REPONERSE A LA MUERTE Y GRITAR CAMPEÓN
ABRAZO AL CIELO
Hace algunas semanas, la Sub 17 de Pueblo Nuevo se consagró campeona del Torneo Departamental. Aunque esta no es una nota sobre fútbol. Este año, el grupo perdió a dos compañeros: uno se suicidó y el otro falleció de cáncer. Pero darse por vencidos no fue una opción para estos pibes. “Nuca bajamos los brazos y seguimos por ellos”, dicen.
Esta es una historia de resiliencia, una historia de vida. La Sub 17 de Pueblo Nuevo se consagró campeona de la Liga Departamental de Fútbol de Gualeguaychú hace algunas semanas. Y no fue importante sólo porque es la primera vez que la categoría abraza un título oficial, sino por todo lo que tuvo que atravesar el grupo antes de sonreír, saltar, cantar y abrazarse en la mitad de su cancha, tras el 2 a 0 ante Sarmiento.
Nada de lo que se consigue sin esfuerzo es tan valioso y reconfortante como lo que es producto de levantarse una, dos, tres, las veces que sea necesario y empezar de nuevo. Eso aprendieron los pibes de El Sabalero este difícil 2024, en el que perdieron a dos de sus compañeros.
De ese hablaron Pedro, Benja y Lichi con La Mala. Hablaron de Alexis, el arquero que había llegado desde Central Entrerriano y que se quitó la vida en febrero pasado, y de Ulises, el lateral derecho que era parte de la categoría hace muchos años y el cáncer le torció el brazo, tras largos meses de pelea.
EL PRIMER GOLPE
“Ya en la pretemporada teníamos el objetivo claro, pelear siempre en lo más alto”, dice Pedro, el virtuoso delantero del campeón. “Sabíamos que teníamos con qué”, agrega, enseguida, Benja, uno de los centrales del plantel.
Si bien se conocen “desde siempre”, el primero llegó a Pueblo Nuevo en 2016, mientras que el segundo lo hizo a principio de año, junto a Alexis. Ambos venían de Central. “A Alexis lo conocía hace como diez años. Él jugaba en Sarmiento cuando era muy chico, pero como vivía en la cancha de Central -su papá es canchero del club- y yo entrenaba ahí, estábamos juntos siempre. Después se fue a jugar a Central”, cuenta Benja.
“Teníamos muy buena relación. Era entrenar toda la semana, jugar el sábado y el domingo, como mi papá era el técnico de Deportivo Guríses y su papá también estaba, era estar con él de lunes a lunes”, recuerda el aguerrido defensor.
En febrero, cuando arrancaron la pretemporada, ninguno en el plantel imaginaba los golpes por venir.
¿Quién está preparado para la muerte?
El primer golpe fue antes del comienzo mismo del torneo. “Yo me acuerdo que estábamos yendo para Pueblo Belgrano, con la familia de mi novia, paramos en una panadería y frente al puente había un cuerpo en el piso, estaba la Policía. Y la panadera nos contó que se había tirado un chico a las tres, cuatro, de la mañana. Nosotros seguimos, y cuando llegamos me tiré a la pileta, pero porque soy loco no más, hacía frío. Ahí, me dice mi novia que había fallecido Alexis: salgo y no tenía frío, ni nada, se me había paralizado el cuerpo, no sentía nada. No caía. El día anterior habíamos estado tomando una Coca, no entendía por qué”, relata Pedro.
Benja, contextualiza: “Nosotros entrenamos a las seis, a las siete y media terminamos y, como estaba el Gurisito Sabalero, él se quedó tomando una Coca con nosotros como hasta las diez, que lo vino a buscar el padre. Al otro día, a las diez de la mañana nos enteramos que se había suicidado. Al principio era como que no lo creía”.
“Era una persona alegre”
“Nunca dio señales”
“Fue un segundo que no pensó, una mala decisión”
Benja habla poco e intenta poner en palabras algo que es muy difícil de explicar. La muerte autoprovocada siempre es difícil de explicar.
Pero la vida continúa. Y toca asimilar el golpe y tratar de levantarse. A los cinco días, el martes siguiente, el grupo volvió a entrenar. Fueron los profes los que dieron la charla y abordaron lo sucedido. Si bien Alexis se había sumado al plantel hace un par de semanas, el impacto de un suicidio tan cercano golpeó al grupo. Y no iba a ser el único golpe.
PERDER, DENTRO Y FUERA DE LA CANCHA
“Era re alegre, le encantaba entrenar”, dice Lichi, el arquero del campeón, sobre Ulises, con quien compartió ochos años de entrenamientos y partidos. Ocho años en los que dejaron de ser niños y se convirtieron en adolescentes.
“Él tuvo que dejar de venir a entrenar, estaba en tratamiento en el Garrahan. Pero seguíamos en contacto, hablábamos por mensajes”, cuenta el ex Juventud Unida, sobre su compañero, diagnosticado el año pasado.
“Sabíamos que estaba complicado, la primera fecha del campeonato entró al vestuario y nos largamos a llorar todos. Ese día nos dijo que este año se nos tenía que dar”, dice Pedro. Y sigue: “Nos sentaron acá y nos dieron una charla: teníamos que entender que en algún momento se iba a ir. Un mes después, más o menos, falleció”.
Hoy, con el diario del lunes, es fácil hablar del logro conseguido, pero ¿cómo fue reponerse a la muerte de otro compañero?
“Fue un golpe muy fuerte, pero sabíamos que teníamos que estar más unidos que nunca, que lo teníamos que hacer por él, porque él quería eso, que salgamos campeones”, expresa el nueve de La Banda.
Tras el fallecimiento de Ulises, la Sub 17 de Pueblo Nuevo tenía que afrontar un partido clave ante Juventud Unida, otro de los candidatos al título. Fue derrota. “Le fallamos”, sintieron. El ánimo, por el piso. Esa semana fue de terror.
Pero, siempre, todo pasa.
“Volvimos a tener una charla y dijimos que había que cambiar el chip. Lo que pasó ya pasó, teníamos que tener mentalidad de ganadores”, suma Benja. Pero nada fue fácil: “Volvimos a perder en Larroque. Fueron los únicos dos partidos que perdimos en el año. Después de eso sí pudimos hacer el clic, ya no dependía sólo de nosotros, pero sabíamos que entrenando y metiéndole podíamos llegar al objetivo”, completa Pedro.
Pedro abraza, en la mitad de la cancha, a la mamá de Ulíses, su compañero fallecido
“LO LOGRAMOS”
¿Qué tuvo el grupo para reponerse?
“Como nos conocemos desde chicos y somos amigos, hermanos, adentro de la cancha, pudimos sacar adelante todo lo que nos pasó”, contesta Pedro. Y, sobre el abrazo (foto) con la mamá de Ulises, una vez consagrados campeones, dice: “La vi a ella, y en ese abrazo lo vi a él. Cuando la vi entrar me quebré, mal, porque creo que ella necesitaba ese abrazo y algunas palabras de nosotros. Y nosotros también necesitábamos que nos diga que él quería eso, que le había dicho que no deje de ir a la cancha a alentarnos”.
Lichi: “Fue un alivio, porque desde hace años venimos buscando esto”.
Benja: “Fue sacarnos un peso de encima”.
¿Qué les dirían a los pibes que no están?
Benja: “Que lo logramos”.
Lichi: “Que ellos también son campeones”.
Pedro: “Que por ellos estamos donde estamos, que nuca bajamos los brazos y seguimos por ellos”.