BALANCE
La vara alta que deja piaggio
Hernán Ayala es concejal oficialista y hombre de confianza del intendente Esteban Martín Piaggio. En estas líneas enumera las obras de sus gestiones y lo que las mismas significaron para el presente y para el futuro de la ciudad.
“El Estado es lo que se hace con lo que hicieron de él”. Se vuelve necesario parafrasear a Sartre en tiempos donde el concepto de libertad es utilizado sólo para la economía de los poderosos. Traer al gran filósofo francés es reivindicar la libertad entendida como una responsabilidad ética y humanista, en la que el hombre es el centro y no el objeto a la venta.
Aclarado esto. Paso al tema que nos convoca, las elecciones, la campaña, la democracia, el contrato electoral y un factor determinante para sostener los conceptos mencionados: la responsabilidad del Estado como actor institucional y ético fundamental para dar respuesta a los problemas públicos y sostener el sistema de relaciones económicas y sociales en nuestra ciudad.
NIVEL HISTÓRICO DE OBRAS
La creación de valor público es una responsabilidad indelegable del Estado, Juan Perón nos enseñó que “mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar”. He aquí la magnitud y cantidad de obras realizadas y en ejecución en la ciudad de Gualeguaychú.
El equipo liderado por Esteban Martín Piaggio hizo de aquella frase histórica un motivo central en el ejercicio de la gestión pública, propios y ajenos reconocen la cantidad de obras y los logros del gobierno. De campaña en los barrios la voz de vecinos y vecinas redondeaba la idea de que Martín Piaggio es el intendente que más hizo en Gualeguaychú.
En septiembre pasado, uno de los tantos Carraza que integrará el gobierno próximo, en el programa Fuera de Juego, decía acerca de nuestra gestión, como intento de crítica: “es una máquina de hacer cosas, en un vértigo casi arriesgado”. A lo que podemos sumar el análisis del licenciado en Ciencias Políticas Carlos Elgart sobre el resultado de las elecciones en el canal “Somos Gualeguaychú”, sosteniendo que, a diferencia de Concordia, la gestión peronista en Gualeguaychú estaba bien conceptuada.
Quiero expresar con estas palabras de propios y ajenos, primero, que hemos cumplido plenamente con nuestro contrato electoral; segundo, hemos honrado la gestión pública y nos hemos brindado a través del servicio público a la comunidad de Gualeguaychú; y, tercero, que abrazamos los principales problemas públicos y le dimos un camino claro de solución.
Este decir del pueblo lo vemos materializado en que luego de 100 años se está construyendo una nueva Toma de Agua y Planta Potabilizadora; luego de 49 años se construye una nuevo Parque Industrial; se comenzó con la Circunvalación y los accesos a la ruta 20 y 136; luego de 15 años se construyen nuevas piletas de tratamiento de efluentes; se realizaron 1500 viviendas en la ciudad; se duplicaron los museos; se hicieron 1600 calles de cordón cuneta y ripio de manera participativa en consorcios vecinales; cambiamos el 65% de las luminarias por tecnología LED (Gualeguaychú no conoció la luz Led hasta 2015). También se logró el 100% de agua y cloaca en el ejido urbano; se quintuplicaron los espacios públicos de calidad, dando más de 1000 puestos de trabajo a vecinos y a vecinos en el sistema cooperativo.
La ciudad tiene el honor de ser Municipio Saludable, mención que solo diez municipios de 2700 del país lograron y que genera aportes económicos a la ciudad; promovimos los mercados del Frigorifico, Munilla y la Vieja Terminal, generado 50 puestos de trabajo directos y más de 200 indirectos. Asimismo, la ciudad cuenta con una amplia política de género y diversidad, que paradójicamente atiende, aloja y presta servicio, también, a vecinas de Pueblo Belgrano. Avanzamos en la transformación tecnológica del Municipio, la firma digital, el recibo electrónico, el sistema GIS, entre otros.
Dejamos una planta permanente igual a la que recibimos en 2015, saneamos el Municipio con la inclusión de más de 400 personas precarizadas que ahora gozan de los derechos que les corresponden. Un eje fundamental, como es el ambiente sano, ha sido una política transversal a nuestra gestión, encarnando la lucha ambiental de nuestra ciudad con la decisión política de cuidar nuestros ríos, nuestros montes, nuestra naturaleza.
ELECCIONES Y CAMPAÑA
En el prólogo del libro Emoción y Sentimientos del doctor Daniel López Rosetti, el escritor Jorge Fernández Díaz asevera que: “el miedo, la ira, la alegría, la tristeza, el asco y la sorpresa vienen con el hombre primitivo y se han quedado con nosotros, por más que los trucos civilizatorios pretendan atenuarlos o esconderlos. Esta verdad tiene implicancias políticas de primera magnitud: el voto no suele ser producto de largas reflexiones sino de impresiones básicas, emocionales, que luego justificamos con argumentos pensados. Esta información es muy relevante en un mundo que retrocede a líderes mesiánicos, peligrosos administradores de emociones turbias”.
Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Podemos pensar las elecciones en la ciudad bajo muchas premisas dentro de las cuales puede, tranquilamente, ingresar la del prólogo mencionado. De todos modos, ya tendremos tiempo de analizar los errores y realizar la autocrítica necesaria que refuerce la unidad del movimiento peronista para luego mirar hacia el futuro.
La nacionalización de las elecciones siempre repercutió de manera particular en nuestra ciudad, así sucedió en 2015 cuando ganó el peronismo ante la ola amarilla por 209 votos y en estas instancias no fue la excepción, pese a estar Sergio Massa ayudando a Gualeguaychú con un caudal enorme de obras y recursos financieros, quien ya se perfila como el próximo presidente de la Republica.
Como proyecto político podemos estar tristes por el resultado electoral, más no por lo hecho, por nuestra praxis. La felicidad, sostenía Aristóteles, es el fin último “buscado por todas las personas” y al cual todos los hombres y mujeres tienden. Este camino hacia la felicidad es alcanzado por las acciones, por la actividad, lo que Aristóteles llamaba praxis.
El gran envión de nuestra praxis ha hecho reaccionar a todo el arco político local y eso se encuentra íntimamente relacionado con que Martín Piaggio levantó la vara de la política local, no sólo como el arte de hacer lo posible, sino lo que veíamos como imposible.
Lo hecho en Gualeguaychú da cuenta de nuestra praxis y si bien no nos lleva a la felicidad del triunfo, nos deja muy tranquilos y en paz de haber honrado a la ciudad y puesto bien en alto a la función pública para el bienestar de la comunidad.