Andrea es gualeguaychense, tiene 48 años y es madre de una familia numerosa. Trabaja de manera independiente y estudia el Profesorado en Ciencia Política. A su vez, hizo la Tecnicatura en Minoridad y Familia y es acompañante terapéutico. Hace poco, como beneficiaria del Programa Municipal de Vivienda “Hago Mi Casa”, pudo tener la posibilidad de la vivienda propia. Desde La Mala, nos comunicamos con ella para conocer su experiencia sobre algo a lo que cada vez menos personas pueden acceder.
“Había visto varias veces en las redes que el Municipio estaba construyendo viviendas con las familias”, comienza explicando, sobre cómo empezó el proceso. Conocía el programa, pero no estaba interiorizada sobre cómo funcionaba. Es por eso que, a fines del 2019, se acercó a la Dirección de Vivienda a actualizar sus datos (estaba inscripta en el registro desde el 2003) y fue notificada de su calificación para el programa. Fue así que recolectó toda la documentación requerida y la entregó.
En octubre del 2020 se comunicaron con ella: “me citan para el 4 de noviembre a firmar el acuerdo con el entonces intendente Martín Piaggio en la Municipalidad. En febrero del 2021 tuvimos una reunión en la Dirección de Vivienda donde se nos explicó cómo iba a ser la modalidad de trabajo, ya que existía un protocolo que debía mantenerse por salud por temas del Covid. Así fue que arrancamos la obra el 19 de abril del 2021 en pequeños grupos, respetando el aislamiento”.
El programa “Hago mi casa” fue una iniciativa de autoconstrucción (es decir, era necesario el trabajo y la participación en la construcción de los adjudicatarios) coordinada, acompañada y financiada por la Municipalidad para familias que querían llegar a una vivienda propia.
“Se empezó desde cero, y tenía requisitos a cumplir para los preadjudicatarios: no solamente había que cumplir las horas de trabajo en el terreno, sino que también, por ejemplo, había que cubrir los serenos de la obra”, cuenta Andrea.
Es así como 28 familias comenzaron a construir con sus propias manos lo que sería, al cabo de unos años, su hogar. “En un principio eran muchas mujeres las que venían, fue tarea de los capacitadores enseñarles desde cero todo: desde cortar los fierros y armar las columnas. Las mismas mujeres que llegaron hasta a techar las casas, a colocar aberturas, levantar las paredes”.
Sobre las particularidades de la obra, Andrea comparte todo al detalle: “había que trabajar en conjunto para recaudar dinero, para reponer las cosas que se fueran desgastando o rompiendo con el uso, para pequeños materiales del momento que no estaban en el presupuesto de las partidas municipales, por eso se formó un fondo común. Realizamos diferentes actividades, mayormente ventas de rifas por comestibles, tortas fritas, para poder recaudar el dinero. Se trabajaba codo a codo, las familias tenían que cumplir todas. Se llevó un registro de los aportes que hacían las familias, de la colaboración, el grado de participación que cada una tenía, el compromiso con estas actividades. Se nos pidió que nos auto-evaluáramos en nuestro desempeño, en nuestro compromiso, en nuestro compañerismo. Esto formaba parte de estos requerimientos, para generar el vínculo como vecinos”.
“En todo momento tuvimos el acompañamiento de los capacitadores para la obra, Gustavo y Alejandro, y Cecilia y Romina desde el área social de vivienda”, destacó nuestra entrevistada. “Teníamos contacto permanente, se hacían reuniones con mucha frecuencia en las que ellos traían los tecnicismos, nos acercaban la información nueva y nosotros podíamos volcar nuestras inquietudes. Todo se hablaba en las reuniones: se debatía, se votaba democráticamente y se aceptaba la decisión de la mayoría. Así fue incluso al momento de decidir el nombre del barrio, también se hizo por votación”.
MUCHO MÁS QUE UNA LLAVE EN MANO
El 31 de octubre del 2023, tras mucho esfuerzo, los vecinos ya tenían la llave de sus casas para poder empezar a mudarse. La inauguración formal fue en noviembre, cuando firmaron la tenencia de la custodia de la vivienda con el Municipio. “Me siento orgullosa de haber accedido a mi casa y poder decir que la trabajamos mis hijos y yo”, reconoce Andrea. “El programa me parece una herramienta excelente que se encontró para dar respuesta y solución al problema habitacional que crece ampliamente en Gualeguaychú: es muy difícil acceder a la vivienda, así como también lo es sostener un alquiler”.
“Me siento orgullosa de haber accedido a mi casa y poder decir que la trabajamos mis hijos y yo”
“El hecho de haber diagramado la organización del trabajo, la manera de seleccionar las familias, la experiencia de la convivencia previa que se hace desde la construcción, las reuniones, diferentes actividades en las que nosotros volcamos un poco de nuestra personalidad y también de nuestra impronta para irnos conociendo, me parece que fue una herramienta maravillosa”, comparte Andrea, mientras se lamenta porque proyectos como éste no se sostengan con el tiempo: “más allá del color partidario, el tinte político que tenga quien gobierna la ciudad o la provincia, estas políticas no deberían dejar de existir, estos programas son los que realmente fortalecen a la sociedad”.
“Acceder a la vivienda propia es cambiar totalmente de vida, es un giro de 360 grados, porque empezás con los pies sobre tu casa, podés planificar, organizarte mejor, estudiar o cumplir otras cosas que estaban pendientes. La casa te da la seguridad de tu lugar, de que pase lo que pase vos vas a volver y tu casa está ahí”, enfatiza.
“La gente tiene que entender que el acceso a la vivienda es un derecho y nuestra Constitución ya contempla el acceso a la tierra. Todos los ciudadanos deberían saber que no está mal ir a luchar por ese pedacito de tierra. Me encantaría que muchísimas otras familias también puedan acceder a una casa, pero para eso hay que tener un compromiso real de gobernar para la gente, de cubrir sus necesidades en su mayoría, y también de generar los recursos con que hacerlo, porque no podemos sentarnos a esperar que Nación o Provincia nos den las cosas, porque entre otras cuestiones, los recursos del programa eran municipales”, concluyó.
“Acceder a la vivienda propia es cambiar totalmente de vida, es un giro de 360 grados porque empezás con los pies sobre tu casa”
PERONISMO E HISTORIA GUALEGUAYCHENSE
Ante la consulta de La Mala, Daniel Irigoyen, ex intendente de Gualeguaychú que llevó a cabo el inédito plan de las Mil Viviendas, se refirió a la historia de la ciudad respecto al acceso a la tierra y a la vivienda.
“La irrupción del peronismo en la historia trae aparejada la intervención del Estado en la sociedad como equilibrador de los derechos del conjunto de los ciudadanos”, dijo. Y trajo a la conversación la famosa frase de Evita “donde existe una necesidad nace un derecho” para sintetizar el concepto ideológico que habla de igualdad de derechos y una sociedad para todos.
“En una sociedad desigual, la vivienda resulta un aspecto fundamental para definir por dónde es necesario comenzar a reparar las injusticias. Si hablamos del Estado como interventor para equilibrar la balanza y avanzar en una sociedad igualitaria, en la que todos los ciudadanos gocen de los mismos derechos, no podemos dejar de abordar el tema de la tierra y el trabajo. Si la tierra es solamente un bien de renta en manos de unos pocos se vuelve imprescindible la intervención del Estado para regular que esto se ponga en equilibrio con el derecho de todos”, compartió el ex Intendente.