aduana le contó lo mismo. “¡Tres veces, en muy poco tiempo, se repitió esta situación!, entonces decidí hacer una nota periodística, con el mismo título que iba a tener el documental, en la que entrevisté a estas tres mujeres: a Mariana, la agente sanitaria que entró al negocio; a la maestra de Larroque y a Coco, el guardavidas”.

“La nota tuvo mucha repercusión, muchas mujeres empezaron a compartir sus experiencias. Yo ya estaba trabajando en mi tesina, que iba a ser sobre las redes sociales, pero no me tenía muy motivada. Entonces empecé a pensar en la posibilidad de hacer de Mujeres a dedo un documental”, relató la periodista.

-¿Cómo se empieza a materializar el documental?

– Durante el 2020 me dediqué a la preproducción. Estaba en un contexto laboral difícil, el trabajo que tenía me aportaba muy pocos ingresos y no tenía plata para arrancar. En ese contexto se abre una convocatoria para el Culturar Guale (de la Dirección de Cultura), para presentar proyectos con impronta cultural, me presenté y gané dos financiamientos: uno para producción y otro para posproducción. Ahí es cuando el medio para el que trabajaba sacó una nota hablando de eso y se me ocurrió dejar en el interior mi número de teléfono para que las personas que quisiesen se pudieran comunicar conmigo. ¡Me llamaron personas de todo Entre Ríos!, ahí decidí aprovechar la situación y crear una encuesta para recabar datos sobre el fenómeno.

Durante tres años, la comunicadora Camila Mateo trabajó sobre la vida de las mujeres que conviven con la ruta.

-¿Cuántas personas hicieron la encuesta?

-Participaron 190 mujeres de la provincia. Se recabaron diferentes datos: el 90% de las mujeres que hacen dedo son docentes; el 30 % recorre más de 120 kilómetros para llegar a su lugar de trabajo; el 31%, hace entre 51 y 80 kilómetros; el 23%, entre 81 y 120 y una porción menor, entre 20 y 50. Hay mujeres que han llegado a viajar a dedo por más de 20 años, el 50% encontró dificultades en compatibilizar la maternidad, el trabajo y el hacer dedo. Sin embargo, continuaron haciéndolo. Más del 60% de las mujeres respondieron que hay ocasiones en las que viajan solas y otras acompañadas, y el mismo porcentaje asegura que vivió al menos una situación incómoda mientras hacía dedo.

-¿Qué las lleva a viajar tanto?

– Muchas veces no encuentran trabajo en sus ciudades, lo que las lleva a concursar para diferentes escuelas, entre ellas las rurales. Viajan a dedo porque, por un lado, los viáticos no alcanzan y no todas tienen auto. Además, el combustible es muy caro y faltan colectivos de mediana distancia. Hay mujeres que tienen la motivación y la vocación de dar clases en escuelas rurales, otras sólo necesitan trabajar. Digo esto porque lo que intento en este documental es romantizar lo menos posible la situación. Lo abordo desde una perspectiva crítica y feminista, porque se ponen en foco cuestiones que tienen que ver con la maternidad, la sororidad entre mujeres, las dificultades en el camino y los acosos que muchas han sufrido haciendo dedo.

“Lo que intento hacer en este documental es romantizar lo menos posible la situación, no es la idea. Lo abordo desde una perspectiva crítica y feminista”

-¿Ellas se sienten gratificadas con su labor?

-Si, todas se sienten muy orgullosas de lo que hacen. El hacer dedo, el ir a trabajar a pesar de las circunstancias es como una reafirmación de la profesión que eligieron. Pero, sin caer en la romantización, como te digo. Todos necesitamos trabajar y a veces es lo que hay. Ese fue uno de los desafíos más grandes: poder hacer un balance entre un documental de denuncia (señala una situación naturalizada por muchísimos años) y no mostrar esa situación como algo necesariamente feo o indeseado, porque ellas no lo perciben así. En el camino encuentran la solidaridad de la gente, comparten experiencias entre ellas, hay cierto tinte de aventura.

-¿Qué te dejó el documental?

-Ciertas reflexiones y preguntas: ¿por qué, si es una práctica que lleva tanto tiempo instalada en Entre Ríos, nunca se intentó resolverla? No creo que sea algo que no pueda tener solución. También me sorprendió la falta de cobertura mediática que tiene el tema: es el primer trabajo en profundidad que se hace sobre esto. Me deja una especie de sensación de impotencia en algún punto. Sabemos que la visibilización de las cosas permite hablar y abrir debates, pero no sé si este trabajo pueda ayudar a solucionar esto.

El rodaje del documental fue financiado por el programa Culturar Guale de la Dirección de Cultura de Gualeguaychú

-¿Cuándo se estrena el documental?

-No tenemos fecha todavía. El documental fue aprobado por la UBA, con un diez, lo que es muy hermoso, porque es el trabajo de tres años, de un gran grupo de trabajo. En una parte de la tesina incluí algunas reflexiones finales, entre la que estaba la siguiente: Mujeres a dedo supuso una devolución de todo lo que me dio la universidad pública. Ya que el 90% de las mujeres que hacen dedo son docentes, para el sistema educativo son fundamentales. Esto permite que nosotros como profesionales lleguemos a la universidad con herramientas y podamos recibirnos de forma exitosa, así que también es una manera de devolverle eso a esas mujeres que tienen que viajar para para llevar la educación a diferentes partes de la provincia.