Yo no quería tu sonrisa ni tu llanto
y en verdad te imaginaba
como una comadreja criando
muertitos en su bolsa
Gustavo Caso Rosendi
Digamos que tenemos una patria.
Digamos que la música de nuestra patria
la real música
la que no te hace bailar
sino
cerrar los ojos y abrirlos
hacia adentro de la patria
digamos que esa música
es un estallido de victoria
una bandera
alta y fresca
sobre cada patio de cada escuela de la patria.
Que la poesía
la real poesía
la que no te hace cosquillas en la panza
sino
un agujero
o un charco en el cuerpo
un charco para saltar y salpicarse
digamos
algo así como un arroyo también
o un río grande
que de a ratos crece y llena los patios
de las escuelas de la ribera
a donde los gurises cruzan en lancha.
Y si de pronto digamos
la patria es una música y una poesía
agitando las manos
y no este pozo
y no este incendio
y no esta montonera de rabias
la lírica de la crueldad
el engarce prolijo y nítido de la barbarie
este circo con payasos macabros
oficiando de reyes
de cómicos anfitriones
que hacen alaracas y gestos obscenos
que doman yacarés y pumas y capibaras mansos.
Digamos
que si la patria es una madre
qué somos nosotras
nosotros
acá adentro
sordos y ciegos
mustios
inmunes al dolor propio y ajeno
bailando una danza del desparpajo
sin palabra y sin cobijo?
quiénes somos?
cuando la función se acabe
qué música nos queda?
con qué poesía levantamos los brazos?
en qué barro acabaremos todos rotos
mezclados los pumas con los rabiosos y los mustios y los capibaras mansos
las muertas
los hambreados
los viejos
las maestras
los albañiles
los gurises sin lancha para ir a la escuela
los patios inundados?
Yo digo
digamos o sea
que esta no es la forma en que una patria se crece
que esta carpa no es un país
que es un corral rajado
invadido por las plagas y los depredadores
destartalado y
miserable.
Que esta no es la música de mi patria
que no la cantan los gurises
no se la saben
que no quiero que la aprendan
que no quiero que la sepan
que más vale cruzar nadando
o a pie
que más vale salirse.