LA ILUSIÓN DE LA PRODUCTIVIDAD

MULTITASKING: VIVIR HACIENDO MIL COSAS Y SU EFECTO EN NUESTRA SALUD MENTAL

Vamos a hablar de vivir en modo multitasking, y de cómo eso nos está dejando sin atención, sin foco… y sin salud mental.

Publicidad

¿Qué es vivir en modo multitasking?

Es ser multitareas. Es acostumbrarnos a vivir haciendo varias cosas a la vez: cocino los fideos, mientras tengo música de fondo, chequeo las redes, charlo con alguien y pienso en si me baño ahora o en 10 minutos. Todo eso junto y a la vez. Atendiendo en simultaneo varias ventanas abiertas en nuestra mente. 

Parece productivo, ¿no? Pero hay una trampa: el multitasking le pasa una factura carísima a nuestra atención.

LA ATENCIÓN: LA MADRE DE LAS FUNCIONES COGNITIVAS

La atención es una función del yo. Sirve para ordenar, comprender, sostener. Sin atención no hay conocimiento, no hay pensamiento profundo, no hay comprensión.

La atención tiene dos cualidades: amplitud y profundidad. Pero —acá viene el dato clave— no puede tener ambas al mismo tiempo. O abarca mucho o se sumerge. No hace las dos.

Entonces, ¿qué pasa cuando estamos en modo multitasking?

Estiramos la atención para alcanzar varias cosas… pero la consecuencia es que esa atención se vuelve superficial. Ese océano de tres centímetros que te refresca los tobillos, pero donde no podés nadar.

Y eso, a nivel mental, se traduce en una degradación de nuestra capacidad cognitiva: nos volvemos menos hábiles para resolver problemas, para reflexionar, para entender al otro y hasta para cocinar los fideos como corresponde.

El multitasking parece eficaz porque hacés más. Pero hacés peor. Contestás mensajes sin entender lo que el otro te dijo. Olvidás ponerle sal al agua. Leés sin registrar. Vivís sin procesar.

“La atención es una función del yo. Sirve para ordenar, comprender, sostener. Sin atención no hay conocimiento, no hay pensamiento profundo, no hay comprensión”

SIN ATENCIÓN, NO HAY SALUD MENTAL

Hoy pareciera que todos tenemos déficit de atención. Pero, ¿cómo no va a pasar si no leemos un libro entero hace años?

Ya no podemos concentrarnos. Porque la oferta de estímulos es infinita y queremos todo. Y eso genera un círculo vicioso: cuanta menos atención tenés, menos podés sostener algo. Y entonces buscás otra cosa. Y así, te aturdís. Y cuanta más cosas hacés, menos atención tenés.

El scrolling es el multitasking más peligroso. El más dopamínico. El fast food de la atención. Si comés papas fritas todos los días durante diez años, tu salud se resiente. Bueno, lo mismo pasa con nuestra mente, si hace años no sostenés una sola cosa durante más de cinco minutos.

El cerebro es como un músculo: si no lo ejercitás, se debilita. Hasta que un día querés ver una peli… y no podés. Literalmente no podés sostener la concentración.

EL COSTO MÁS ALTO: PERDER EL ESTADO DE FLOW

Algo que perdemos, sin siquiera darnos cuenta. Lo peor es que al vivir así perdemos el acceso al estado de Flow. Ese estado de hiperconcentración, de inmersión total, de creatividad y entrega plena.

Flow es como un río subterráneo de atención pura… al que solo se llega si dejás de surfear la superficie. Cuando concentramos de forma sostenida la atención alcanzamos el estado de flujo. Una forma de atención mucho mas potente que la ordinaria, que solo es alcanzable cuando se sostiene la atención en el tiempo.

“Si el problema está en la dispersión donde hacemos varias cosas a la vez, la solución estará en lo contrario. Practicar el unitasking: hacer una sola cosa a la vez”

 ¿LA SOLUCIÓN? LA ATENCIÓN PLENA

Si el problema está en la dispersión donde hacemos varias cosas a la vez, la solución estará en lo contrario. Practicar el unitasking: hacer una sola cosa a la vez.

Una tarea. Y solo una. La que sea. Si vas a hacer fideos, hacé fideos. Sin tele. Sin celu. Sin WhatsApp. Solo eso.

Cuesta. Pero es parte de una practica a ejercitar. La capacidad de atención es parte de nuestra salud mental, y cuidarla es también resistirnos a la tendencia al multitasking.

Diez minutos por día. Diez minutos de atención plena a lo que vos elijas. Esa es la práctica deliberada para cuidar tu salud mental, porque sin capacidad de atención, no hay salud mental.