CINE ARGENTINO
HACIA UNA CRÍTICA DE LA PELÍCULA CAMILA
A partir de las herramientas interpretativas de la antropología sociocultural, abrimos interrogantes sobre la vinculación entre una película “clásica” del cine argentino, Juan Manuel de Rosas y la última dictadura cívico-militar. La punta del hilo: los medios de comunicación hegemónicos de Argentina no conmemoran cualquier película inocentemente.
UN POCO DE CONTEXTO
Estrenada en las salas de cine de Argentina en 1984, la película Camila retrata la historia basada en hechos reales de Camila O’ Gorman. Perteneciente a una familia aristócrata de alta alcurnia, la joven se enamora del cura Uladislao Gutiérrez, integrante del clero. Enamorados, escapan juntos, pero luego de ser atrapados son finalmente fusilados por el ejército del gobierno de Juan Manuel de Rosas.
¿Es la trágica historia la perfecta unión entre la “aristocracia local” y la curia eclesiástica? ¿Qué hitos de la ideología política argentina se funda en la narrativa de la joven Camila como víctima de la injusticia?
La película dirigida por la directora y guionista argentina María Luisa Bemberg realiza una libre adaptación y establece un paralelo entre el gobierno del político y gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas y la última dictadura cívico militar.
La cinta fue estrenada en los albores de la primavera alfonsinista, mientras vivíamos en Argentina la recuperación de la democracia. Meses antes se había televisado la quema del ataúd con las siglas UCR, efectuada por el peronista Herminio Iglesias: La violencia política y simbólica que se manifestaba públicamente abría las venas de las tramas ideológicas propias de nuestro país.
Hoy, a 40 años del estreno de Camila, los grandes medios de comunicación y las plataformas de streaming abordan nuevamente a la película. Sin inocencia ni pecado, reproducen la llamada “historia oficial” instalada por Bartolomé Mitre, en la que Juan Manuel de Rosas es retratado como un tirano, que, igual que la Junta Militar, debe proscribirse de la memoria argentina.
¿Cómo se vincula Camila, Rosas y los hilos del esquema político-ideológico de la última dictadura cívico militar?
LOS HILOS DE LA HEGEMONÍA IDEOLÓGICA ARGENTINA
En la película se muestra la presencia de la Mazorca, la milicia de Rosas, y se la equipara a la represión ejercida por los militares desde 1976. La figura de Rosas parece igualarse a la del dictador Jorge Rafael Videla. Más allá de que el mismo Rosas no aparezca en la película, al rosismo se lo presenta como un gobierno del terror, que configura la cotidianidad de todo el repertorio de personajes, y es en la divisa punzó que se distinguen a federales (quienes estaban con el gobierno de Rosas) de unitarios (opositores al gobierno rosista).
Bajo la perspectiva antropológica aquí planteada, la trágica historia de amor de Camila, su representación filmográfica y su actual reivindicación son la punta del iceberg de algo supuestamente oculto de la historia argentina.
Interrogando a la parte por el todo, en el contexto de su estreno, la película parece haber operado como una descarga colectiva contra las prácticas autoritarias y dictatoriales. Un film vitoreado colectivamente (con el aire futbolístico que nos caracteriza), nominado a los premios de la Academia (“los Oscars”).
¿Quiénes conmemoraron durante octubre el aniversario del estreno de la película? Los grandes medios de comunicación hegemónicos de Argentina y la plataforma de streaming Prime, con sede en Estados Unidos, que la colocó en su cartelera para, ahora, poder verla en alta definición. Si bien la conmemoración parece haber pasado casi inadvertida, antropológicamente leemos una intencionalidad en seguir reproduciendo la llamada “historia oficial”, la versión mitrista que posiciona a Juan Manuel de Rosas en el lugar de un dictador.
Sin negar que Rosas fue una figura compleja, popular y controversial, la interpretación oficial instalada por Mitre hace a un lado las relaciones sociales y la práctica de soberanía argentina que inauguró con la defensa de la Vuelta de Obligado, con sus relaciones de afinidad y mutua constitución con el pueblo Mapuche, con las personas afrodescendientes y con los sectores subalternos. Los referidos en la historia como “indios, negros, criollos y mestizos”.
La trágica historia de Camila O’ Gorman, representada cinematográficamente como una historia de amor frente a un presunto gobierno totalitario, tiene sus matices y sus profundidades. Al comparar las versiones liberales, democráticas e historiográficas del siglo XIX con lo que nos sucedió como sociedad en el siglo XX despierta inquietudes.
Glorificar y romantizar a las familias patricias de argentina es algo que, a los grandes medios de comunicación y a las plataformas de streaming internacionales les gusta hacer, y saben hacerlo bien. Mientras la soberanía argentina y las luchas de los sectores subalternos pasan a un segundo orden.
Camila es una película para verla desde una postura crítica, para entenderla como un producto socio-histórico-político de su tiempo. ¿Habrá habido intencionalidad política consciente de la directora al realizar el film? Para este caso, no importa demasiado. Lo que importa es el producto, consumido y aclamado por el público. Pero el lenguaje nunca es inocente. Y el lenguaje cinematográfico tampoco.