POESÍA
A la luz de la luna
Victoria Giambroni Dalcol le regala a La Mala un poema inédito, acompañado de una impresionante ilustración de María Eugenia Trillo
A la luz de la luna
Me bebe entera.
Se va con su sed
que no se sacia
con nada de lo que soy.
Se embriaga de mí.
Me seca.
Me agrieto.
Si lo creyera ignorante
de todo lo que me hace hermosa,
me resquebrajaría menos.
Pero lo sentí humedecíendose en mí.
Es un lobo.
Yo soy el agua
en la que sólo se baña
con el reflejo de la luna.
Él aúlla.
Yo grito sordamente.
Si escuchara el anhelo de mi alma,
sé que igual no vendría.
Como un animal sediento,
toma desesperado toda mi ternura.
Aunque soy líquida,
me desgarra con los dientes:
que son su olor,
su piel,
su risa,
su voz.
Yo, presa.
Él, predador.
Huelo a sangre.
Me escurro.
En sus manos,
en su boca.
Espesa.
Lame, come y saborea,
hasta que no queda nada de mí por probar.
Me vacía las entrañas.
Y se va.
Se esconde en la noche cerrada
con partes de mí,
como quien cree
que puede atrapar un rayo de luna
en un destello del agua.
Pero soy un manantial.
Brota de mí,
inevitable,
todo lo que me hace profundamente mía.
Y que no encontrará,
jamás,
en otros ojos.
Yo, brillo en la luz de la noche.
Él, se agazapa en las sombras del día.