Como casi todo en la política, y aunque los discursos simplistas y panfletarios insistan en posiciones que siempre ven lo malo afuera y lo bueno adentro, nada es blanco o negro. Hay matices. Y en esos matices aparece una diversidad de razones para explicar el sentido o, mejor dicho, los sentidos del sorpresivo voto mayoritario hacia La Libertad Avanza (LLA) y el proceso político que encabeza el presidente Javier Milei.
Lógicamente, existen hechos y situaciones que pesan más que otras. La advertencia de Donald Trump, exótico líder de la superpotencia norteamericana, sobre la soltada de mano (y el no envío de dólares frescos) en el caso de que el pueblo argentino se incline a una posición opositora probablemente conectó con la posibilidad de un nuevo lunes negro por parte del mercado, que se traduzca en la suba del dólar, la caída de las acciones, el aumento del riesgo país y la inflación. El recuerdo traumático está a la vuelta de la esquina: 2021 y 2023. Los argentinos no queremos eso.
Por otro lado, el desgaste de un gobierno que venía en caída libre, principalmente por errores autoinfligidos, como las denuncias internas de coimas y el vínculo de José Luis Espert con un empresario investigado por narcotráfico, entre otras situaciones adversas, claramente no tuvo las consecuencias electorales que todo el mundo preveía.
Es muy probable que el agotador internismo peronista, que sólo se tomó una corta tregua para ser un expectante pasivo de una gestión que parecía hundirse a la vista de todo el mundo, también haya influido en los números del 26 de octubre. Sobre todo, por el resultado de la provincia de Buenos Aires, donde LLA en menos de dos meses revirtió una elección provincial que lo había dejado a 17 puntos del peronismo, según el recuento definitivo.
La crisis de representación peronista quedó, más que nunca, patente en las urnas: a pesar de que las mayorías reconocen estar mal económicamente, la idea del mal mayor, materializado en la figura de Cristina Fernández, (que no hizo más que ratificar ese divorcio entre el sentir popular y su figura cuando, una vez consumada la derrota, salió al balcón de San José 1111, para bailar y celebrar quién sabe qué), fue más potente.
Probablemente el electorado también optó por darle una oportunidad más a un gobierno que, pese a todo, ha logrado sostener la desaceleración de la inflación. Sería un grosero error olvidarse que la estabilidad macroeconómica sigue estando entre las primeras demandas de la sociedad argentina.
Es que sigue estando demasiado fresco el recuerdo de la inflación del 211% con que el gobierno peronista cerró el 2023. Y sus mismos referentes y responsables fueron los que el domingo pasado volvieron a pedir el voto. El que se quema con leche…
Entonces, la injerencia de los Estados Unidos, la amenaza de un nuevo lunes negro, el desencanto con la oposición nacional y la valoración positiva de lo hecho contra la inflación aparecen, a grosso modo, como las variables más atendibles al momento de tratar de entender la última cita con las urnas. Pero, ahora, pasemos de lo cualitativo a lo cuantitativo para seguir dimensionando el tamaño de la victoria libertaria.
LLA ARRASÓ EN GUALEGUAYCHÚ
En Entre Ríos la Alianza Libertad Avanza consiguió una victoria contundente. Los números del escrutinio así lo demuestran: el oficialismo cosechó el 53% sobre el 35% de la propuesta peronista oficial. Un punto más que la diferencia entre el primero y el segundo en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre. Con ello, LLA metió dos senadores y tres diputados, mientras que el PJ sumó un senador y dos diputados.
Hagamos doble clic en el departamento Gualeguaychú, donde la diferencia fue aun más grande: LLA se impuso con el 54,90% sobre el 33,44%, ganando 223 de las 226 mesas en las que se votaron. El departamento se tiñó de violeta, y este último dato lo materializa mejor que ninguno: el peronismo ganó soló en tres mesas, en la N° 2110, en la N° 2127 y en la N° 2153. El resto fue todo para la alianza oficialista.
La distribución geográfica del voto no tuvo muchos matices. En el Colegio Nacional Luis Clavarino, donde votó el intendente Mauricio Davico, el triunfo libertario fue de 61,38% sobre el 27,46 (PJ). En la Escuela Técnica N° 1, donde votó el exintendente y ex titular del PJ, Esteban Martín Piaggio, la diferencia fue de 57,21% sobre 30,99%. En otra de las escuelas de la zona céntrica, la N° 106 “Carlos Pellegrini”, donde votó el electo diputado nacional Guillermo Michel, la diferencia fue notablemente menor: 47,80% sobre 40,15%. Aunque, datito de color: en la mesa en que votó Michel el triunfo también fue libertario, tanto en Senadores (132 a 86) como en Diputados (123 a 88).
En la periferia de la ciudad y en el interior del departamento los números de las urnas fueron igual de contundentes que en el casco céntrico. En la Escuela N° 109 de Costa Uruguay Norte el oficialismo se impuso por 59,70% (40 votos) sobre el 35,82 (24 votos) del PJ; en la Escuela N° 66 de Costa Uruguay Sur la diferencia fue de 51,72% (105 votos) sobre el 32,01% (65 votos). En Urdinarrain (56% a 33%), Larroque (55% a 34%), Carbó (47% a 42%), Ceibas (70% a 30%) y en todo el interior departamental la victoria también fue violeta. Las planillas que siguen son ilustrativas al respecto:
Los análisis cualitativos continuarán sucediéndose, pero la foto de la provincia y del departamento Gualeguaychú teñidos de violeta serán el piso sobre el cual se pararán los oficialismos de cara al 2027, y está bien que así sea. Es verdad, para eso falta una eternidad y en un país como el nuestro puede pasar cualquier cosa en dos años. Igual de cierto es que las urnas hablaron y explicitaron una foto, una foto teñida de violeta.
