EL MERCADO AVANZA, EL AGUA TAMBIÉN

LAS CAUSAS DE LAS INUNDACIONES

EL MERCADO AVANZA, EL AGUA TAMBIÉN

Dos grandes inundaciones ha sufrido Gualeguaychú y la región en lo que va del año. Cambio climático, falta de planificación urbanística y avance de proyectos inmobiliarios sobre humedales y áreas naturales dan como resultado el desastre del que, después, los gobiernos deben ocuparse. En esta nota, la palabra del especialista Guillermo Arrejoria.

Texto: Luciano Peralta

|

Fotografía: Pablo Vela

publi-san-felipa

Vivimos al límite, siempre ocupándonos de lo urgente. Lamentablemente, hace mucho tiempo que Argentina, lejos de pensar en el largo plazo, apenas si puede ordenar las prioridades de lo inmediato. En el mejor de los casos: que la inflación baje, que los muertos por inseguridad sean los menos posibles, que haya clases y ese tipo de cosas.

De vez en cuando, y cada vez más seguido, también debemos ocuparnos de las consecuencias de lo que antes se llamaba desastres naturales y hoy sabemos que de naturales tienen poco. Entonces, los municipios arman, más o menos planificadamente, sus comités de emergencia y salen a rescatar a familias tapadas por el agua, a trasladarlas a lugares seguros y a garantizar su integridad.

Pero nunca, más allá de discursos marginales (como esta nota), que no tienen cabida en la agenda de la política con mayúscula, se atiende a las causas del desastre. Una vez que el agua baja, las familias vuelven a sus hogares, donde estarán hasta la próxima crecida. Que, a diferencia de lo que sucedía el siglo pasado, será, con suerte, en algunos meses. El drama volverá y será cada vez peor. En eso, la comunidad científica está de acuerdo.

¿Qué hacemos entonces?

En principio, buscar respuestas.

Con esa intención, La Mala dialogó con el arquitecto uruguayense Guillermo Arrejoria, especialista en planificación urbana territorial, docente universitario e integrante del colectivo Vecinos por los Humedales, que integra la Red Nacional de Humedales.

El mega proyecto inmobiliario Amarras del Gualeguaychú, desde el aire, durante la última inundación

¿Por qué las inundaciones son cada vez más dañinas?

– Tenemos un origen que está dado por esto que se denomina cambio climático, que, si bien hay algunos negadores, es algo que existe y que es irreversible, lo dicen los científicos de toda parte del mundo. Todo lo que podemos hacer hoy es para atenuar su impacto. Esto genera, desde las problemáticas de estrés hídrico por las altas temperaturas en el norte de nuestro país, hasta el aumento de precipitaciones en el litoral. Lo que vamos a tener son periodos de grandes lluvias y periodos de grandes sequías, esto es: la corriente del Niño y la corriente de la Niña. Estas lluvias tienen fuerte impacto, porque son grandes cantidades de agua en periodos cortos, lo que antes llovía en un mes, hoy llueve en un par de días o en un par de horas. Esta situación, sumada a otros problemas, como la planificación de las ciudades, hace que el impacto sea muy grande, ya no sólo en aquellos asentamientos precarios situados en las riberas o en los bordes de los arroyos, sino en barrios de clase media y de clase media alta. Somos una provincia que está rodeada de ríos, de arroyos, de cañadas, y muchas de esas cañadas que atraviesan las ciudades han sido entubadas o directamente tapadas por el avance inmobiliario.

“Hay muchos municipios que directamente no tienen planes, o sea, las ciudades crecen y crecen a raíz de lo que decide el mercado”

– ¿Cómo se ordena ese avance? ¿se ordena?

– Desde la Sociedad Argentina de Planificación Territorial venimos hablando hace mucho tiempo de la necesidad de tener una Ley Nacional de Presupuestos Mínimos de Ordenamiento Territorial. Para que la Nación tenga esa ley paraguas y que todas las provincias tengan su ley, y así establecer que cada municipio, cada comuna, tenga su ordenamiento territorial. Lamentablemente, esto no fue posible, la ley de ordenamiento territorial a nivel provincial tampoco salió y son muy pocas las provincias que la tienen, por lo cual hay muchos municipios que directamente no tienen planes, o sea, las ciudades crecen y crecen a raíz de lo que decide el mercado. Y en ciudades donde tenemos planes de ordenamiento territorial y hemos dictado códigos de ordenamiento territorial, como es Concepción del Uruguay, el sector inmobiliario y algunos seudo desarrolladores siguen avanzando sobre los humedales, sobre la costa, sobre las cañadas, generando una fuerte presión para lotear y para que las ciudades sigan creciendo. Y cuando las ciudades crecen, crece el asfaltado, crece la impermeabilización del suelo y empiezan a desaparecer los pequeños montes urbanos: la suma de todo eso multiplica la problemática de las inundaciones. Eso, dentro de las plantas urbanas de las ciudades, después tenemos la problemática que existe en el área rural, donde ha avanzado la siembra de soja y sean talados los grandes montes o bosques nativos, entonces la absorción del suelo ha disminuido, casi se ha impermeabilizado, lo que genera que el agua de lluvia no tenga ese retardo que tenía para llegar a los arroyos, como sucedía hace algunas décadas atrás, llega mucho más rápido, los arroyos desbordan e inundan campos y ciudades.

“Lo de Pueblo Belgrano, con Amarras, es muy similar a lo de la cuenca del río Luján: de un lado del río se construyeron los barrios náuticos, se hicieron terraplenes, entonces el agua que no va hacia uno de los lados, va hacia el otro e inunda”

-Tanto Gualeguaychú como Concepción del Uruguay han avanzado con el ordenamiento territorial, ¿Cómo ha sido la experiencia de ustedes?

– Concepción es algo muy particular. Nosotros ya tenemos cinco planes de ordenamiento territorial, de los cuales nació el Código de Ordenamiento Territorial, que tuvo una especie de revisión en 2021, después de 30 años. Es algo grande, pero tiene una fuerte directriz que es la de la preservación de las áreas naturales, de las cuencas, de los arroyos del río Uruguay y del área de inundación de lo que llamamos humedales. Y establece, también, lo que son las alturas máximas, hasta donde se puede construir, etcétera. Acá se dio un fuerte lobby inmobiliario, presionando para modificar las alturas de construcción y los loteos en la planta urbana. Y, por otro lado, estuvimos las universidades y los grupos ambientales, que buscan una ciudad más sostenible, más compacta, con mejor espacio público, en la que los que quieran lotear tengan que ceder mucho más suelo para que sea menos rentable la especulación inmobiliaria. Se llegó a un código, que no es lo que esperábamos, pero, sin lugar a dudas, es mucho mejor que lo que teníamos.

– ¿Qué implica que se construya sobre los humedales?

-Eso tiene muchas consecuencias. Es grande el impacto hídrico que provoca cambiar la altura y quitar porcentaje de absorción a uno de los lados, vos fíjate que lo de Pueblo Belgrano, con Amarras, es muy similar a lo de la cuenca del río Luján: de un lado del río se construyeron los barrios náuticos, se hicieron terraplenes, entonces el agua que no va hacia uno de los lados, va hacia el otro e inunda. Eso, por un lado, pero lo que es mucho más grave aún es la pérdida de biodiversidad. Esa biodiversidad que tienen los humedales es muy importante, no solo para la zona, sino para la región. Los humedales son lugares de paso de muchas aves, que depositan sus huevos ahí para seguir su viaje migratorio, además de tantas otras especies de la flora y de la fauna. Los humedales son un filtro natural del que se alimenta el acuífero. Nosotros conocemos nuestros humedales, en la llanura, pero también existen humedales en el sur y en el norte. Los salares, por ejemplo, están rodeados de humedales, por eso el peligro de la explotación del litio y de la contaminación que eso genera.

Gualeguaychú sufrió inundaciones durante diciembre y marzo; varias zonas de la ciudad quedaron bajo agua

– La falsa dicotomía entre progreso y ambiente…

– Esto de avanzar sobre los humedales se está dando por la gran especulación inmobiliaria de comprar suelo a muy bajos precios. Es un suelo que no tiene un valor económico para la construcción, pero que tiene un valor biológico excepcional, y se avanza sin importar nada. Nosotros, en el año 2018, tuvimos el intento también de la construcción de un barrio náutico en la costa del Uruguay, frente a la planta urbana. Por suerte, la movilización de las universidades, de los profesionales de la ciudad, de los grupos ambientales y de algunos vecinos comprometidos hizo que el proyecto se cayera. Pero hoy, quien lo llevaba adelante está litigando contra el Municipio, por algo tan ilógico como hacer cumplir el ordenamiento urbano y el plan estratégico de la ciudad, que establecía que ese lugar era un lugar de preservación.

-¿Cómo es el nombre de ese proyecto?

-Es el proyecto Rincón de Urquiza, que establecía llevar una cota de 2,50 metros a 9,50 metros, creando nuevos canales y destruyendo un área en la que viven alrededor de 120 especies durante el año.

– En términos políticos, ¿qué ves hoy?

– Veo que veníamos mal y no podemos estar peor. Desde el año 2012 se está luchando por la Ley de Humedales, pero no sale por presión de las provincias. Hoy es imposible, este gobierno nacional con los temas ambientales es muy peligroso. Lo vimos con la ley de quemas, ley de bosque, ley de glaciares. Ellos vienen a destruirlo todo, lo que ellos llaman recursos naturales, nosotros llamamos bienes comunes. Y nos es una cosa de izquierdas o derechas, vimos cómo, de ambos lados hicieron lo posible para que la Ley de Humedales no salga. Y en cuanto a lo provincial, creo que estamos tan mal parados como en lo nacional. Tenemos un gobernador que tiene un barrio privado sobre humedales y hace tiempo que se viene hablando de proyectos que andan dando vueltas sobre la costa de Colón, sobre la costa de Yeruá, sobre la costa de Concordia, sobre la costa de Colonia Elía, están esperando poder torcer algunas ordenanzas municipales para avanzar. Esto es lo problemático de no tener leyes nacionales que nos amparen.


¿te gustó nuestro contenido?

¡Apoyanos!